Primero que nada es importante recordar que no existe una sola oposición, sino una diversidad de oposiciones, lo cual es parte de una democracia. No obstante, está demostrado que todos esos fragmentos tienen profundas diferencias en cuanto a cómo hacer las cosas principalmente por sus intereses y la presión de fuerzas extranjeras que quieren apoderarse de los recursos de Venezuela.
Existen algunos opositores y opositoras que efectivamente tienen carácter democrático, los cuales han comprendido que la violencia irracional y la solicitud de las mal llamadas sanciones internacionales son productos de los intereses de la decreciente hegemonía imperial. Entonces, los diversos partidos democráticos es la única opción sabia que les queda a los venezolanos y venezolanas de bien, que piensan diferente al chavismo, lo cual es respetable, pero totalmente debatible.
A pesar que no han dejado gobernar al chavismo, particularmente desde que llegó Nicolás Maduro al poder político y han tratado de destruir a Venezuela en miles de ocasiones y de múltiples formas, existen personas que no quieren a la revolución bolivariana. Estas personas han claudicado mentalmente y son victimas de una de las más grandes campañas a nivel mundial en la historia que se haya dado contra un país.
Sin embargo, la mayoría de ese pueblo opositor no quiere la violencia, sino progreso económico y bienestar social. Así que ese otro grupo opositor que comulgan con el fascismo, no tiene razón de ser, son una expresión errada de la vida política de Venezuela. Y el desespero es mal consejero en el tablero político.
Lastimosamente, el ruido y la violencia llaman más la atención a nivel internacional. Y eso es lo que busca una frustrada María Corina Machado. Ya está comiquita es de mal gusto para todos y todas. Esta batalla política a nivel nacional tiene una repercusión negativa en una amplia capa de la cebolla social que está ocupada solventando las cosas, que no está con el chavismo ni con esas oposiciones, si bien se pueden inclinar por algún lado de la balanza en unas elecciones o mantenerse al margen, este segmento quiere paz y que sus condiciones materiales de vida vaya mejorando como ha venido pasando.
Cuando me refiero a una repercusión negativa, quiero decir que la gente se ve saturada de tantos problemas, así como cuando las mal llamadas redes sociales bombardean de campaña sucia y enajenante. Esto afecta negativamente a la política como método de construir no solo la democracia, sino de avanzar en el desarrollo económico porque ocasionan intencionalmente que las personas se aíslen y se aparten de una lucha histórica, común y estratégica en contra del sistema imperial. Sin embargo y contradictoriamente la política significa lucha permanente y colectiva. La formación ideológica es esencial hasta en la redes.
Es fundamental comprender que el crecimiento macroeconómico de Venezuela no es un milagro, sino una dura batalla que se está librando en múltiples dimensiones. Es necesario comprender que ese crecimiento se percibe aguas abajo de forma lenta y ahí es cuando algunas personas se desesperan justamente por la visión de vida Occidental que tenemos al querer las cosas para ya mismo. Entonces, es valido abrir un debate científico y popular sobre el salario, la producción y la educación dentro del marco de la eficiencia y eficacia del Estado.
Ahora bien, si las personas que son opositoras quieren mejorar su forma de vida tienen que comprender de una vez por todas que con esa oposición extremista seguirá pasando lo que ha venido pasando históricamente, no darán pie con bola. Su descontento se convertirá en su propio enemigo y caerán en un estado de depresión que junto con las redes digitales será un coctel psicológico autodestructivo.
El gobierno bolivariano no solo ha sabido superar al imperialismo durante 26 años con la Constitución, el espíritu de Bolívar y Chávez y las múltiples políticas públicas que benefician al Pueblo. Sabemos que el Programa, la organización de las fuerzas revolucionarias y la conciencia política han permitido marcar los goles y ganar los partidos a pesar del bloqueo internacional y es clave para la izquierda mundial que la alternativa bolivariana continué en el poder político para promover la esperanza y construir un nuevo mundo diferente al capitalismo neoliberal y financiero que está mutando a un tecnocapitalismo para no desaparecer.
Ese capitalismo tecnológico que está emergiendo quiere destruir la política, el Estado y a la misma humanidad al buscar fragmentarla socialmente. Si esas personas opositoras de bien, que son demócratas y han buscado refugio en el extremismo, no asumen su error en darle el apoyo o su voto de confianza a éste sector extremista que solo representan los intereses de los gringos, jamás podrán contribuir con el crecimiento económico de Venezuela ni con los Derechos Humanos que han sido violado con las sanciones internacionales de EEUU y UE.
Para finalizar, tu opositor u opositora que si bien puede ser buena persona y tener tu derecho a pensar diferente al chavismo por cualquier posible razón o por manipulación psicológica, no reflexiona con cabeza propia más allá de lo que puedan decir las redes digitales o los ruidos del descontento momentáneo, por lo menos sean críticos constructivos y aporten paz en cualquier lugar donde estén.