Por Observatorio de Trabajador@s en Lucha
SOLO LA HUMANIDAD SALVARA A LA HUMANIDAD Y AL PLANETA.
El 2023 se desarrolla con tiempos convulsos, con el imperialismo en fase terminal pero totalmente enloquecido con la gran posibilidad de provocar una tercera guerra mundial y acabar con el planeta.
El conflicto de Ucrania y Rusia así lo refleja. Desde la implosión de la URSS en 1991, producto de errores y traiciones, la Unión soviética y Rusia en la actualidad han solicitado garantías de no expansión de la OTAN. Esto fue desoído por el imperialismo y su brazo armado, la OTAN, y ha iniciado un proceso de cerco contra Rusia e igualmente contra China. Esta situación en Ucrania significo que Rusia desarrollara una lucha defensiva por su existencia como nación.
El objetivo del imperialismo es la derrota de Rusia y los propósitos son: 1) desmembrar este enorme país y hacerse del control de sus inmensos yacimientos de recursos naturales críticos, 2) eliminar todos los obstáculos para el dominio imperialista del subcontinente eurasiático, y 3) completar el cerco alrededor de China y su subordinación al imperialismo estadounidense, por medio de una combinación de guerra hibrida que contempla medidas económicas, militares y culturales.
El imperialismo estadounidense tiene más de 800 base militares conocidas además de más de 500.000 soldados esparcidos por el mundo, asimismo controla una extraordinaria red de medios de comunicación y redes sociales que dominan a una gran porción de la humanidad; esto con la subordinación de la Unión Europea, Reino Unido, Japón y Australia.
Sin embargo, los procesos de lucha de clases se encuentran en todas partes, en todas las regiones del mundo y también en los mismos reductos del imperialismo y de sus socios. Se está rompiendo el mundo unipolar hacia formas multipolares capitalistas, sin embargo, el capitalismo sufre una crisis orgánica imparable.
Consideramos que las trabajadoras y trabajadores debemos tener en cuenta los siguientes aspectos geopolíticos que se nos presentan:
El inicio de la multipolaridad:
Se viene desarrollando un proceso hacia formas multipolares en el capitalismo, combinado con procesos tendenciales de desdolarización que erosionan la hegemonía del dólar como única moneda para las reservas de los diferentes países del mundo.
Estos elementos están permitiendo la lucha de las naciones por su soberanía, bajo luchas nacionales de reafirmación nacional sin que signifiquen que permitirían la liberación de trabajado@s de la explotación. Sin embargo, es una oportunidad para desarrollar grandes movimientos sociales de clase que unifique los diferentes sectores de la sociedad.
Sin embargo, todos estos procesos generan grandes contradicciones entre las potencias emergentes y el imperialismo hegemónico estadounidense y sus socios Europa, Reino Unido, Japón y Australia. La pérdida de hegemonía de los EE.UU. puede llevarlo a una conflagración nuclear mundial, poniendo en peligro a la humanidad y el planeta.
El colapso de la democracia liberal occidental y el crecimiento de la influencia política de los movimientos fascistizantes es un fenómeno global:
Un aspecto de la erosión de la democracia estadounidense es la violencia. Esta es nuevamente un aspecto destacado de la política estadounidense. El Partido Republicano, pero también el Demócrata, rechaza en gran medida las normas tradicionales democráticos y busca crear un Estado autoritario y de control para aplastar a los movimientos sociales y políticos de la oposición popular estadounidense.
Una ola de leyes estatales antidemocráticas que criminalizan el aborto. Los policías locales asesinan a más de 1.000 personas cada año. Y, detrás de todas estas manifestaciones de la erosión de la democracia, yace la expansión continua de la maquinaria de represión y control nacional: las masivas agencias de seguridad ( mas de 16 Agencias federales de seguridad nacional e internacional) como la NSA, CIA y el FBI, y sus contrapartes en cada estado y ciudad grande.
