"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

¿Financiamiento de la traición?

“El capital tiene más vidas que un gato, pero el capitalismo y los gatos no son inmortales”

No puede sorprender ni extrañar  que la solicitud de financiamiento, al FMI,  resulte inusual y sorprendente;  y que incluso cause “consternación  e incredulidad”, en determinados ambientes políticos que se permitieron, sin calma ni cordura,   decir cosas como las que siguen:

“Vamos hacer una recolecta entre nosotros y le entregamos al presidente lo que recojamos para que resuelva ese peo del coronavirus, y así no se humille”.

“La solidaridad de China y Rusia no existe, no quedaba de otra”.

Y ante el contrapelo de  argumentos que desmontaban tanta desmesura y despropósitos, los súper revolucionarios arrechísimos escribieron:

“Pura gargarillas”. “Dónde está el socialismo”

Entonces, ante tanta insistencia, es menester la sistematización de la batería de argumentos relacionados con el impacto  político y económico del coronavirus, sin los resulta cual es incomprensible porque el FMI apela al recurso del Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR), en tiempos del COVID-19, y Venezuela e Irán presentan su solicitud de financiamiento, con base de esa modalidad.

Desde la década de 1970,  asistimos a una prolongada recesión  económica del sistema mundo capitalista (para los marxistas, por causa de la caída de la tasa de ganancia de los capitales invertidos en el ámbito de la producción), cuyo punto de inflexión es la crisis del 2008-2010. A partir de esa fecha, los las corporaciones transnacionales, las finanzas mundiales y sus gobiernos (en las sombras o no), se topan con dos opciones:

La resolución de la recesión económica, permitiendo la quiebra masiva e intensiva de la producción capitalista. O gestionar la crisis, mediante los programas de “Flexibilización Cuantitativa” (la inyección de dinero nuevo que a la fecha supera la cifra de 20 billones de dólares) avanzados por la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo, para salvar de la quiebra  a la economía de las potencias del G7, sin abandonar las políticas neoliberales. En términos económicos, los logros del compuesto flexibilización cuantitativa-neoliberalismo están a la vista, cifras y estadísticas  demuestran una tendencia irreversible de estancamiento de la economía mundo capitalista.

En ese particular escenario de un largo periodo de lento crecimiento de la economía mundo capitalista, están activadas  un conjunto de contradicciones geopolíticas y de antagonismos: Imperio-Humanidad;  autodeterminación de los pueblos; Trabajo-Capital; Imperio-Estado nación (la soberanía de las naciones); la destrucción ambiental del planeta Tierra; el posicionamiento del combate feminista; y la contradicción socialismo-capitalismo o el tránsito socialista.

Hacerse cargo de tan explosiva y compleja situación económica  mundial, es imprescindible, en el análisis acerca de los impactos políticos-ideológicos, económicos, sociales y geopolíticos del coronavirus (a esta altura de la virulencia mortal de la  pandemia, esperamos que nadie aun  suponga, que es una minucia resoluble  mediante una colecta o una rifa).

La fragilidad económica  de todas las naciones del mundo para enfrentar la expansión del COVID-19 y el riesgo real  de naciones inhabilitadas para hacer frente a la pandemia  (dada la hegemonía de gobiernos conservadores y neoliberales y la extrema insuficiencia  de los restos de los sistemas de salud y de protección social  que el neoliberalismo dejó en pie), en los términos de los amos del capital tienen el alcance de tres opciones: un genocidio planificado, que incluye a la población del G7, el descontrol de la migración de África hacia Europa, y estallidos sociales en el centro como en la periferia del sistema, en el marco de la aceleración del shock económico.

En ese contexto concreto, el FMI apela, en última instancia, al IFR-. Visualizamos el punto:

En el caso de China, la vía de solución de la pandemia significa, en términos económicos-financieros el 33% de su Producto Interno Bruto, la única opción ante un seguro shock económico y un genocidio  auto infligido.

La gestión de la pandemia ha fragmentado al G20, al G7 y a la Unión Europa. El sálvese quien pueda, está en la agenda de las potencias capitalistas.

