Admitamos, para empezar, que buena parte de eso que llamamos «debate político» en Venezuela es una disputa desordenada por los relatos y por las cuestiones del país.
En ocasiones esa diatriba tiene poco o nada que ver con los políticos o con los asuntos propios de la política, concretamente, sino con otros temas. Pero, por supuesto, esos temas son también políticos, pues en Venezuela tenemos la capacidad de convertir la visita de Messi a Venezuela para jugar las eliminatorias a Qatar 2022 en un tema político.
Permítanme no opinar sobre la Vinotinto, para no detenernos en tragedias nacionales.
Hemos visto en estos días que el jugador argentino se volvió tendencia. La imagen era más que llamativa: Messi y la albiceleste se bajaban de un autobús Yutong de piso y medio con el logo de la Misión Transporte, de los mismos que viajan de Caracas a Barinas, para ir a entrenar en el Brígido Iriarte, en las faldas del antiguo reino del Koki.
Días antes, el youtuber mexicano Luisito Comunica había venido a Venezuela y al parecer esta vez no lo robaron. El influencer, con más de 37 millones de seguidores en su canal de YouTube, estuvo por El Vigía, fue a los palafitos en el Sur del Lago de Maracaibo a ver el relámpago del Catatumbo y estuvo por Caracas en el lujosísimo Hotel Humboldt en lo alto del Guaraira Repano. En otras palabras, estuvo frente a dos contrastes extremos del país.
La visita casi simultánea de ambos personajes, como sabemos, generaron otro episodio de ese «debate» desordenado sobre el país y la situación actual.
Esa diatriba no está para nada desvinculada de ese tema constante, pero que repunta intermitentemente, sobre la situación real de Venezuela y «el país que se arregló», frase que muchos usan sarcásticamente y que otros usan para afirmar que algunas cosas están mejor que antes.
La discusión puertas afuera y adentro del país
Desde hace meses el youtuber venezolano Ances Díaz ha sido blanco de polémica por publicar temas de lo cotidiano y resaltando, muy puntualmente, cambios de situación en el abastecimiento, condiciones del país y temas triviales, como una cola en un centro comercial en Los Cortijos para la compra de televisores y electrodomésticos en oferta, pagados en dólares.
Otro youtuber, quizá el más recalcitrante y descerebrado de tales tristes productos de exportación venezolana, javierhalamadrid, fue objeto de atención por dirigirse a Alex Tienda. Javier usó la situación personal de un joven pobre de Petare, quien tenía que trabajar para vivir, y refirió que «esa era la situación real de Venezuela».
Alex Tienda respondió, ofreciendo ayudar al joven y cuestionando a Javier por generar polémica y captar atención, reseñando solo lo malo de su país.
En las redes algunos clamaron por darle la nacionalidad venezolana a Tienda y el show no estuvo carente de emotividades y frases al aire, muchas de ellas bastante vacuas, sobre el amor a Venezuela y los referentes de país.
Veamos que, en medio de toda la trivialidad y aparente esterilidad de todos esos episodios que vienen de youtubers, es un hecho que cualquier debate sobre la situación actual de Venezuela genera atención e interacción. Y es ese el plan de negocios de los youtubers, admitámoslo.
En su última visita a Venezuela Luisito Comunica hizo un primer video de sus primeras impresiones sobre el país, luego de que lo visitara por última vez en 2017. El video presentó varios temas, de lo que «ha mejorado» y lo que «ha empeorado», según su visión.
Sobre lo malo, Luisito habló de las colas por gasolina, la devaluación de los billetes, el acceso a la electricidad, al agua y los costos en dólares de muchos bienes en el país. Eso sí, no hizo mención alguna al bloqueo, que es la principal causa de la caída en la base de recursos del Estado y que tiene un claro vínculo con todos estos ítems.
Sin embargo, un fragmento del video, precisamente el balance final, positivo y optimista que hizo Luisito, fue el que más se difundió. Habló de que veía a la gente «más feliz» que en 2017, bien sea por «conformismo», «resiliencia» o porque «sí hay muchas cosas que han mejorado».
