"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Día de los trabajadores y política económica

Los trabajadores venezolanos han soportado durante los últimos dos años -pacientemente hasta ahora- el peso de niveles salariales insosteniblemente bajos; por debajo de lo recomendable para una política económica comprometida con el crecimiento y la reforma social, incluso, para una comprometida tan solo con el crecimiento y la eficiencia económica.

El mantenimiento de niveles salariales tan bajos no sólo actúa en detrimento de las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias, al no poder éstos sostener su nivel de vida y la de sus hijos ni asegurar la atención de sus necesidades básicas, sino que dificulta el proceso productivo, ya que disminuye los incentivos económicos para ser productivos, distrae fuerza de trabajo hacia el sector informal y hacia el extranjero, incrementa la pobreza y la precariedad laboral en términos generales, y también promueve comportamientos que violan la ley y, en general, estimula conductas individuales que imposibilitan el logro de fines sociales o colectivos y el establecimiento de un orden social mínimo (promueve el delito, la corrupción, el cobro de comisiones y coimas por parte de funcionarios, etc.) .

El ataque y asedio a los que se somete a la economía venezolana han depreciado excesivamente el valor de su moneda, más allá de niveles justificables económicamente, acentuando la pérdida del ingreso de los trabajadores. Las medidas de boicot y sabotaje económico, adoptadas por factores externos contra los venezolanos y solicitadas por factores apátridas de la oposición fascista, han hecho más difícil la actividad económica nacional y provocado el fracaso de los intentos de estabilización económica.

Los niveles salariales deben guardar relación con el costo de reproducción en condiciones normales de la fuerza de trabajo. Una manera de evaluar la justicia de los reclamos de incremento salarial, y ofrecer una señal de lo que podría ser un nivel salarial “normal” para los trabajadores venezolanos, sería compararlos con el nivel salarial de economías vecinas, con similar grado de desarrollo productivo relativo.

La reducción de los salarios se ha justificado con motivos de control inflacionario; sin embargo, no podemos superar la situación crítica nacional depauperando a los trabajadores. No se puede crecer con niveles salariales tan bajos; por el contrario, el mantenimiento de tales niveles salariales dificulta la recuperación y conduce a la economía nacional a cotas cada vez más bajas de crecimiento, encontrándonos en una recesión permanente (caída libre). En nuestra opinión, la situación presente refleja una dinámica causal conforme con la que, debido a que los ingresos salariales son bajos, el consumo es bajo; como el consumo es bajo, lo niveles de inversión y producción son bajos; en el nuevo ciclo, como los niveles de inversión y producción son bajos, los niveles de salario son bajos… Y así, se repite continuamente el ciclo recesivo y no es posible salir de él a través del mercado. Tampoco es posible financiar así los servicios y programas destinados a atender a los trabajadores ni tampoco conformar la base financiera de su sistema previsional, los cuales -al igual que sus salarios- se aquejan de insuficiente financiamiento.

Para superar esta situación, es necesario llegar a acuerdos básicos de convivencia y concertación sociales, que contribuyan a generar un piso sólido desde el cual adoptar medidas y retomar las vías del crecimiento y progreso sociales. Este acuerdo debe dar piso -a su vez- a la adopción de un programa económico integral, sustentado en la intervención inteligente en materia económica; en las actuales circunstancias, no podemos ni debemos dejar la responsabilidad de rencontrar la senda del crecimiento económico y la justicia social a las dinámicas del mercado. Insistir en la política de austeridad o conservadorismo económico es completamente equivocado.

Por último, empeñarse en una conducta política promotora del injerencismo y el intervencionismo extranjero, sólo para perseguir fines políticos estrechos, de un bando, no sólo es egoísta, miope y torpe…, sino que es extremadamente criminal.

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2 respuestas

  1. Muy bueno el análisis que realiza el camarada Rodolfo Magallanes. Concuerdo con él ampliamente y soy partidario de que el proceso de recuperar la senda del crecimiento económico inicia con sincerar los salarios de acuerdo al poder adquisitivo real de la moneda, para que el poder de compra del salario le permita a los trabajadores reponer su fuerza laboral y producir a mayores niveles. No se puede permitir que el poder adquisitivo de los asalariados merme continuamente hasta volverse absurdo, eso sólo destruye la economía. Si los trabajadores no pueden comprar, la demanda agregada cae en picada, eso contrae la economía y alimenta el ciclo degenerativo de empobrecimiento del pueblo venezolano.

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