Lo que llamamos Concepto Estratégico, que no estrategia, marca unas directrices políticas generales, a partir de un análisis de la situación geopolítica del momento que debe servir para guiar las inversiones en desarrollar y adquirir capacidades militares y llevar a cabo transformaciones en los próximos diez años en la propia organización, así como en los países miembros. Por tanto, el Concepto Estratégico, debe dar directrices políticas claras que articulen respuestas. Por ejemplo, en 2014 Rusia se anexionó Crimea, cuatro años después de haber aprobado el último Concepto Estratégico y este no tenía una respuesta prevista para esta situación.
El Concepto Estratégico de 2010 definía las tres misiones principales de la Alianza: la defensa colectiva, la gestión de crisis y la seguridad compartida. El nuevo Concepto Estratégico puede que enfatice un nuevo aspecto, la resiliencia. Para realizar un análisis eminentemente descriptivo del nuevo concepto estratégico de la OTAN se han utilizado documentos de los principales think tanks de Defensa, Real Instituto Elcano, el Instituto Español de Estudios Estratégicos y un grupo de think tanks en la Transatlantic Leadership Network.
Geopolítica
La reflexión que lleven a cabo los miembros para definir el nuevo Concepto Estratégico deberá partir de un análisis, en términos geopolíticos y militares, de lo acontecido en los últimos años: la Guerra de Siria, la salida de Afganistán, la invasión/ anexión de Crimea por parte de Rusia, la guerra de Ucrania, las divergencias políticas habidas entre Estados Unidos y Europa sobre el papel de la OTAN, el Brexit y la aparición de nuevas tecnologías disruptivas, en especial la Inteligencia Artificial.
Seguramente, el nuevo Concepto Estratégico, en el actual contexto de guerra en Ucrania, insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados Unidos, nada de cerrar la OTAN o de independencia estratégica de Europa respecto de Estados Unidos. Aunque este vínculo aceptará un cierto grado de autonomía estratégica de Europa, para llevar a cabo acciones militares propias, y también veremos hasta qué punto Europa tendrá autonomía tecnológica e industrial militar dentro de la Alianza, y lo compatibilizará con los intereses norteamericanos en el Pacífico. Cabe esperar que la autonomía europea respecto de la OTAN, si llega a existir, no será de calado.
Actualizará el concepto de disuasión a la nueva coyuntura, especialmente reforzará la disuasión con Rusia. Cabe suponer que el concepto de disuasión que planteará será más duro, más enérgico y anticipatorio, no será reactivo, será de respuesta y seguramente contemplará respuestas militares en todos los ámbitos, tierra, mar, aire, ciberespacio y espacio y en formas convencionales y no convencionales (la llamada guerra híbrida). Este aspecto quedará condicionado a que todos los miembros de la Alianza estén de acuerdo con los planteamientos militares.
Definirá nuevas amenazas y quiénes son los adversarios y abordará el papel que debe tener la OTAN en la competición por la hegemonía entre China y Estados Unidos. Este punto será decisivo, la disyuntiva será si los europeos acompañan a Estados Unidos en su pulso con China o mantienen una estrategia propia y diferenciada; según sea la respuesta estratégica hacia China, la OTAN saldrá reforzada o deteriorada.
Venimos de 30 años con hegemonía mundial de Estados Unidos y de occidente en general, el nuevo escenario presentará a Rusia como un adversario, no sé si a China se atreverán a clasificarla como adversario o la clasificaran como “reto sistémico” o “desafío sistémico”. Es decir, Rusia será considerada amenaza militar para la Alianza, pero posiblemente a China no se atrevan a considerarla o a definirla como amenaza militar, sino simplemente como un competidor.
China hace tiempo que plantea que EEUU es una potencia en “decadencia” que quiere impedir el ascenso de China en el escenario global para no perder su posición de primera potencia mundial, y que ellos representan la “emergencia”, lo que significa que la democracia está en decadencia y las autocracias son emergentes. China y Rusia son dos potencias con regímenes políticos autocráticos, ello lleva a considerar que el nuevo Concepto Estratégico abordará un relato de exaltación de los valores liberales occidentales frente a los asiáticos que representa China y, por tanto, el valor de la OTAN como garantía de los valores occidentales de democracia, libertad y Derechos Humanos.
Actualización tecnológica
Estamos en lo que se llama una era de tecnologías disruptivas, es decir, tecnologías que convierten en obsoletas las tecnologías existentes. La cultura estratégica norteamericana se basa en conseguir una superioridad tecnológica frente a sus adversarios; su superioridad desde mediados del siglo XX se ha basado en la tecnología atómica, en las tecnologías de la información y en tecnología de armamento de precisión. En estos momentos, tienen la percepción de que la superioridad tecnológica que han mostrado hasta ahora está en peligro y que las nuevas tecnologías, sobre todo la Inteligencia Artificial, en que se basa su superioridad, están al alcance de otros actores o lo estarán en poco tiempo, miedo a que China supere a Estados Unidos en términos tecnológicos.