Refirió abastos llenos, la economía «dolarizada», más consumo, más centros comerciales y auguró «cosas grandes» para el país.
En realidad, ni Messi ni los youtubers son concretamente un referente verdaderamente realista y objetivo de la situación de Venezuela. Pero logran generar un debate que se desata de manera bidireccional, especialmente entre los que se fueron y los que nos quedamos en Venezuela.
Es sumamente complicado establecer criterios no subjetivos o no meramente perceptivos sobre la dimensión real del país, por muchísimas razones, pues están justificadas desde la situación particular de cada quien.
El debate sobre el estado actual de Venezuela concierne al estado individualizado de cada quien, dentro o fuera de Venezuela, y parte de una falla de origen: la del «país que se arregló», un concepto tan difuso y endeble como la misma noción del «país en ruinas» o «el país que se dañó».
No existen tales cosas. La realidad venezolana no admite semejantes determinismos. Si así fuera, nuestro país ha estado «arreglado» o «dañado», ambas cosas al mismo tiempo, desde siempre. Pues tales determinismos solo existen en los enfoques particulares de la vida nacional.
Por otro lado, todo este debate, sin compresión general de las causas, la procedencia y las perspectivas, es sumamente escueto y es, además, extenso.
Este debate concierne a temas tan particularizados como la disponibilidad de la Nutella en el país para gusto de las sifrinas en el centro de Caracas, o el suministro de combustibles para un distribuidor de cambures de Obispos, en Barinas. O el poder de compra de los salarios públicos pauperizados que conciernen a cualquier trabajador público, o sobre quienes reciben remesas y gastan consumiendo en una feria de comida.
Va desde la economía dolarizada, hasta los combos de tequeños por 1 dólar. Desde el comerciante pequeño, hasta el empresario. Va desde quienes hacen ingresos con criptomonedas y trading, a quienes tienen que caminar porque no hay transporte público disponible y no pueden pagar un taxi.
Hay quienes reciben remesas en Venezuela, hay quienes las envían desde el extranjero. Hay a quienes generan ingresos en Venezuela, hay venezolanos que fracasan en el extranjero.
Las temáticas son tan extensas como es extensa la demografía venezolana dentro y fuera de Venezuela.
El debate puertas hacia adentro o puertas hacia afuera, entendámoslo, es infinito, es tan particularizado como lo es la situación de cada quien. En ese terreno es imposible superar la subjetividad, por ende, es una trampa, es un laberinto y no habrá acuerdos o consensos mayoritarios posibles. No admite determinismos polarizantes o «verdades» a rajatabla.
La dimensión real de país
Sin embargo, hay una dimensión no subjetiva que está enviando rasgos eventuales pero sumamente cruciales, tanto sobre la economía del país como el estado general de diversas situaciones dentro de Venezuela.
Sobre esto, y ya hablando ahora sí de posibilidades objetivas, es oportuno hacer mención sobre algunas previsiones que llegan desde varios centros de estudio económico venezolanos y extranjeros. Estas previsiones apuntan a que la economía venezolana podría crecer este año. No es algo definitivo. El BCV oportunamente lo confirmará o lo descartará al publicar los resultados. Estos son, advertimos, estimaciones que se están haciendo.
Estas previsiones señalan una vuelta de la economía venezolana al terreno positivo. Una de esas entidades es la Comisión Económica Para América Latina (Cepal), adscrita a la ONU. En un reciente informe para Latinoamérica, apuntan que el PIB de Venezuela podría mantener la contracción en 2021, pero registraría números verdes en 2022, con un alza de 1%.
Hay otras perspectivas más positivas y la vuelta al crecimiento podría ser este año. Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), el cual es una asociación empresarial mundial de instituciones financieras, Venezuela tendría un alza en el PIB entre 1% y 5,4% durante 2022.
