Las y los delegados reunidos en la ciudad de Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, en el marco del “Congreso Internacional de Comunicación”, luego de las deliberaciones efectuadas hemos llegado a las siguientes conclusiones:
Los pueblos del mundo se encuentran sometidos a una vorágine de tensiones, conflictos y guerras instigadas por el sistema capitalista en su fase neoliberal. Las potencias occidentales, aliadas a las élites de cada país, intentan imponer a sangre y fuego el capitalismo mediante fórmulas dictados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en detrimento de la soberanía de los pueblos.
A tono con dichos planes, la industria cultural del capitalismo moldea la subjetividad controlando la producción y difusión de contenidos para imponer el proyecto civilizatorio del capital. Se trata de una lógica moderna-colonial que persigue el control social, inscribe el pensamiento único a escala planetaria y apuntala la homogeneización cultural con el objeto imponer el modelo de intercambio desigual norte-sur, favorable al sistema socio metabólico del capital.
La subjetividad de los pueblos está en disputa. En efecto, la comunicación concebida desde los grandes consorcios capitalistas se ha constituido en una poderosa herramienta que invisibiliza la diversidad del pensamiento, proscribe el disenso, acalla a los pueblos y aspira a monopolizar la opinión pública al reducirla exclusivamente a las ideas sostenidas por las elites dominantes. Este proyecto de dominación global que intenta conquistar las mentes y corazones, se inscribe en la tradición de la colonialidad eurocéntrica que hoy tiene su principal cancerbero en el imperialismo estadounidense.
La Casa Blanca pretende preservar su hegemonía mundial bloqueando la liberación de los pueblos y la irrupción de nuevas potencias que reconfiguren un mundo multipolar y pluricéntrico. Nuestra América se ha convertido en importante escenario de gran pugnacidad geo-política donde se juega tanto el futuro de los pueblos del continente como una importante batalla en la que el imperialismo estadounidense pretende afianzar su hegemonía ante otras potencias. Esto responde a que América Latina y el Caribe es un importante reservorio de riquezas naturales, pero principalmente a que en esta parte del mundo florece una cosmovisión distinta, más humana y sustentable de entender la vida, la cual se concreta en los países que experimentan importantes procesos de cambio de la mano de los gobiernos progresistas.
En la actual situación regional los mass media han jugado un importante papel en el descrédito de los gobiernos progresistas, el desprestigio de los movimientos sociales, la erosión del apoyo popular a los procesos de cambio mediante campañas desinformativas que manipulan los hechos e imponen la post-verdad como una constante para modificar la comprensión del mundo y por ende el comportamiento político de la población. Incluso han sido utilizadas de forma recurrente en operaciones psicológicas orientadas a alterar la correlación de fuerzas sociales y la consciencia de clase en función de los intereses del imperialismo estadounidense.
Las insurrecciones populares contra el neoliberalismo en Haití, Ecuador, Chile, Panamá y Colombia, aunado a los triunfos electorales de alternativas políticas en Argentina y Bolivia conformaron un nuevo escenario regional encaminado a frenar la ofensiva estadounidense en el continente. Sin embargo, el golpe de Estado en Bolivia es un intento brutal de frenar este avance, orientado a recolonizar la región y, por ende entraña un importante precedente ya que en este país se juega el futuro de las luchas democráticas del continente.
El velo comunicacional impuesto por los consorcios privados, tal como ocurre en la actual situación en el Estado Plurinacional de Bolivia, disfraza la injerencia estadounidense, legitima la violación reiterada del derecho internacional público por parte de las grandes potencias, encubre la utilización del paramilitarismo en la región, promueve golpes de Estado contra gobiernos soberanos, “justifica” el uso de la fuerza militar y policial, criminaliza las demandas de los pueblos y censura a quienes piensan diferente.
Las agresiones contra Venezuela son el mejor ejemplo que evidencia la articulación de las grandes cadenas de medios de comunicación occidental con los objetivos militares de Estados Unidos, el uso del paramilitarismo, el cerco diplomático y el bloqueo económico-comercial programado para reducir su apoyo popular y arrebatarle su derecho a la independencia y el desarrollo.
