“EL BARCO DE LA MULTIPOLARIDAD PARTIÓ… NO HAY MARCHA ATRÁS” Es la frase central de la columna del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, extraída del discurso del presidente ruso Vladimir Putin, en el foro económico de San Petersburgo, que derivó además, en la sentencia de que “La unipolaridad norteamericana ha finalizado.”
Todo ello en una semana en que en Europa se agudizó la crisis energética, económica y política con una gigantesca manifestación en Bruselas y que el conflicto de Ucrania resulta cada día más desastroso para Occidente. También resalta Carlos, que el presidente de China, Xi Jinping, se comunicó telefónicamente con Putin, para darle todo su apoyo en el camino de reforzar su postura soberanista.
Y entrando en geopolítica, nos asegura que «somos observadores privilegiados” del momento bisagra de la historia, marcado por esta cumbre de los «BRICS Ampliados» de San Petersburgo, acompañada en paralelo de múltiples eventos de cooperación económica, y con la mayoría de las potencias emergentes apoyando la multipolaridad como sistema de gobernanza internacional, lo que evidencia el franco retroceso del G7 y G20. Además, analiza la particularidad de La India, que debe definirse sobre el posicionamiento internacional que ha de tomar.
La repercusión mundial de este cónclave ha sido tan abrumadora que ni siquiera el poderoso aparato mediático de Occidente pudo censurarla. Fueron decisiones tan importantes como revolucionarias, que dieron la vuelta al mundo por su propia trascendencia.
Medidas tales como:
- Profundizar el modelo “Sur Global” en detrimento del norte anglosajón.
- Incrementar la integración euroasiática y africana, y la interacción con América Latina.
- Crear mecanismos de pagos con monedas locales, evitando el uso del dólar.
- Reemplazar el Swift, la mayor herramienta financiera global de Estados Unidos.
- Crear de nueva Agencia de Calificación que suplantará su similar de Occidente, creada solo para imponer sus intereses.
- Aumentar la construcción de una cadena propia de valores y de suministros.
- Confirmar las gigantescas inversiones en infraestructura, por parte de India y China, en los miembros más pequeños de la región.
- Consolidar una nueva estructura económica mundial de intercambio, a través de gigantescas infraestructuras, tanto de rutas, de aeropuertos, de ferrocarriles, de logística, de puertos, y de rutas fluviales y marítimas.
Y es en este nuevo escenario del BRICS, donde acaba de ingresar Argentina junto a Brasil, los dos mayores países de la región, dónde se le presenta a Sudamérica una oportunidad histórica de participar en la nueva reconfiguración global con voz y voto y en un momento dónde soplan fuertes vientos de cambios políticos en todo el subcontinente.
Y no sólo se trata de ser parte de la nueva RUTA DE LA SEDA y de la estrategia de bases y puertos del COLLAR DE PERLAS, sino de hacerlo con pleno derecho, en una estructura centralizada y encabezada por las más importante potencias económicas del mundo, como China, India y Rusia. En un nuevo eje integracionista, más allá de la ideología, basado en las necesidades y las potencialidades de cada uno y que nos acerca la posibilidad, por primera vez en mucho tiempo, a la recreación del sueño de la PATRIA GRANDE.