"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Las cabezas sin precio

El asunto no es la acusación de narcotráfico jamás demostrable ni la recompensa ofrecida por la información “que pueda llevar a la detención y arresto”.

“Los subterfugios lingüísticos han estado presentes en todas las guerras y hoy se usan con mayor intensidad para evitar la incertidumbre que genera una declaración formal, evadir los controles parlamentarios y disminuir los costos políticos de la derrota”.

Por eso, los administradores de la Casa Blanca están obligados a implementar  un Estado de excepción, aliñado de artimañas jurídicas como la modalidad de ataque a nuestro pueblo sin precio de mercado; y  la Fiscal del Sur del Estado Florida presenta el faroleo discursivo de: “Tengo un mensaje para los altos cargos del chavismo, la fiesta se les está acabando”.

En el momento político que las acciones y medidas del gobierno revolucionario y del Presidente Nicolás Maduro  agrietan los soportes geopolíticos del bloqueo y de las sanciones, el imperio  toma nota de qué su política de “ahora o nunca”  se diluye, y Trump acelera  planes guerreristas y destructivos que la saña de Alcalá Cordones y Guaido están inhabilitados de realizar.

Los datos estadísticos relacionados con la atención de la pandemia (validados por la OMS y la ONU), evidencian nuestras fortalezas éticas, políticas e ideológicas, a pesar de aquéllos de mal agüero que “presagiaban la incapacidad de la revolución bolivariana para hacerse cargo de la  expansión del coronavirus”, y de los criticones de oficio que escribieron “este país es un desastre, Maduro no tenía de otra que un préstamo del FMI endosado con un paquetazo neoliberal y ahora si se jodió todo,  se quitaron las máscaras porque el socialismo no aparece por ningún lado”.

En una situación económica, extremadamente crítica, nos protegemos eficaz y eficientemente del coronavirus, sostenemos la iniciativa política  y avanzamos nuestras mejores estrategias. De nuevo, fracasa el lenguaje economicista de las sociedades y los discursos  políticos banales,  en su  pretensión de interpretar las transformaciones subjetivas o de la conciencia del pueblo Venezuela y las fortalezas innegables del gobierno revolucionario: se les escapa la minucia de qué estamos hechos las venezolanas y los venezolanos.

Tasar en dólares la idea de nación de Bolívar y Chávez, siempre es y será un camino hacia la derrota.

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