"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Una Solución Estructural: Venezuela Apuesta por el Ecosocialismo Ante el Cambio Climático

Por Sputnik / José Negrón

El 10 de julio, el presidente Nicolás Maduro anunció, desde Mérida, el nacimiento de la Gran Misión Madre Tierra Venezuela, una política estructural orientada a enfrentar los efectos de la crisis climática, transformar el modelo de relación con la naturaleza y posicionar al país como vanguardia en materia ecosocialista.

«En la cédula original de nuestra Patria, está el pensamiento avanzado en siglos del libertador Simón Bolívar de preservación del ambiente, de lo que luego se conoció como ecologismo, conservacionismo, ambientalismo y que hoy llamamos ecosocialismo (…). Tiene un papel de reordenamiento de la forma de vivir en nuestro país», apuntó el jefe del Estado venezolano.

En entrevista exclusiva para Sputnik, el ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo, Ricardo Molina, desglosa los fundamentos, vértices y alcances de esta misión, al tiempo que reflexiona sobre la dimensión geopolítica, educativa y cultural del ecosocialismo como nuevo paradigma en la gestión pública venezolana.

«El Ministerio de Ambiente, en todo el mundo occidental, existe para aplicar regulaciones en la vinculación entre la sociedad y la naturaleza, para justificar la agresión a la naturaleza», advierte, al referirse a la diferencia sustancial entre el modelo tradicional y la propuesta venezolana.

«El presidente Maduro, con base en la experiencia, la trayectoria, las enseñanzas del comandante Hugo Chávez, dio el paso de pasar del Ministerio del Ambiente al Ministerio del Ecosocialismo. Porque nosotros debemos promover cómo continuar la búsqueda de la satisfacción plena de las necesidades de la población, con un profundo respeto por la naturaleza”.

Esa transición, afirma el ministro, implica una transformación en la forma de concebir la política ambiental.

«Ya no es un tema que, desde este ministerio, se da un permiso a una empresa (…), sino cómo la convivencia de los seres humanos con la naturaleza se lleva de la manera más armónica», asegura.

Molina señala que esta nueva visión exige transversalizar la gestión ambiental en todas las áreas del Estado. «Un ejemplo es la salud. ¿Dónde van a parar los fármacos luego que se vencen? Eso tiene un impacto. ¿Cómo el sector salud debe comportarse para ayudar a corregir eso? (…). En nuestra visión no es eso, es cómo la comunidad se involucra, la gente que habita en el punto y círculo de un hospital…», destaca Molina.

Vértices de una gran misión estructural

La Gran Misión Madre Tierra nace en el contexto de una intensificación de eventos climáticos extremos que han impactado al país en los últimos años. Ante esta realidad, Molina comenta que «hubo una reacción del Gobierno revolucionario, inmediata, como no pasa en ninguna otra parte del mundo (…). Se desbordó el río, se llevó unas casas, derrumbó una carretera, etcétera. De inmediato actúan las instancias gubernamentales junto con el pueblo organizado para comenzar a recuperarlas y atender a la gente».

Sin embargo, la gran misión no es solo una respuesta coyuntural, sino una apuesta por respuestas en todos los sentidos.

«Esta gran misión Madre Tierra Venezuela está diseñada para eso. Por eso, [el mandatario venezolano] la llama ‘la solución estructural’ (…): aprender todas y todos cómo gestionar mejor la relación con el entorno, con la naturaleza», rescata el ministro.

El primer vértice es la organización popular a través de los Consejos Ecosocialistas en cada comuna. «Estamos fomentando, por sus orientaciones [del presidente Maduro], la conformación de los consejos ecosocialistas en cada comuna», señala.

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El segundo vértice es «Sembrar para la Vida», que contempla una ambiciosa meta: «Debemos llegar al 2028 a 35 millones de plantas al año. Esa es la meta considerada que luego deberá repetirse o mantenerse año a año. Actualmente nosotros tenemos alrededor de cinco millones de plantas este año», detalla Molina.

Este plan no es una tarea institucional únicamente, sino colectiva, según el funcionario. «¿Cómo lo hacemos? Enamorando a la gente, que comprenda cuál es la importancia de ese trabajo. Y aparte habrá, sí, un [empleo] remunerado, pero debe incorporarse [el actuar] voluntario», añade.

El tercer vértice es «Territorio para la Vida», que implica llevar esas plantas a lugares estratégicos. «Tenemos que irnos a las cabeceras de las cuencas más afectadas, para empezar, priorizando el territorio, para poder trabajar en eso que llaman la siembra del agua».

Actualmente, la experiencia piloto ya está en marcha, refiere el ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo: «En los Andes venezolanos ya hay un plan (…). Se están llevando a terreno en Táchira, en Mérida, en Trujillo (…) para [trasladar] más de 20.000 arbolitos a cada estado en la zona donde fueron afectadas», subraya.

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