Centenares de historiadores, profesionales de otras áreas, cultores, dirigentes sociales y activistas del Poder Popular han acogido con mucho entusiasmo la propuesta surgida desde el seno del Centro Nacional de Historia denominada, con mucha pertinencia, la Historia Insurgente.
Ya no es un secreto que en la historiografía tradicional se invisibiliza a los sectores históricamente explotados y excluidos de la sociedad; hablamos de indígenas, negros, mulatos, zambos, pardos y, por supuesto, el de las mujeres, entre otros. Estos constituyen la fortísima amalgama con la que se comienza a nutrir la propuesta de construir el relato de los vencidos.
En lo concreto es otra perspectiva para la historia, permite la visión desde el lugar de los oprimidos. Se trata de develar lo que ha estado oculto, es conocer para desmitificar, para descolonizar la memoria, con la intención de aflorar en la conciencia histórica lo que pueda sostenerse desde posiciones de clase, anticapitalista, sin perder de vista categorías que determinan mucho los procesos actuales, tales como raza y género, y desarrollar, también, las enormes posibilidades de la perspectiva geohistórica, desde lo local, lo comunitario, que han cobrado mucha fuerza en Revolución Bolivariana.
Las mujeres y los hombres que forman parte de los sectores sociales excluidos siempre han participado de forma de terminante en los procesos históricos, muy a pesar de la vieja historiografía, la cual jamás lo escribirá así, pero lo poco que se ha escrito al margen, o a contracorriente, no es suficientemente conocido como debe ser conocido, para ayudar a reforzar mucho más los intereses genuinos de la inmensa mayoría de los excluidos.
Se trata, como dice el profesor Luis Felipe Pellicer, de “… hacer llegar la historia a las mayorías, visibilizar a los sectores históricamente excluidos de la historiografía tradicional y construir la historia en colectivo”, esto es aceptar que el pueblo puede ser protagónico en la escritura de su historia, pues es la misma historia en la que participa protagónicamente aunque la vieja historiografía se niegue a registrarlo.
La Revolución Bolivariana ha producido una profunda refundación de la conciencia histórica de nuestro pueblo, como dice el profesor Pedro Calzadilla. El comandante Hugo Chávez fue un incansable pedagogo en esa línea, buscaba echar bases sólidas para el proceso de liberación que él se propuso con nuestra Revolución.