"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Pasito a pasito, ahí vamos…

Avanzar hacia una transformación revolucionaria de la sociedad transitando los caminos de la democracia confiere una importancia vital a los procesos electorales. En el caso particular de Venezuela, al Poder Electoral y su órgano ejecutor el Consejo Nacional Electoral (CNE) encargado de organizar, supervisar y arbitrar el voto ciudadano. De allí que el nombramiento de nuevos rectores del CNE se haya convertido en una de las exigencias fundamentales de la oposición. Obviamente aceptada por el Gobierno y los sectores demócratas del país interesados en normalizar las relaciones entre los distintos poderes públicos, enturbiada por la actitud golpista de la mayoría opositora en la Asamblea Nacional (AN) y por la campaña de descredito del CNE propiciada por perdedores incapaces de reconocer las verdaderas razones de sus fracasos electorales.

En función de esa coincidencia, a pesar de meses marcados por la violencia y el terrorismo desatados por el enemigo, a fines de 2019, una vez reincorporada la Bancada de la Patria a la Asamblea presidida por Guaidó, se seleccionaron los 11 diputados -7 de la oposición y 4 del PSUV- que participarán y dirigirán el Comité Preliminar de Postulaciones Electorales responsable de recibir y evaluar las credenciales de los candidatos a rectores. Diputados que en un contexto institucional bastante bizarro –los 7 opositores repartidos entre la AN y el circo que funge de asamblea paralela- lograron ponerse de acuerdo y eligieron los 10 representantes de la “sociedad civil” (concepto muy IV republicano) que también participarán en el Comité.

Al momento de escribir este artículo, está aún pendiente su juramentación y el inicio de las labores requeridas para presentar los postulantes ante la AN con miras a la selección y aprobación definitiva de la nueva directiva del Consejo. Directiva que muy probablemente empezará por revisar y reformar el sistema de asignación de escaños a partidos y grupos participantes en el proceso electoral para luego proceder a organizar y realizar los comicios.

¿Tienen todos los actores de esta historia las mismas intenciones?

Lo dudo. Estoy segura que los chavistas y la oposición democrática apuntan a la elección parlamentaria en procura de la reinstitucionalización del Poder Legislativo, del rescate de la cooperación entre Poderes y de la estabilidad política del país. Pero dificulto que el los miembros del circo, sus amos y aliados estén pensando lo mismo. Sus declaraciones, sus acciones y su grito de guerra “Cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” parecen vincular la renovación del CNE con una inmediata elección presidencial que solo existe en sus sueños.

No Volverán

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