"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Idiota, NO es Maduro, es el petróleo, es Venezuela

Durante los últimos años y, principalmente durante los últimos meses, los noticieros del mundo constantemente hablan de Venezuela, de la “grave situación de los derechos humanos” en “la sangrienta dictadura del tirano Nicolás Maduro”, y de la “emergencia humanitaria” en la que, supuestamente, tiene sumida a su país. “Razón” por la que quieren invocar la polémica  Responsabilidad de Proteger (R2P),

La R2P es una nueva norma de seguridad internacional y de Derechos Humanos, que fue concebida para “detener los genocidios, crímenes de guerra, limpieza étnica y crímenes contra la humanidad”. Este compromiso estipula:

  1. El Estado tiene la responsabilidad primordial de proteger a la población del genocidio, los crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y limpieza étnica.
  2. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de ayudar a los Estados en el cumplimiento de esta responsabilidad.
  3. La comunidad internacional debería utilizar los medios diplomáticos, humanitarios y otros pacíficos para proteger a las poblaciones de estos crímenes. Si un Estado no protege a sus poblaciones, o es en realidad el autor de los crímenes, la comunidad internacional debe estar preparada para tomar medidas más fuertes, incluyendo el uso colectivo de la fuerza a través del Consejo de Seguridad de la ONU.[1]

 

Cabe preguntarse: ¿Quiénes impulsan toda esta campaña que busca justificar la llamada Injerencia Humanitaria2[2], y qué intereses se juegan en Venezuela?

Los actores internacionales visibles, quienes abiertamente trabajan para forzar un cambio de gobierno en Venezuela “con todas la opciones sobre la mesa”, son el propio presidente de los EEUU, Donald Trump, el Secretario Estado, Mike Pompeo; John Bolton, Asesor de Seguridad de la Casa Blanca, el Senador por la Florida, Marco Rubio; Elliott Abrams, encargado especial de EE UU para Venezuela, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro.

Estos voceros suelen afirmar estar “preocupados” por la libertad, la democracia y los Derechos Humanos en la Venezuela gobernada por el Presidente Maduro.

Surgen más preguntas: ¿es genuina su preocupación por estos temas? ¿Es realmente esto lo que les motiva para enunciar públicamente sus intenciones de derrocar al gobierno y  forzar un cambio de régimen?

Sus razones no parecen ser esas, si así fuese, deberían preocuparse y ocuparse, antes que nada, de forzar la caída del gobierno del Estado de Israel, para proteger al pueblo palestino del genocidio sionista. Igualmente debería suceder con Arabia Saudita, una monarquía absoluta donde jamás ha habido elecciones y la democracia y los derechos civiles y políticos fundamentales, no existen.

Por el contrario, los sucesivos gobiernos estadounidenses, incluyendo este, tienen excelentes relaciones diplomáticas, políticas y comerciales con los mencionados países. Por tanto, claramente no hay una coherencia ética y política en lo que respecta a estos temas.

Entonces, ¿por qué tanto interés con Venezuela?

Las razones parecen ser varias y de distinto orden:

La más evidente es la económica. Controlar la primera reserva de petróleo del mundo, la segunda reserva de oro, entre las 10 primeras reservas mundiales de gas natural, el cuarto país con mayor biodiversidad e importantes yacimientos de coltán y diamantes.

También existen razones geopolíticas que sitúan a Venezuela como un importante territorio en la disputa global actual, donde se desarrolla la batalla por la construcción de una verdadera arquitectura multilateral en las relaciones internacionales y por el respeto real al Derecho Internacional y la Carta de Naciones Unidas, versus los EEUU como potencia hegemónica avasalladora de la soberanía y autodeterminación de los pueblos. En el fondo, esa disputa global es la misma que Salvador Allende denunció en las Naciones Unidas el año 1972: “estamos frente a un verdadero conflicto frontal sobre las grandes corporaciones transnacionales y los Estados. Estos son interferidos en sus decisiones fundamentales; políticas, económicas y militares, por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado. Y que en la suma de sus actividades no estas fiscalizadas por ningún parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo, la que está siendo socavada.”

Es la disputa por sostener la arquitectura internacional de los Estados Nación enmarcada en el Derecho Internacional, frente al gobierno mundial de las megacorporaciones transnacionales por medio de la balcanización y caotización de los Estados y regiones con importantes recursos naturales.

En el continente americano, la Revolución Bolivariana, encabezada por Hugo Chávez trajo al presente siglo la histórica disputa entre las antagónicas e irreconciliables doctrinas Bolivariana y Monroe. La derrota del ALCA fue el primer gran triunfo del Bolivarianismo frente al Monroísmo.

La visión geoestratégica de Chávez, fue clave para debilitar el dominio unipolar estadounidense en la región y en el mundo. Pero además contribuyó como nadie, en este siglo, a levantar nuevamente las banderas del socialismo y a revitalizar a las izquierdas a nivel mundial.

Por eso la gran importancia de Venezuela en el escenario mundial, es todo lo que tiene y todo lo que representa. Y si, es una verdadera amenaza para los intereses imperialistas.

Por eso el terrible asedio hacia la Patria de Bolívar, por eso la épica lucha del Bravo Pueblo chavista.

[1] http://www.anue.org/es/content/responsabilidad-de-proteger

[2] https://www.derecho-comparado.org/Colaboraciones/candilinjerenciahumanitaria.htm

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