En 2014, Estados Unidos lanzó la llamada “Defense Innovation Initiative” y “Third Offset Strategy”, cuya finalidad es mantener una disrupción tecnológica que les permita conservar su superioridad militar frente a cualquier adversario, por tanto, podemos afirmar que se ha iniciado una nueva carrera de armamento. Las prioridades tecnológicas, recordemos que estamos en el inicio de esta nueva era, están relacionadas con la robótica, los vehículos autónomos, las armas de energía dirigida o el enfrentamiento submarino. Todos los Aliados comparten la idea de que estamos en una nueva era de tecnologías disruptivas y todos se han volcado en llevar a cabo inversiones en el desarrollo de generación de nuevas capacidades en el campo militar y en apoyar a la industria militar para su desarrollo. Tampoco hay desencuentro en que la OTAN debe mantener su ventaja tecnológica frente a posibles adversarios o competidores, especialmente mostraran preocupación por los avances chinos. Podría ser factible que el nuevo Concepto Estratégico contemple la creación de algún fondo económico para acelerar la innovación en estas tecnologías.
Las divergencias o desencuentros entre los europeos y norteamericanos pueden producirse en la cooperación industrial, la UE ha hecho una gran apuesta para dotarse de su propia estrategia de defensa, independiente de la norteamericana y por impulsar el desarrollo de su industria militar, dentro del marco de la PESCO. Pero este impulso europeo puede poner en riesgo la hegemonía del mercado de armas norteamericano, Washington mira con recelo la apuesta industrial europea, de momento ya han conseguido que su industria militar participe en proyectos industriales europeos dotados de financiación UE a través de la PESCO.
Defensa colectiva
Está representada por el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, en la que, si un estado miembro es atacado, los demás lo defenderán; defensa que se basa en la voluntad clara de usar medios militares y no militares y utilizar estos medios de manera coordinada. En definitiva, representa la doctrina de la disuasión de manera creíble.
Desde el final de la Guerra Fría, y dado que no había un adversario o un enemigo común, esta misión estaba relegada a un segundo plano. El nuevo Concepto Estratégico se supone que dará mayor importancia a la defensa colectiva, volver a situarla en un primer plano y tendrá que definir las capacidades con las que dotarse para que la OTAN pueda ser disuasoria ante los adversarios. La disuasión seguirá siendo un elemento clave en este nuevo Concepto Estratégico.
En el anterior Concepto Estratégico, la disuasión se basaba en tres capacidades: la capacidad nuclear, las capacidades convencionales y los sistemas antimisiles. El nuevo Concepto Estratégico reelaborará y redefinirá las capacidades necesarias en el nuevo escenario geopolítico. La disuasión nuclear cobrará más importancia, a la vista de las nuevas inversiones rusas en misiles de corto alcance y alcance intermedio de uso dual, al misil hipersónico y a la vista de las amenazas lanzadas por Rusia sobre el uso de armas nucleares en la guerra de Ucrania. Por tanto, la OTAN cabe suponer que contemplará la amenaza nuclear, una amenaza que debe ser creíble y, por tanto, que sea factible su empleo. En este sentido ya se han llevado a cabo algunas iniciativas como aumentar la vida útil de determinados proyectiles nucleares o la de adaptarlos a los nuevos aviones de combate.
También, se supone que marcará directrices en inversiones de desarrollo de capacidades convencionales, que faciliten el uso de armas nucleares, como pueden ser la supresión de defensas aéreas o acciones de largo alcance. Por tanto, el nuevo Concepto Estratégico contemplará modernizaciones de las capacidades nucleares, nuevos formatos, introducción de la Inteligencia Artificial en las mismas y actualizaciones de las capacidades convencionales de apoyo a la utilización de las armas nucleares y tendrá que establecer mecanismos de consulta entre los Estados miembros. Igualmente, aumentará la resiliencia de dichas capacidades tanto en infraestructuras, como en ataques cibernéticos o de mando militar.
Seguramente el nuevo Concepto Estratégico incorporará el dominio del espacio exterior y por tanto, el desarrollo de armas situadas en el espacio exterior y el ciberespacio. Todo ello requerirá del desarrollo de nuevas capacidades que no existían en 2010.
