Si buscamos la verdad verdadera detrás de lo que los medios digitales hegemónicos, serviles a los centros de poder del capitalismo mundial, y analizamos con seriedad lo que están «informando», con profusión, sobre la realidad cubana, con facilidad podemos develar que vienen armando una matriz de opinión donde prevalece lo siguiente: «un grupo de opositores cubanos convocó a una manifestación espontánea, pacífica, y el gobierno ha desatado acciones de represión contra ellos».
Tres elementos claves conforman esa matriz:
- Un «simple grupo de oposición»,
- una manifestación, por supuesto que es «pacífica» (no hay nada nuevo, solo recordemos en Venezuela y Nicaragua) y
- un gobierno que es «violento» y «represor».
Ahora veamos esto con la otra visión, la de la perspectiva de la realidad cubana. Sin duda, que en primer lugar, no se trata de un simple grupo de opositores. Existen evidencias firmes de que son personas que trabajan para un gobierno extranjero, con el fin de echar a andar una agenda golpista para cambiar el sistema político.
Videos, audios, fotos y las propias declaraciones de los convocantes en sus redes sociales, muestran que han recibido apoyo y asesoría de grupos terroristas de Miami, entre las que se cuenta la Fundación Cubano Americana, cuyos métodos e intenciones son mundialmente conocidos. Se han reunido con militares del ejército estadounidense. Han sido formados y han mantenido vínculos con organizaciones que son vulgares fachadas de la CIA.
La convocatoria de hoy 15 ha sido apoyada por sectores de una derecha violenta e intervencionista. Para corroborar que esta marcha sería funcional a la pauta injerencista del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, puede consultarse las declaraciones del asesor principal para Latinoamérica del presidente estadounidense, Joe Biden, amenazando a Cuba con nuevas sanciones si sus autoridades no autorizan tal manifestación.
Visto así -repetimos, no desde la perspectiva de los medios hegemónicos-, evidentemente que no estamos ante una marcha pacífica. Se trata de una acción subversiva, desestabilizadora, que busca crear las condiciones adecuadas para derrocar el gobierno legítimo de la República de Cuba, y con él a la Revolución Cubana, para restaurar el dominio de Estados Unidos en los asuntos internos de ese país.
En tal sentido, el Gobierno cubano no está actuando en contra de la ley cuando niega a los convocantes el permiso para esa manifestación, solo está actuando dentro de un marco de legalidad y amparado por la Constitución, Constitución que fue ampliamente discutida y aprobada por la mayoría de los cubanos.
Preguntémonos por un momento nada más, si en esos países de donde son esos medios hegemónicos, no habría una reacción dura de sus autoridades contra un grupo de personas, que trabajando para un gobierno extranjero, estuviesen montando una agenda violenta, golpista. Los casos de los gobiernos de Chile, Colombia y Ecuador son emblemáticos de cómo es extremadamente violento el trato que reciben los grupos que se manifiestan en las calles, e incluso en los propios Estados Unidos y en las «democráticas» ciudades europeas.
Los cubanos siempre han marchado, y su marcha seguirá siendo siempre en defensa de su soberanía, para seguir teniendo una Patria libre y segura. La supuesta marcha del 15 de noviembre, más allá de lo que diga la propaganda de los medios al servicio de la derecha internacional, está destinada al fracaso, porque es una acción extraña a la fuerte tradición de justicia y libertad del pueblo de Fidel y Martí.