En Europa la situación es más dramática. En Italia, los Hermanos de Italia (FdI, por sus siglas en inglés), los sucesores del Movimiento Social Italiano fascista, herederos del dictador fascista Benito Mussolini, llegaron al poder en octubre del año pasado bajo la conducción de la primera ministra Giorgia Meloni. En Francia, la candidata neofascista Marine Le Pen obtuvo el 45 por ciento de los votos en la segunda ronda contra Emmanuel Macron en marzo. En Alemania, donde la dictadura nazi fue responsable de los crímenes más graves del siglo veinte, una redada en diciembre desenmascaró un plan terrorista y fascista para tomar el poder por fuerza militar. Este movimiento, llamado “Reichsbürger”, tiene lazos estrechos con el partido ultraderechista Alternativa para Alemania y el movimiento neonazi tiene vínculos íntimos con el aparato de inteligencia y militar.
En toda Europa, los partidos fascistas han sido legitimados políticamente y le han ofrecido un apoyo político crítico al fomento del militarismo, el abandono de las medidas de salud públicas, la embestida contra los inmigrantes y refugiados y, ante todo, los preparativos para un enfrentamiento con la clase trabajadora. No es de extrañar que también la Unión Europea este apoyando y legitimando a los nazis de Ucrania.
En la situación actual, la presión de la crisis objetiva conduce a la élite gobernante a abandonar las formas democráticas de gobierno y asestarle un golpe preventivo al movimiento emergente de la clase trabajadora.
La profundización del ciclo de luchas de clases:
Las alzas de los precios que inciden en el costa de la vida de las trabajadoras y trabajadores han acelerado los procesos subyacentes que están impulsando un crecimiento de la lucha de clases en todo el mundo. En un país tras otro, se está produciendo un nuevo auge de lucha de la clase obrera. Un factor importante detrás del mayor malestar social ha sido el aumento del coste de la vida, incluyendo el alza desenfrenada de los precios de los bienes básicos. En los últimos seis meses del 2023, los futuros del trigo aumentaron 80 por ciento y los de maíz 58 por ciento con respecto al 2022.
Las luchas en Sri Lanka en 2022; en África, donde la inflación está teniendo un inmenso impacto en el desarrollo de la lucha de clases. El alza de los precios está agravando el hambre en condiciones en las que la mayoría de los países africanos carecen de una red de seguridad social. Las luchas y protestas en Nigeria y Sudáfrica en 2023 así lo atestiguan.
Hubo protestas masivas contra el aumento del coste de la vida en varios países latinoamericanos, especialmente tras las conmociones económicas provocadas por la guerra instigada por Estados Unidos y la OTAN en Ucrania, a más de 10.000 kilómetros de distancia.
En Alemania en 2022 también estuvieron marcados por la radicalización de la clase obrera, plasmada en una serie de huelgas. En otoño del 2022, el sindicato metalúrgico IG Metall convocó a cientos de miles de trabajadores a una huelga de advertencia por los efectos de la inflación y las políticas de guerra del Gobierno alemán. Pero donde se ha venido desarrollando un proceso de lucha profundo, que aun continua, es en Francia, en donde las trabajadoras y trabajadores franceses se sublevaron contra la reforma a las pensiones y jubilación dirigida por Macron.
Todos estos procesos constituyen una oportunidad para potenciar y articular la conformación de una fuerza internacional de trabajadoras y trabajadores contra el imperialismo estadounidense y sus socios.
La crisis de las cadenas de suministro de valor global de las transnacionales del capitalismo:
Está provocando la elevación de los precios de los alimentos y materias primas, provocando elevadas inflaciones y un fuerte desabastecimiento en estos productos que afecta a los países “desarrollados” pero también al sur global. Sin embargo, esto puede ser una ocasión para las trabajadoras y trabajadores de dichas cadenas impulsen redes de luchas por sus derechos reivindicativos y sociales de la clase obrera en general.
La violencia creciente del capitalismo sobre los territorios y pueblos:
Esta situación hace que, cada vez más, se movilicen los pueblos en sus propios territorios por la defensa de su soberanía y autodeterminación. Pero a la vez se desarrollan procesos de solidaridad con países que el imperialismo pretende destruir para acabar con las aspiraciones de conquistar mayores niveles de soberanía e independencia y más aún con aquellos que pretenden construir el socialismo. Como son los casos de Venezuela, Cuba y Nicaragua en América Latina. Esto obedece a estrategias geopolíticas mundiales con sus particularidades regionales del imperialismo colonialista que involucra territorios más amplios interrelacionados. Esto exige a las trabajadoras y trabajadores estrategias mundiales de solidaridad de clase como un principio que nos permita practicar el apoyo mutuo entre trabajadoras y trabajadores y entre los miembros de las clases explotadas y oprimidas.
