"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Nuevo orden económico mundial

La tragedia que hoy caracteriza el orden económico mundial comenzó en 1941. No había finalizado aún la II Guerra Mundial, EEUU ni siquiera había entrado formalmente en el conflicto bélico. A bordo de un barco, en medio del océano, Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill suscribieron la Carta del Atlántico, documento precursor del Acuerdo de Bretton Woods, partida de nacimiento de la economía mundial de hoy.

Bretton Woods, 1944

Los países establecieron las normas de las relaciones comerciales, monetarias y financieras que regirían el nuevo orden económico mundial. Estaba toda Europa destruida como consecuencia de la guerra, EEUU producía el 29% del total mundial y era el principal prestamista. El dólar estadounidense sería la moneda de referencia mundial. Estaría respaldado al oro: 35 dólares por onza para aquel momento.

Le otorgaron a EEUU la licencia del arma más poderosa para controlar, someter y explotar al mundo: el control del dinero.

Soltando las amarras del oro, 1971

Al pasar de los años la ambición de dominar el mundo iba in crescendo, inundarlo de dólares fue la estrategia. Richard Nixon, unilateralmente, con la excusa de una supuesta guerra contra el dólar y aprovechándose de que EEUU era una de las economías más fuerte se desprendió del respaldo en oro. A partir de ese momento, el precio de dólar no se fijaría con base en el oro, sino que dependería de “la confianza” en la moneda.

Petro-dólar-papel

En 1975 la OPEP acordó que toda compra de petróleo debía realizarse en dólares. Los países necesitarían y comenzarían a demandar dicha moneda para adquirir el combustible. EEUU, sin las ataduras de la cantidad de oro en sus bóvedas, comenzó a forrar con papelillos verdes el orden económico mundial.

La hegemonía del dólar es un arma poderosa no solo por el dominio que puede ejercer EEUU al tener el control del suministro de la moneda a nivel mundial y las transacciones financieras que con ésta se realicen, sino que además, al basar el sistema monetario en “la confianza” y no en activos reales y palpables, le ha permitido al país norteamericano accionar otra de las armas imperiales más poderosas: el ataque a las monedas de los países que no se alinean a sus intereses.

Manipular los tipos de cambio resulta más sencillo cuando el precio depende de una variable tan etérea como es la fiducia.

Derrumbe del orden económico mundial

Las amenazas de guerra y las mismas guerras amparadas en el relato de la supuesta condición de potencia militar y económica, han permitido a EEUU mantener a flote ese orden mundial que hoy se hunde en arenas movedizas.

Desde hace décadas la economía estadounidense dejó de ser la más fuerte del mundo. De allí el desespero de EEUU y la decena de frentes abiertos hoy: Irán, China, Siria, Venezuela, Corea del Norte, por mencionar algunos.

Veamos algunos números.

La deuda externa más alta es la de EEUU. Alcanzó los US$ 20 billones. Según la Oficina de Gerencia y Presupuesto de la Casa Blanca se estima que superará los US$ 28 billones en 2024. Desde 1970 su deuda ha aumentado 5.879%. Para ese año representaba el 36,4% de su PIB, ahora ronda el 100%. El principal tenedor de los bonos del tesoro de EEUU es China, tiene US$ 1,6 billones de dólares en su poder.

Según el Banco Mundial, EEUU tiene US$ 449.900 millones de reservas internacionales, de las cuales el 74,5% son oro (6725TN al precio actual). Con esa cantidad solo cubre el 1,6% del total de su deuda externa. Necesita 64 veces esa cantidad de oro para saldar todos sus compromisos, algo así como 430.629TN.

Si EEUU quisiera saldar su deuda con los chinos necesitarían 4,8 veces el oro que tiene de reserva, más o menos 32.107TN.

Según el Consejo Mundial del Oro, se estima que sobre el suelo hay 193.472TN: joyería 92.043, en manos privadas 41.279, en bancos centrales 33.230, otros 26.921. Bajo el suelo hay 54.000TN.

Las reservas internacionales de EEUU solo cubren 1,4 meses de importación de bienes. La de los chinos dan para 14 meses y si quisieran pagar su deuda, éstas representan el 189% del total.

En 1944 había 35 dólares por cada onza de oro propiedad de la Reserva Federal de EEUU. Hoy, según el Banco Mundial, por cada onza de oro hay 68.831 dólares. Desde 1944 hasta 2018 han aumentado 196.560% la cantidad de dólares que circulan a nivel mundial con respecto a la cantidad de oro (claro que este aumento de la cantidad de dinero no se ha reflejado en incrementos proporcionales de precios. Gran enigma para los discípulos de Milton Friedman).

Reordenando la economía mundial

El presidente del Banco de Inglaterra Mark Carney criticó recientemente el rol desestabilizador del dólar estadounidense en la economía mundial y manifestó que “el mundo tiene que poner fin a su peligrosa dependencia del dólar”.

Años atrás, en 2011, el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, propuso adoptar los derechos especiales de giro (DEG) como divisa de reserva y sustituir el dólar por una cesta de monedas. Extrañamente fue detenido por una acusación de ataque sexual.

Rusia acaba de vender el 84% de sus tenencias en dólares y China avanza con la internacionalización de su divisa el yuan respaldado en oro.

Los capitales se están desprendiendo masivamente del dólar y migrando al oro que se estima alcanzará un precio de 10.000 US$/ONZT. Hoy es de 1521 US$/ONZT.

En este inminente reordenamiento económico mundial aprendamos de los errores del pasado.

El nuevo orden económico y monetario no debe basarse en una sola divisa, si no en varias; debe respaldarse en activos reales para garantizar la estabilidad y no en la manipulable confianza; cada país debe contar con su moneda y ser independiente en su política monetaria. Una moneda supranacional y única atenta contra la soberanía de las Naciones

En 1790, Mayer Amschel Rothschild de la dinastía Rothschild, actual dueña, junto a siete más, de la Reserva Federal de los EEUU dijo: “Permítanme emitir y controlar el dinero de una nación y no tendré por qué preocuparme de quién emite las leyes”.

De eso se trata.

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