Almagro no viene a las elecciones de diciembre. “Al cabo que ni quería” –dijo el que nadie había invitado. Y es que la última vez que alguien invitó a Almagro a meter sus narices en un proceso electoral, todo terminó en golpe de Estado. No te vistas que no vas.
De todos modos, las elecciones, la soberanía y esas cosas están pasando de moda. Lo que se lleva es el apoyo de los EE.UU y Europa. No importa que nadie te conozca, que nadie haya votado por ti, si ellos te designan como presidente, presidente serás. No importa que exista un verdadero presidente electo con la mayoría del voto popular, eso no sirve de nada porque, desde hace un tiempito para acá, la soberanía de los pueblos reside en el Departamento de Estado y en el Parlamento de de la UE.
Ya nos les basta desconocer gobiernos electos, e inventarse presidentes (AEIOU) de la nada –nunca mejor dicho– ahora desconocen resultados electorales meses antes de que ocurra la elección, todo esto en nombre de la democracia
Como la gata Flora, exigen “elecciones ya” cuando no tocan, y cuando corresponde hacerlas y las hacemos, entonces lloran.
Gobiernos satélites, perritos simpáticos, juegan con la candela del desconocimiento de la soberanía de otros, como si fueran ellos a prueba de fuego, como si un día no los fueran a quemar. Le pasó al primo de un amigo allá en España.
Y esto es todo un enorme bostezo: la pose de dignidad con que declaran, el cinismo, la vista gorda cuando los gobiernos que montan con sus trampas terminan siendo nazis, ISIS o paracos; la palabra democracia despojada de sentido da tanto sobarla a contrapelo… Ucrania, Bolivia, ¡Heil Hitler! ¡Qué bello todo!… Venezuela, Hong Kong, Bielorusia… Chinos malvados, Rusos peores… Vivimos en los tiempos en que celebrar elecciones es un atentado contra la democracia, porque democracia que se lleva ahora son gobiernos impuestos por los gringos y sus perros a control remoto o a bombazos.
Así, en un mundo donde las reglas del juego fueron arrasadas, nosotros vamos a elecciones en diciembre, como lo hemos hecho tantas veces en estos veinte años. Y como tantas veces lo hemos hecho, vamos a ganar y otra vez, como siempre, vamos a ser desconocidos, a ser acusados de tramposos, de fraudulentos, vamos a ser negados, invisibilizados, vamos a ser amenazados… y como siempre vamos a seguir aquí de pie, resistiendo defendiendo nuestro inobjetable derecho a resolver nuestros asuntos entre nosotros.
En fin, que si los gringos no quieren elecciones, si no quieren que votemos, como corresponde, pues doble ración. Que por eso es que están furiosos, y plátano hecho; porque hace tiempo decidimos que aquí, en Venezuela, no mandan ellos, sino nosotros, los venezolanos.
¡Nosotros venceremos!