España consolidó una cifra de 200. 000 mil millones de dólares (10% del su Producto Interno Bruto), que ya  es insuficiente para enfrentar la pandemia por no haber tomado a tiempo las medidas correspondientes y el gobierno de Italia se rindió ante las devastaciones del coronavirus.  Podemos ilustrar el caso, con ejemplos similares (Brasil, la séptima potencia económica del mundo, es el  “país que registra más decesos en América Latina desde el inicio de la pandemia”), para ilustrar cual pudo haber sido el impacto del COVID-19  en Venezuela.

Las autoridades del FMI saben  (muy bien) que el coronavirus es un agente multiplicador de la crisis, y que puede generar, a corto plazo, una gran depresión económica,  el desenlace que aterroriza, hasta ahora, a los amos del capital: la destrucción del capitalismo tardío. Los pronósticos más moderados anticipan, “que la economía global se contraerá un 1% durante este año, el doble que en 2009 en plena crisis financiera…”; por su parte “El Instituto Internacional de Finanzas (el organismo de investigación de los bancos internacionales) calcula que la economía de EE.UU se contraerá en un 10% y de Europa en un 18%, a fines  de junio de este año”

Si la crisis  del 2008-2010 deja en estado de supervivencia económica al capitalismo tardío;  significativamente agujereada la fantasía de una sociedad de consumo;  y en su límite cero a los valores  de la riqueza material en un contexto de trabajo súper explotado, de extrema desigualdad social y de miseria del 90% de la población mundial: en el 2020, el corona virus desnuda la miseria y el desamparo  de la humanidad que resulta de la descomposición absoluta del modo de vida capitalista

El alegato  de  que la solicitud de financiamiento  obedece a la falsa idea de que el FMI contribuiría con el desarrollo de la revolución bolivariana, simplemente es un exabrupto; asimismo la descalificación “técnica” del monto de 5000 millones de dólares, porque el bajo índice de casos de coronavirus en Venezuela, es un desconocimiento absoluto de lo que es una pandemia, de sus estragos y consecuencias;

Si el presidente Maduro,  no hubiese movilizado el apoyo  de la Organización Mundial de la Salud (incluye la Panamericana), la ONU, de Cuba, Rusia y China, para impedir el despliegue de la pandemia en Venezuela: hoy el pueblo venezolano estaría inerme e indefenso. Esto es,  la solicitud del financiamiento vía el IFR, no es para nada  nuestro escudo protector ni resulta de  nuestra soledad internacional o porque   no había de otra (como se escribió con mayúscula, con calma y cordura), sino que resulta de la convicción  política, científica, social y militar respecto  de la gravedad del COVID-19.

Una política radical, de transformación socialista,  no puede ignorar las consecuencias del coronavirus, su oleada de muertos y tragedia humana, que su acción está enmarcada   por el capitalismo del desastre, y entonces ante la  solicitud del financiamiento, denunciada por traicionera, había que tomar nota  de que tal decisión política no resulta de un compromiso con el FMI para aplicar un paquetazo neoliberal: el tuit del Canciller Arreaza y la carta (pública) del presidente de la Republica  tienen un sentido que no guarda relación alguna con la posición de “tenemos que hacer lo que se nos pide y aguantar el trago amargo”.

Y en vez de darse duro con todo tipo de excesos  y desatinos.  toca enfocarse, seria y responsablemente,  en las iniciativas que emanan del pueblo y del gobierno revolucionario.  Ya está claro, que  sabemos (como pueblo) contra quién arrecharnos, y  lo que debe hacerse cuando la patria está en inminente peligro. Entonces, ahora:

Avanzar con la producción de tapabocas y ejecutar acciones de prevención

Consolidar la vida solidaria de quedarnos en casa (como un colectivo en alerta permanente)

Asegurar la distribución de alimentos y medicinas  (el funcionamiento de los CLAP)

Demandar el fin de las sanciones y el bloque imperialista.

Contribuir a la consolidación del apoyo de la OMS y la ONU, y de las naciones y gobiernos aliados.

Y de eso modo concreto, en nuestra nación soberana, asestaremos  golpes demoledores al imperio y al modelo capitalista; empujaremos el tránsito geopolítico multipolar; y dinamizaremos el tránsito socialista.

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