La Revolución Bolivariana es un emblema de dignidad anti-imperialista que ha resistido los incesantes ataques perpetrados por la Casa Blanca y la mayoría gobiernos pertenecientes al Grupo de Lima. Esta ofensiva imperialista es la respuesta a un modelo político-social signado por la inclusión social y la democracia participativa como ejercicio permanente que desborda el marco de la democracia liberal. La participación política real del pueblo se concreta, entre otros espacios, en las organizaciones del poder popular protegidas por un novedoso entramado jurídico que promueve el florecimiento de los medios comunitarios y alternativos que rompen con el monopolio privado de la comunicación en el país. En Venezuela habla el pueblo con voz y con medios propios, enfrentando a los consorcios más poderosos del mundo.
Con la inquebrantable unidad cívico-militar aunada a las más amplias libertades, que han impulsado la comunicación alternativa y el fortalecimiento del Poder Popular, en Venezuela se le ha dado continuidad al sueño del Comandante Hugo Chávez, se mantiene el proyecto con rumbo hacia el socialismo y se defiende la voluntad popular expresada en la elección del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.
La revitalización del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), la proliferación de bases militares estadounidenses en Nuestra América y la adhesión de Colombia a la OTAN, son algunas evidencias de la política de agresión sistemática que se implementa contra los pueblos de la región, ofensiva que se refuerza permanentemente con la utilización de los medios de comunicación y redes digitales que abonan la opinión pública en favor de las acciones militares.
El “Congreso Internacional de Comunicación” declara:
Acompañamos el clamor general del pueblo boliviano que exige el respeto a su auto-determinación, el reconocimiento de su carácter plurinacional y de su rico acervo cultural que constituye ya una alternativa al irracional modelo civilizatorio occidental. En consecuencia, condenamos el golpe de Estado en Bolivia perpetrado bajo la dirección de la Casa Blanca y con la anuencia de la OEA.
Denunciamos el bloqueo económico-financiero contra Cuba y Venezuela que viola los derechos humanos fundamentales al impedir el acceso de la población a alimentos, medicinas y otros bienes indispensables para la vida. El bloqueo es una política de Estado genocida del imperialismo orientada a someter a los pueblos.
Saludamos la Victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional y el pueblo de Nicaragua ante el intento de Golpe de Estado orquestado, impulsado y financiado por el imperialismo norteamericano y los vendepatrias, a los que el General de Hombres y Mujeres Libres Augusto C. Sandino llamó «Peleles». Reconocemos y Respaldamos la firme decisión del FSLN, del Gobierno y Pueblo Revolucionario de Nicaragua de continuar avanzando en caminos de Independencia, Soberanía, Unidad, Reconciliación, Trabajo, Paz y Bienestar.
Refrendamos las justas demandas del pueblo de Chile que se levanta contra el neoliberalismo, a pesar de la violación masiva de derechos humanos, el velo comunicacional y el silencio criminal de la Alta Comisionada Michelle Bachelet, podrán disparar a los ojos de la juventud, pero jamás cegar su futuro.
Exigimos la libertad inmediata e incondicional del periodista Julian Assange, quien se encuentra detenido en Reino Unido por ejercer la libertad de expresión. Condenamos la persecución judicial contra este periodista por cumplir con el deber de informar de forma veraz a la opinión pública.
Cuestionamos el uso del Terrorismo de Estado en Colombia y Ecuador que cercena las libertades de los comunicadores al intimidar, agredir y en algunos casos inclusive asesinar a quienes cumplen con el deber de ejercer el periodismo con sentido ético. Apoyamos el Paro Nacional que se desarrolla en Colombia como parte de las luchas legítimas de su pueblo.
Expresamos nuestra admiración y solidaridad con la resistencia y valentía de Siria que enfrenta la agresión de las potencias imperialistas occidentales y el sionismo israelí en el marco de una cobertura parcializada de las empresas noticiosas.
Rechazamos la censura dirigida a invisibilizar las luchas populares por parte del oligopolio mediático al servicio de la globalización neoliberal. El mejor ejemplo se aprecia en el silencio informativo al cual es sometida la heroica lucha actual del pueblo haitiano.
Levantamos nuestra voz contra los gobiernos que censuran a los medios de comunicación alternativos, populares y comunitarios. Esto es un atentado flagrante contra la libre de expresión de los pueblos.
Condenamos el uso espurio de las grandes empresas de comunicación y las redes sociales al servicio de los poderes fácticos como un instrumento para ejecutar operaciones psicológicas contra los pueblos del mundo en el marco de la Doctrina de la Guerra No Convencional.
Exigimos a todos los medios de comunicación y a los comunicadores un ejercicio ético del periodismo. Clamamos por un compromiso con la verdad con independencia de su opinión política, credo religioso, línea editorial, condición económica y/o posición social.