Si prevemos que los nuevos conflictos serán guerras híbridas o de “zona gris”, la resiliencia ganará protagonismo en la disuasión, sobre todo cuando se esperan amenazas dirigidas contra objetivos civiles e infraestructuras críticas. Se tratará de mostrar al adversario que las estructuras sociales, psicológicas, cibernéticas o espaciales resisten a sus amenazas. El objetivo no será tanto disuadir al adversario para que no lleve a cabo una campaña de desinformación política, sino de preparar capacidades resilientes para que el adversario no pueda cumplir sus objetivos. Ello va a requerir mucha coordinación entre Estados miembros y armonizaciones legislativas.
Si en el nuevo Concepto Estratégico gana peso que los conflictos serán guerras híbridas o de zona gris —las acciones que no cruzan el umbral de ataque o respuesta armada—, si plantean que las respuestas ante los conflictos no serán suficientes con las respuestas militares y desarrollan planes de resiliencia, puede ser que este Concepto Estratégico modifique el art. 5 para adecuarlo a estos nuevos escenarios y pueda ser invocado ante un ataque no armado.
Gestión de crisis
Son las llamadas misiones internacionales, humanitarias o de paz. En las últimas décadas, la OTAN en países como Irak se ha centrado en misiones de adiestramiento y enseñanza de las fuerzas militares iraquíes, o de asesoramiento al Ministerio de Defensa. En países como Afganistán, la misión de la OTAN evolucionó del apoyo a la seguridad, del adiestramiento y del combate con las Fuerzas Armadas afganas a una operación de reconstrucción, para la que la OTAN no está preparada. El fracaso de las operaciones en Afganistán o en Libia supone un descrédito a estas operaciones de gestión de crisis.
Seguramente este tipo de misión continuará, pero con menor relevancia, algunos miembros alegan que países como Rusia y China han invertido durante estas décadas en capacidades orientadas a la guerra, mientras que la OTAN ha quedado atrapada en Irak o Afganistán.
Por otra parte, cabe destacar la seguridad compartida abordada a través de la participación con terceros países bajo la bandera de la OTAN. Hay riesgos globales como el cambio climático, el terrorismo, una pandemia, el control de armas o el crimen transnacional, que puede convenir abordarlos con otros países, sean o no adversarios o con otras asociaciones regionales. Seguramente abordarán y darán relevancia al nexo cambio climático – seguridad.
Conclusiones
El Concepto Estratégico pondrá el acento en reforzar, la disuasión y la defensa, lo que equivale a incrementar todas las capacidades militares sean nucleares, convencionales o cibernéticas. La OTAN se prepara para la confrontación militar, para responder o anticiparse a amenazas o acciones de actores estatales o no estatales, en cualquier región del mundo.
Será muy relevante y tendrá mucho peso la apuesta por mantener ventaja tecnológica frente a China y Rusia. Se parte de la idea que la OTAN no puede dar por sentado que dispone de ventaja tecnológica respecto a China, parten de la premisa que China pretende convertirse en la primera potencia mundial en IA en los próximos años, la apuesta será mantener a la OTAN a la vanguardia de las tecnologías militares y civiles. Ello deberá comportar un impulso a la cooperación trasatlántica en tecnologías críticas, cooperación que se ampliará al ámbito académico y a las industrias privadas.
Diría que Rusia, por lo que está sucediendo con la guerra de Ucrania, no la consideran capaz de mantener un pulso con el mundo OTAN, por tanto, la abordaran en términos de gestionarla, con lo cual geográficamente hablaran de la importancia del Flanco Este. China es otro tema, habrá que convivir con ella como potencia mundial, hay que asumir que ellos son muy activos en temas de seguridad y que son necesarios en asuntos globales. En consecuencia, buscaran dinámicas de equilibrio con China.
La guerra de Ucrania y la amenaza rusa sobre Europa comportará un incremento de la presencia militar de Estados Unidos en los países del este de Europa, especialmente en los estados bálticos, con dotaciones suficientes para actuar o “repeler” cualquier agresión rusa, seguro que se refuerza la cooperación militar con Suecia, Finlandia, que no pertenecen a la OTAN, y otros países fronterizos con Rusia.
El nuevo Concepto Estratégico propondrá como cambio de paradigma la competición mundial entre grandes potencias, en especial China-Estados Unidos. Pero la verdad es que este cambio de paradigma no representa un cambio profundo, en realidad no cambia nada, simplemente se adapta a un nuevo contexto, pero las relaciones mundiales y las relaciones entre potencias seguirán siendo de competición, imposición, de dominio, agresividad, inestabilidad o de fuerza. El cambio significativo tendría que ser cambiar las relaciones entre países y potencias a relaciones de respeto, aceptación, colaboración, cooperación o compartir el planeta.
Este texto es el capítulo 3 del informe publicado por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau y que lleva por nombre La OTAN, construyendo inseguridad global.