Desde dentro del país, nos siguen llegando estimaciones. Una de ellas es la entidad de investigación económica Dinámica Venezuela del economista Eduardo Fortuny, que espera un crecimiento de 4% este mismo año y de 3% para el próximo 2022.
La Universidad Católica Andrés Bello, que históricamente ha demostrado una abierta hostilidad política contra el chavismo, ha estimado un crecimiento positivo para la economía venezolana de 2% al final del año en curso.
Siguen habiendo estimaciones negativas, como la que mantiene el Fondo Monetario Internacional, pero incluso esta misma instancia, que coloca los números en rojo para Venezuela en todo este año, señala que la tendencia está revirtiéndose.
Hay gente que tiene esa apreciación en la calle. Dicen cosas como «de dónde salen tantos dólares», o «fui al centro y había gente comprando», o que «hay más actividad comercial». En fin. Son apreciaciones que no son para generalizar. Mucha gente la sigue pasando muy mal, especialmente las que mantienen ingresos vinculados al sector público, desde asalariados a pensionados que no tienen acceso a remesas o a otras formas de ingreso.
Pero hay señales de más actividades económicas que se están recuperando.
Aunado a ello, existe la percepción de que muchas de las fallas eléctricas disminuyeron en 2021 comparado con años anteriores, especialmente en materia de racionamientos que han disminuido. Esta apreciación es fundamentalmente relativa al lugar del territorio donde vivamos.
Algo que sí es cierto es que ABA CANTV sigue ampliando el ancho de banda y ofreciendo aumentos en la velocidad de megabytes por segundo a muchos usuarios.
La crisis del diésel retrocedió considerablemente. Usuarios en redes han reportado una baja considerable en las colas por gasolina en el interior del país y se estima que la capacidad de refinación nacional de gasolina se estabilice próximamente al entrar, nuevamente en servicio y de manera repotenciada con repuestos iraníes, la refinería El Palito. La demanda de más de 130 mil barriles por día de gasolina será saldada en ese escenario.
Los rasgos y espasmos de la vida interna y el tejido del país siguen con altibajos pero con una percepción de que «lo peor ya pasó».
¿Significan estas cosas que la crisis desapareció y que «el país se arregló»? Salgamos de la fórmula maniquea. El país ha tenido y tendrá problemas en sus mejores o peores tiempos. Y debemos tomar por sentado que la magnitud de las dificultades seguirá siendo importante en la medida en que el país permanezca bloqueado y siga la inhabilitación a las fuentes de ingreso del Estado.
Insistamos, además, que una cosa es la dimensión real del país, y otra cosa sería ajustar ello al endeble y subjetivo debate anclado a las visiones particularizadas de la realidad nacional y la situación de cada quien.
Hay quienes se fueron de Venezuela y quisieran que el país fracase, pues solo eso les validaría su decisión de haberse ido.
Demos por sentado que hay afuera quienes la han pasado muy mal y por razones económicas, familiares o existenciales, quisieran volver. Pero también hay quienes se fueron y dijeron que volverían cuando las cosas mejoraran un poco, y pese a lo que hoy ocurre, no van a volver.
Hay quienes nos quedamos en el país y queremos que todo mejore más todavía, porque amamos esta tierra y porque eso valida nuestra decisión de habernos quedado.
Demos por sentado que, pese a tanto, muchos no queremos irnos y que si la situación sigue mejorando eso nos reafirma más en el arraigo y el apego a lo que acá tenemos.
De algo sí podemos estar seguros. Lo que pase en Venezuela en los próximos meses y años será responsabilidad de quienes nos quedamos, no de quienes se fueron. Todo ocurrirá por mano de quienes sufrimos y gozamos esta tierra.
A quienes migraron, gracias por las remesas, que son muy necesarias, pero lo que en Venezuela está ocurriendo tiene que ver fundamentalmente por lo que aquí estamos haciendo.
Sobre Messi y los youtubers no hay nada que agregar, pues el país es un verdadero asunto nuestro que solo nosotros sabemos interpretar, y tal cosa se hará a nuestra medida y acorde a los ritmos de nuestra propia realidad.