"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Barcelona: Como el himno de Anzoátegui, “Pujante y altivo”

El liceo Juan Manuel Cajigal y la Universidad de Oriente fueron dos grandes escuelas de formación académica y política, pasar por allí y no contaminarse con la bravura kariña era algo casi imposible. Tus primeras valentías nacieron envueltas en un collar de piedras para la policía, era como decirles: aquí estoy yo, bravo como mi sol y dispuesto a defender los derechos estudiantiles y los derechos del pueblo. Fue el  inicio de una larga pelea que no termina, no hay quien la silencie, no hay quien la calle.

Esas raíces marcaron sus primeros brotes aquella mañana del 27 de octubre de 1965. Tú  eras “un pelaíto” mientras que toda Barcelona y todo el país quedaban conmovidos por la aparición del cadáver de Alberto Lovera muy cerca de tu casa. El Cojo Lovera, como lo llamábamos todos, aparecería en las playas de Lecherías con signos de haber sido bárbaramente torturado. Yo era un adulto de 25 años no pude guardar mi rabia y mi llanto; para ti y tu generación adolescente eso marcó un ejemplo y la complicidad de gobernantes, jueces, sicarios sigue chocando con la historia, vivimos en una sociedad de cómplices.

Una vez, precisamente bajo el sol oriental, Humberto Vargas me dijo: “David, quien se va de último paga la cuenta,” la cola es larga y uno siempre desea estar después del último, Tú no tenías nada que ver con todo eso, pero nos hiciste trampa, te adelantaste y ahora nos dejas con este vacío enorme en la Brigada, en la Red Angostura y en los corazones, con un dolor hondo en el que aún estamos descalzos y sólo lo cobijan tu suegra para ‘que me planche las guayaberas’ y la sonrisa y amor puro de la Walkiria que no para de alegrarnos la vida.

Siempre te envidiamos el compartir con una familia tan bonita, con hijos queridos de lado y lado, con sueños, aventuras, episodios, luchas y enfrentamientos políticos, combates contra malandros, exilios y regresos, enfrentados a la mezquindad de quienes como malos adversarios nunca aceptaron tus éxitos en las luchas cotidianas.

Nos enseñaste a creer en el llanto paciente y secreto de las abuelas de mayo, de la vieja Rosa Soto, de Tachi y de tantas otras madres y parejas de desaparecidos. Juntos en revolución, aprendimos a creer y seguimos creyendo en miradas profundas, gigantes y esperanzadoras del Che, Fidel y Hugo Chávez que aún nos dan consejos, alientos y siembran esperanzas. Ahora también creo en la tuya dulce, tierna y bravía.

Algún día te dije que eras “un negrito faramallero”, te arrechaste y como era lo usual continuó una sonrisa. Pero no me equivoqué, con tu partida nos han llamado de todas partes, la gente no sale del asombro y es que dejaste sembrado amor, sueños y alegrías por todos lados.

Hoy no podemos despedirte ni cantarte el Bella Ciao y La Internacional, pero no habrá pandemia toda la vida, te despediremos con los honores que mereces, con el puño en alto y el corazón vibrando y cantando con dolor mayor. Abriremos las jaulas a todos los pájaros para que te marches adorando al aire, vueles alto con tus pensamientos y que tus secretos se conviertan en estrellas brillantes y que junto a tu luna llena alumbren el camino de la revolución.

Le  contaremos a Nicolás que saliste con una bayoneta calada a luchar por la unidad y que regresarás con Neruda, con Bolívar y toda Latinoamérica hecha pueblo.

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Un comentario

  1. Muy bonitas palabras de despedida las de david Nieves, que reflejan el amor sembrado en una relación de camaraderia que nacio y se forjo en la lucha por la felicidad de nuestro pueblo, poco tiempo trate a Angel se extrañaba, que teniamos algunos amigos camarada en común y no habiamos coincidido antes, pero fue que me vine a Guayana muy temprano y mi militancia fue con otra izquierda, una que no le gustaba le llamaran de izquierda, pero andabamos en lo mismo, le recordare en su sorisa y sus palabras cariñosas como si nos conocieramos de toda la vida, hasta siempre Angel, gracias por tu cofianza.

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