La cuestión del poder es lo que ha estado presente siempre en la confrontación social y política en Venezuela, sobre la apropiación de la tierra y el petróleo, ayer contra el imperio español y hoy contra el imperialismo yanky. El imperio nos ha subordinado por intermedio de dos formas de gobierno republicanos, la dictadura militar clásica y el régimen liberal burgués representativo.
Con el derrocamiento del presidente Cipriano Castro en 1908, la imposición del gomecismo y posteriormente el perejimenismo, se estableció una forma de gobierno autoritario militar, amamantado desde Washington, que se agota el 23 de enero de 1958. La otra forma de gobierno liberal burguesa de AD y COPEI se agota histórica y políticamente con los acontecimientos de febrero de 1989, del 4F y noviembre de 1992, pero sobre todo con el surgimiento del liderazgo popular del Comandante Chávez que llega a Miraflores, símbolo del poder, y convoca la constituyente de 1999.
Y se extingue así, histórica y políticamente, el régimen liberal burgués y la hegemonía de Estados Unidos.
Desde entonces no se ha podido dar golpes militares victoriosos y regímenes liberal representativos. La oposición gana las elecciones de la Asamblea Nacional en el 2015 y no le es posible a partir de ese hecho cambiar efectivamente la correlación de fuerzas, es decir, se trata de un triunfo aislado que es neutralizado con base de una serie de derrotas.
Las contradicciones se han agudizado como nunca en nuestra historia, el imperialismo yanky y la burguesía se han lanzado contra la nación venezolana y ello se ha traducido en la contradicción principal entre el imperio y la soberanía de la nación y ha agudizado la contradicción fundamental entre el capital y la clase obrera y venezolana.
El imperialismo no puede ni podrá resolver las contradicciones con base de las formas clásicas de gobiernos autoritarios militares o representativos burgueses. No podrán consolidar esa situación regresiva porque pasaríamos a un estado de resistencia de guerra civil nacional continental para así combatir la presencia de un protectorado militar yanky en Venezuela y un conjunto de países latinoamericanos.
La alternativa verdadera es el camino de la paz de la nación, la defensa político-militar de la revolución bolivariana y la consolidación de la República Bolivariana de Venezuela como una base de resistencia antiimperialista y socialista, unida globalmente con la Revolución Cubana y la Nicaragüense, los pueblos que quieran ser libres en la región, las fuerzas favorables a nuestra causa y los aliados estratégicos de países independientes que luchan a favor de un mundo sin centros hegemónicos.
Esa estrategia la asumimos en el marco de la lucha popular prolongada protagonizada por el pueblo venezolana: que a nadie le quepa duda de la claridad del mando Bolivariano sobre esta política…
No es nada fácil para la élite supremacista yanky la cosa venezolana, como lo fue en 1908, en 1945 o en 1958.
Las circunstancias son distintas. Nosotros venceremos el asedio imperialista yanky y la humanidad sobrevivirá a la situación del COVID-19.
El 6 de diciembre está en juego el desenlace de las victorias obtenidas por el gobierno revolucionario presidido Nicolás Maduro y la defensa de la Patria Bolivariana. Qué nadie tenga dudas sobre ese parteaguas que los chavistas decidiremos victoriosamente,
Por lo demás, a la patria boba y los pendejos se la tragó la historia y nuestro pueblo sellara ese fin en apenas dos meses.
En enero de 2021 será otro momento político. Desde ya nos aprestamos para el Bicentenario de Carabobo y la consigna es la Bolívar y Chávez:
Unidad, lucha, batalla y Victoria.
En esta década 2020-2030 se definirá definitivamente toda esta situación en la región, y el pueblo Bolivariano una vez más jugará un papel fundamental como en el siglo XIX que derrotamos a las fuerzas del Rey Fernando VII.
Viviremos y Venceremos.
Un comentario
La defensa política y militar de la Revolución Bolivariana es uno de los aspectos a debatir para su compresión en el marco de la marcada lucha ideológica que vivimos en la Patria de Bolívar.