"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

¿Cómo Será Vivir y Militar Sin Hebe?

Sabemos que el tiempo no para pero no podemos imaginar un mundo sin Madres. ¿Cómo será vivir y militar sin Hebe? ¿Cómo será decir desaparecido y que Hebe no esté para reclamar por su sangre derramada, por sus actos revolucionarios, por una pureza que ningunx tuvo pero ella les exigía aun cuando no estaban? Hebe era esa madre dura, esa con la que te querías pelear, de la que había que separarse como nos separamos de las que no tienen mayúsculas, cuando las tenemos al lado. Incómoda, como nos gusta ser a las feministas aunque ella jamás de los jamases uso esa palabra. Áspera, como cuando quiso evitar que se abran fosas comunes para buscar los restos de los y las que nos faltan, desaparecidos y desaparecidas. Porque ella los quería con vida, como se los habían llevado. Ella no quería un saco de huesos, para nosotres, la generación de sus nietos, esos huesos eran y son el rastro de una historia, la materialidad del cariño que nos dieron. Nuestros huesos, nadie iba a Claudicar porque se identificaban y nadie lo hizo. Nadie claudicó con la reparación económica para nuestros padres y madres -que heredamos- aunque Hebe nos haya acusado de habernos prostituido. Áspera e inmensa, Hebe. En ese diálogo Inter generacional y peliagudo aprendimos que no hay vacas sagradas sino luchadoras con su propio peso y que para discutir había que ganarlo. No es poca cosa. ¿Quién más que Hebe, que las Madres, enseñó la perseverancia y también el error? La necesidad de pedir por el fin de la impunidad de los crímenes del terrorismo de Estado, de la Iglesias cómplice de las empresas que lo pidieron y financiaron y también de hundir las manos en los derechos humanos de les pibis ahora mismo, del pueblo empobrecido, de la política que tan poco se parece a este torpe pasó de baile entre la genuflexión a las deudas y la crueldad con quienes más padecen el extractivismo de todo lo que, encima, nos falta. Que se haya ido Hebe es volver a poner la orfandad en primer plano para un montón de gente grande, muchas veces perdida -como esta cronista, esta hija de una mujer desaparecida- por no saber cómo mover el piso y el techo de lo posible. Porque eso es lo que pidieron y piden las Madres, que hagamos lo imposible, que se devuelva a nuestrxs desaparecidos con vida, que la Justicia no sea simbólica sino ese rayo luminoso que como una bengala permite encontrar el camino. Ese legado deja esta “Vieja” -como históricamente se llamó a las Madres- la radicalidad, la perseverancia y las agallas para perseguir sus convicciones. Y por supuesto su pañuelo, que es de muchas, que no queremos perderlos a todos. Porque aunque estén pintados en la plaza y tantos lados, imaginar un mundo sin Madres es como si el sol se apagara un poco. Habrá que poner mucha imaginación, mucha vida, mucho amor militante para que ese sol siga calentándonos las sangre, así de calentona como era Hebe. Buen viaje, Madre querida, ojalá exista el más allá de los amores perdidos y ahora mismo tus hijos te estén abrazando para que descanses tranquila de una vez. Hasta la victoria siempre.

20 de noviembre de 2022

«Me convertí en Hebe de Bonafini el día que desapareció mi hijo Jorge»

Página 12

Editorial Octubre lanzó en marzo pasado Hebe de Bonafini. Los caminos de la vida, del periodista Ulises Gorini, una biografía fotográfica de la líder de Madres de Plaza de Mayo que une la palabra con imágenes para contar quién es ella, una de las mujeres políticas más complejas de nuestra historia.

“Cuando vi el libro me dio mucha emoción, se me caen las lágrimas cada vez que lo miro. No esperaba tener una biografía con esa fuerza, el que eligió las fotos lo hizo muy bien”, contó Hebe, en diálogo con Nora Veiras en Aquí, allá y en todas partes.

El libro da cuenta, también, de la vida de Bonafini partida en dos por la desaparición de sus hijos. Kika, la de antes; y Hebe, a partir de 1977, cuando ellos, sus hijos desaparecidos, parieron a la revolucionaria.

Así lo relató la propia presidenta de Madres de Plaza de Mayo: “Yo me convertí en Hebe de Bonafini el día que se llevaron a mi hijo Jorge. El 8 de febrero se cumplieron 45 años, ese mismo día salí a la calle y nunca más volví”.

Bonafini también habló de la búsqueda de los hijos, de cómo era recorrer las calles y cómo, cuando todos callaban y miraban para otro lado, un grupo de mujeres decidió alzar la voz y convertir a los pañuelos blancos en símbolo de Memoria, Verdad y Justicia y, por qué no, en una raíz del feminismo.

“Cuando mi marido (Humberto Bonafini) empezó a ver que me iba todos los días, me decía ‘¿Hoy te vas otra vez?’ Y yo le decía que me ayudara a cuidar a nuestra hija que había quedado. No fue fácil, aunque él siempre me ayudó mucho con los hijos y era muy diferente a los hombres de esa época”, confesó.

Hebe, una vida emblemática

Su relación con la Iglesia: “Mi hijo mayor tenía mucho contacto con los curas del tercer mundo que había en Argentina, eso me reconfortó. Una parte de la Iglesia resistió. Eso fue un aprendizaje, aprender que no es todo lo mismo. Estaban los del tercer mundo y los que bendijeron los vuelos de la muerte. (Christian) Von Wernich hacía eso».

“Cuando fuimos al Vaticano a verlo a Juan Pablo II, nos dio un rosario a cada una. Le devolví la cruz y le dije que cruces tenía muchas y que ya no quería ninguna más”.

Presidentes latinoamericanos

“La primera vez que fui a Cuba me preguntaron qué le iba a preguntar a Fidel Castro, y les dije que por qué le había dado la mano a (Raúl) Alfonsín, porque con esa mano había firmado la Obediencia debida y el Punto final. Fidel no me atendió”.

“Cuando conocí a Hugo Chávez él no era ni presidente ni candidato ni nada, y me quería premiar para poder hablar conmigo. Pero yo dije que no recibía premios de militares. Cuando llegó a Presidente me llamó y me dijo que le debía una conversación para contarme por qué se hizo militar. Me mandó el pasaje y fui. Nos hicimos muy amigos, te llegaba al alma con lo que hacía, era muy popular”.

Su relación con Néstor Kirchner: “En su momento pedimos no votarlo porque decíamos que eran la misma mierda: Duhalde, Menem y Néstor. Me llamó Fidel y me dijo que era un diamante para no desperdiciar y que le tuviera paciencia. Pedí una entrevista y nos recibió con mucho cariño”.

Actualidad

Sobre la deuda con el FMI: “Lo más importante ahora es no pagar la deuda y que los barrios estén atendidos como corresponde. Es mentira que no va a haber ajuste, el ajuste siempre lo pagamos los pobres. No puede ser que el pan valga 300 pesos el kilo. Es todo muy desigual y desparejo. No alcanza con la tarjeta, toda esa limosna hace que la gente pierda la cabeza y no sepa que el único derecho que tiene que pedir es el trabajo y no un plato de sopa”.

20 de noviembre de 2022

También te puede interesar

Deja tus comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *