"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

¿Que se está cocinando en China?

A menos de una semana de la elección presidencial estadounidense, el verdadero corazón de la acción geopolítica y geoeconómica es prácticamente invisible para occidente. Estamos hablando del quinto pleno del XIX Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh).

El pleno congregó a los 200 miembros titulares – y los 100 miembros suplentes – del máximo órgano de toma de decisiones del estado civilizador: el equivalente, en términos de democracia liberal occidental, a un Pleno del Parlamento y el Senado.

Aunque los acuerdos fueron anunciados al final del plenario los detalles de la política se transmitirán en las próximas semanas. Y todo será aprobado formalmente por la Asamblea Popular Nacional (APN) en marzo de 2021.

A todos los efectos prácticos, esto debe considerarse como lo que realmente está pensando el liderazgo de China.

Conozca el «sistema de China«

El presidente Xi ha estado bastante ocupado, elaborando un extenso informe; un borrador del plan quinquenal y, un resumen completo de los principales objetivos de China hasta 2035.

Xi ha estado subrayando  la importancia de una estrategia de «circulación dual»; aumentar el crecimiento de la economía interna mientras se equilibra el desarrollo con el comercio exterior y la inversión.

En realidad, una mejor definición, traducida del mandarín, es «doble dinámica de desarrollo». En palabras del propio Xi, el objetivo es «facilitar una mejor conectividad entre los mercados nacionales y extranjeros para un crecimiento más resistente y sostenible».

Un logro importante que ya conocemos es que el objetivo que China alcance la fase de una «sociedad moderadamente próspera» se ha cumplido en 2020. Incluso bajo Covid-19 se ha eliminado la pobreza extrema.

El siguiente paso es abordar a largo plazo cuestiones absolutamente críticas de la crisis del comercio mundial; la menor demanda de productos chinos; y los diversos grados de volatilidad provocados por el imparable ascenso de China.

La prioridad para Beijing es la economía nacional, junto con el logro de objetivos tecnológicos decisivos para lograr un desarrollo de productos de alta calidad. Esto implica la creación de cadenas de suministro integradas y de alto nivel. Y luego está el tortuoso camino de implementar las reformas institucionales necesarias.

Fundamentalmente, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China está «guiando» a las empresas a invertir en tecnología básica; eso significa semiconductores, aplicaciones 5G, Internet de las cosas (IoT), circuitos integrados, biomedicina.

Así que, una vez más, el tema centra es la llamada “guerra de los chips”, guerra que está en el corazón de la inteligencia artificial, la 5G, la supercomputación, la computación cuántica, la ciencia de los materiales, la biotecnología, los vehículos con nuevas energías y la ciencia espacial.

El liderazgo de China es muy consciente de que lo que realmente está en juego gira en torno a la próxima generación de tecnología de chips o cómo combatir la “guerra fría iniciada por Estados Unidos en alta tecnología”.

El llamado «sistema de China» ha sido desarrollado por el experto en tecnologías de la información Ni Guangnan. Su objetivo es “reemplazar las tecnologías estadounidenses en áreas centrales, incluida la infraestructura de TI, el sistema  IoT , un acrónimo de una red de TI basada en tres empresas que tienen por el momento el monopolio: IBM, Intel y Oracle.

El “sistema de China” desarrollará servidores, bases de datos y almacenamiento de propios, basándose en chips que individualmente tienen un rendimiento inferior  que en un conjunto articulado no requerirán la fabricación de chips de 14 o 7 nanómetros, que utiliza Estados Unidos boicotear los productos tecnológicos chinos.

Todos los pronósticos de los economistas occidentales coinciden que aproximadamente para fines de este año la economía China será un 72% del tamaño de la estadounidense. El Consejo de Estado del gobierno chino prevé que su economía superará a la UE en 2027 y a Estados Unidos en 2032.

Pero si se mide por el indicador correcto, es decir el PPA (paridad de poder adquisitivo), como lo han admitido el FMI y The Economist, China ya es la economía más grande del mundo.

El quinto pleno ha reiterado todos los objetivos del proyecto “Made in China 2025”. Pero hay más: un énfasis en la “visión 2035”, cuando China debería posicionarse como líder tecnológico mundial.

La “Visión 2035” es el punto intermedio entre el lugar donde nos encontramos ahora y el objetivo final en 2049. Para 2035, China debería ser una nación socialista completamente modernizada y una superpotencia, especialmente en ciencia, tecnología y Defensa.

En 2017 Xi lo dijo de esta manera: China «básicamente» realizará la «modernización socialista» para 2035. Para llegar hasta allí, el Politburó está buscando una síntesis de «escala, velocidad, calidad, eficiencia y seguridad».

Más allá de Westfalia

Teniendo en cuenta que la administración Trump ha estado involucrada en una ofensiva implacable desde mayo de 2018, desde julio pasado el liderazgo del PCCh ha estado preparando a China para lo que considera una lucha larga y fiera con Estados Unidos.

Los acuerdos del Pleno ha permitido hacer comparaciones con lo que Deng Xiaoping explicó acerca de la estrategia de Mao Zedong . Mao en ese momento dijo que China debería «estar a la defensiva antes de reunir la fuerza suficiente para luchar hasta un punto estratégico para finalmente ganar», en una ‘guerra prolongada’ ”contra la invasión japonesa.

Ahora tenemos una estrategia “weiqi” de nuevo. Beijing solo lanzará un contragolpe concertado en el tablero de ajedrez cuando sea capaz de cerrar la brecha tecnológica y establecer sus propias cadenas de suministro nacionales y globales, completamente independientes de los EEUU.

Beijing necesitará una importante operación de relaciones públicas y de poder blando para mostrar al mundo cómo su impulso en la ciencia y la tecnología apunta como un bien global, con toda la humanidad beneficiándose, independientemente de las naciones. La vacuna china Covid-19 debería dar el ejemplo.

En un podcast reciente sobre una de mis últimas columnas sobre el libro “La búsqueda de la legitimidad en la política china” el experto brasileño en China, Elías Jabbour, propuso una formulación sorprendente.

Jabbour – haciéndose eco de los principales académicos chinos- destacó que China no se comportará como un estado westfaliano agresivo: «China está trazando para el futuro un orden que puede terminar con las políticas agresivas propias de Westfalia «.

Entonces, lo que tenemos es que el concepto principal de la China de Xi. La mejor traducción de esta idea se deber leer como “ crear una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”. Esto es en realidad una subversión desde adentro de la política heredera de Westfalia.

Jabbour nos recuerda que cuando Mao dijo que solo el socialismo puede salvar a China, se refería a salvarla del tratado de Westfalia, que preparó el desmembramiento de China durante “el siglo de la humillación».

Entonces, al final, un matrimonio estratégico entre Marx y Confucio en la China de Xi es más que factible, trascendiendo la geopolítica tal como la conocemos, que nació como una ideología nacional en Francia, Alemania y Gran Bretaña.

Es como si Xi estuviera tratando, como señala Jabbour, de “volver al marxismo original, un hegelianismo de izquierda”, orientado hacia un internacionalismo combinado con la idea de Confucio de “tianxa”, “todos bajo el cielo”. Esa es la idea maestra detrás de  «una comunidad con un futuro compartido para la humanidad».

Siempre se puede soñar que otro mundo es realmente posible: pensemos en el renacimiento cultural de la abrumadora mayoría del Sur Global, con una fructífera fertilización cruzada de las economías de China y Asia, la lucha por la descolonización de América Latina y el peso en occidente de la Diáspora africana.

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