Denunciamos la apropiación indebida de nuestra información personal con el uso de la “big data” en función de campañas de comunicación que pretenden modificar el comportamiento y la subjetividad de los pueblos. Abogamos por el respeto de la privacidad de los usuarios y usuarias de las plataformas en linea. Alertamos sobre el uso de las redes sociales para perseguir a quienes disienten de la política neoliberal.
Ratificamos el acuerdo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) de declarar a América Latina y el Caribe como territorio de paz y, en consecuencia, exigimos al gobierno de los Estados Unidos el cese inmediato de la injerencia en los asuntos internos de los países de la región.
El “Congreso Internacional de Comunicación” aprueba el siguiente plan de Lucha:
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Celebrar cada año el “Congreso Internacional de Comunicación” con sedes rotativas a petición de cada país. Realizar en Nicaragua durante el mes de Febrero de 2020 la segunda reunión del Congreso Internacional de Comunicación.
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Designar una Comisión del Congreso para crear un reglamento básico y una estructura de funcionamiento con base en las propuestas de los partidos y movimientos participantes. Esta propuesta será discutida en el próximo Congreso Internacional de Comunicación.
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Articular una Red de Redes Internacional de Comunicación constituida por todos los y las delegadas así como por todos los partidos políticos, movimientos sociales y organizaciones del Poder Popular presentes en este Congreso. Dicha Red Internacional de Comunicación se vinculará con las distintas plataformas de comunicación creadas en el marco del Foro de Sao Paulo (FSP) y las redes similares concebidas en los Congresos y Encuentros Internacionales sectoriales derivados del XXV Encuentro del FSP, Caracas.
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Crear una multiplataforma de carácter internacional para el Intercambio y creación de Contenidos, adscrita al Congreso Internacional de Comunicación para la interacción, generación y divulgación de contenidos alternativos.
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Crear la Universidad Internacional de la Comunicación concebida como una comunidad de saberes a través de una plataforma de formación, investigación, producción de conocimientos y de contenidos, para aportar al proceso de liberación de los pueblos, a la búsqueda de la igualdad, el buen vivir y la justicia social.
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Desarrollar un censo de los comunicadores, medios de comunicación y redes de comunicación de los distintos partidos políticos, organizaciones del Poder Popular y movimientos sociales de los Congresos y Encuentros Internacionales desarrollados en Venezuela durante 2019.
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Construir, con las agendas de lucha aprobadas en los Congresos y Encuentros Internacionales desarrollados en Venezuela durante 2019, campañas comunicacionales desde la Red de Redes aprobadas en este Congreso.
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Adoptar el 12 de abril como día internacional de la comunicación popular.
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Crear el premio latinoamericano y caribeño para reconocer la comunicación alternativa y emancipadora por parte del Congreso Internacional de la Comunicación.
El “Congreso Internacional de Comunicación” asume la Agenda de Lucha adoptada en el “I Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras en Solidaridad con la Revolución Bolivariana”, refrendada por el “I Congreso Internacional de Mujeres”, por el “Congreso Internacional de Comunas, Movimientos Sociales y del Poder Popular”, por el “I Encuentro Internacional de Pueblos Indígenas” y por el “Congreso Internacional de Afrodescendientes”, celebrados en la República Bolivariana de Venezuela durante el año 2019, agenda que incluye lo siguiente:
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Coordinar, en las capitales del mundo, una jornada para el próximo 9 de diciembre de 2019, día de la conmemoración de la Batalla de Ayacucho, a fin de condenar las políticas injerencistas del imperialismo estadounidense en Nuestra América. ¡NO MÁS TRUMP!
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Realizar una jornada internacional de movilización en respaldo a la Revolución Bolivariana y contra el neoliberalismo el día 27 de febrero del año 2020, en conmemoración del 31 aniversario de la primera insurrección en Caracas contra el neoliberalismo.
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Convocar, para el mes de abril de 2020, una movilización mundial por la paz en Venezuela, en Nuestra América y contra los planes guerreristas del gobierno de Estados Unidos.
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Desarrollar una jornada internacional de repudio a La Doctrina Monroe contra el bloqueo y demás medidas coercitivas unilaterales para el 28 de junio de 2020.
Ciudad de Caracas, Cuna del Libertador Simón Bolívar y Capital de la República Bolivariana de Venezuela a los 4 días del mes de diciembre de 2019