Las líneas geopolíticas del imperialismo estadounidense y de la OTAN:
El imperialismo traza las estrategias geopolíticas con su brazo armado, la OTAN. Se trata de una organización para la conformación de políticas de guerra fría, provocaciones, creación de conflictos, guerras asimétricas, invasiones a países, etc. Ahora inicia una nueva fase de planificación y ejecución de los dispositivos de cambio de régimen y guerra asimétrica desplegados a escala global, incorporando otras tecnologías de coerción, hostigamiento y presión envolvente con un elevado grado de sofisticación, extensión e impacto sobre los diversos planos de la comunidad mundial, entendida como la interacción compleja entre Estados, sociedades y universos culturales y normativos.
La expansión de la OTAN en el mundo y especialmente en América Latina:
La OTAN se esta expandiendo por el mundo, Europa, América latina, Asia y África. La OTAN, como brazo armado del imperialismo, está desplegando la política de cambio de régimen y guerra asimétrica contra diferentes naciones (China, Rusia Irán) y en América latina contra Venezuela, Cuba y Nicaragua utilizando a Colombia como punta de lanza. Debemos recordar que Colombia fue confirmado como “aliado” importante dentro de la OTAN. Cuenta además con la colaboración de Brasil y Argentina. La clase obrera mundial debe luchar contra toda forma de expansionismo e injerencismo de la OTAN en el mundo y Luchar por la preservación de la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz (CELAC del 28 y 29 de enero 2014).
El cambio climático está ante nuestros ojos:
Desde hace décadas, reportes científicos advertían sobre los riesgos que traía consigo el modo de producción capitalista que ha dado como resultado la actual crisis climática en el planeta. La clase obrera debe tener un programa de clase acerca de la crisis climática y debe luchar por solventar los problemas ecológicos mediante una voz propia independiente a la del capital.
Las y los asalariados, a causa de los procesos de superexplotación y precarización del trabajo, sufren los impactos negativos de la crisis climática y, en general, de la ecológica y no pueden quedar al margen de la solución de estos problemas, es por ello por lo que deben presentar un programa de lucha en la solución de la crisis climática y la construcción del ecosocialismo. La clase obrera del siglo XXI sólo podrá jugar un papel independiente y central si además de luchar por las reivindicaciones más sentidas del movimiento obrero, asume el combate contra el patriarcado junto al movimiento feminista, la lucha de los pueblos originarios y la defensa de la biósfera, junto a la juventud y amplias capas de profesionales y científicos.
A partir de este contexto internacional es que expresamos que existe la necesidad de globalizar las luchas antimperialistas (feminista y antipatriarcal, pueblos originarios, cambio climático, trabajadoras y trabajadores, campesinos por la tierra, lucha por la soberanía de los pueblos) e ir conformando una organización que articule alianzas con los pueblos del mundo contra el imperialismo de EE. UU. y Europa.
Debemos también tener claro que como expresaba Engels, no hay internacionalismo posible cuando la propia existencia de las naciones no está garantizada
Debemos reconstruir articulaciones y alianzas en la que estructuremos nuestras fuerzas comunes para una lucha única y global contra el imperialismo colonial. Construir nuevas formas orgánicas socioproductivas y político-culturales que se orienten a la superación del capitalismo y que les otorgan a los movimientos sociales objetivos de lucha comunes para la construcción de solidaridades concretas entre ellos.
Se necesita un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: extinción por la guerra nuclear, por la catástrofe climática, y por el colapso social.
Lo anteriormente planteado nos permite demostrar que la lucha de clases es un hecho incontestable y que la emancipación de la humanidad del capitalismo opresor será solo obra de la humanidad misma. Como ejemplo histórico debemos recordar esa lucha del 1 de mayo en 1868. Nunca será olvidada por las trabajadoras y trabajadores del mundo
Estamos en tiempos convulsos, pero de lucha. Solo la humanidad salvara a la humanidad y al planeta.
¡No hay otra