La corporación transnacional Pfizer exige a los países latinoamericanos condiciones o exigencias de pago excesivamente gravosas para la compra de su vacuna contra el COVID-19, exige garantías en activos de bonos soberanos como de propiedades del Estado, entre las cuales destacan:
Reservas en divisas, cuarteles e industrias militares y los edificios sedes de las Embajadas.
Tales exigencias significan un seguro de amplia cobertura o sin límite que asegura a Pfizer endosar a las naciones latinoamericanas el costo de las demandas que resulten de los efectos de aplicar su vacuna. Y asimismo, es la excusa a la mano para destinar más del 90% de su vacuna para el usufructo de las potencias capitalistas, y particularmente del G7.
Las condiciones especulativas de Pfizer y de otras corporaciones farmacéuticas son la otra portada del acaparamiento de las vacunas contra el COVID-19, a escala mundial: 10 países vulneran, violentamente, la distribución y el acceso equitativo a las mismas por los países pobres.
La reciente visita del presidente Alberto Fernández México es el resultado de tales inclementes condiciones. Pfizer exigió al gobierno argentino una Ley Especial (aprobada por el Congreso de Argentina) que indemniza a la transnacional farmacéutica de “las demandas civiles” a que diese lugar la aplicación de su vacuna.
Rota las negociaciones, el gobierno argentino recurre a la búsqueda de otras salidas y al encuentro con el presidente Manuel López Obrador.
Y como la ideología de Pfizer es la típica de todo poder totalitario, también está atascada en las negociaciones para vender su vacuna al gobierno fascista de Jair Bolsonaro, dada la resistencia fuerte de amplios sectores de la sociedad brasileña a las condiciones terroristas que pretende imponer Pfizer.
Pfizer ha postrado a los gobiernos de Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Uruguay y Perú (a la miseria del cartel de Lima), consolidando negociaciones en términos que lesiona la soberanía de las naciones y significan un altísimo gasto.
¿Y la ONU y la OMS?
Desentendidas, absolutamente, de esta pandemia que controla la geopolítica de las vacunas excluyente de 100 naciones que hasta ahora les ha sido negado el acceso a la vacuna anti COVID 19.
La justa demanda de un bien global es excluida por los globalistas al modo de Bill Gates y George Soros y de sus rounds de sombras filantrópicas con la vacuna COVAX
Entonces, el desafío es:
Demandar la distribución equitativa, a escala mundo, de las vacunas.
Movilizarnos para asegurar el acceso equitativo de los países pobres a las vacunas anticovid-19.
Viviremos y Venceremos.