"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Venezuela: Amenaza inusual y extraordinaria

Hoy, nuevamente, el pueblo venezolano es víctima de una arremetida imperial. El gobierno de los EEUU solicitó debatir el caso de Venezuela en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De hecho, lo llevó. Alegan, sin argumentación alguna, que el Presidente Nicolás Maduro es un dictador, repiten que es ilegítimo y afirman que es el responsable de una supuesta crisis humanitaria que ha obligado a “millones” de venezolanos a emigrar, situación que, según ellos, representa una inestabilidad para la región.

Desde 1999 Venezuela se ha convertido en una amenaza inusual y extraordinaria, pero no para la Paz y la seguridad mundiales, sino para los grandes capitales industriales, financieros y comunicacionales. Es una amenaza para el imperialismo. Es éste el origen del conflicto.

Con la llegada de la revolución bolivariana los venezolanos, de manera organizada y democráticamente, decidieron ser libres e independientes. Decisión que implicó no solo dejar en alto la dignidad de todo un pueblo, sino disponer de manera soberana de las inmensas riquezas que antes estaban a disposición de los grandes capitales. Recursos que además de estar estratégicamente bien localizados representan las mayores reservas de petróleo, oro, coltán, torio, diamante y agua del planeta.

A partir de ese momento, en el marco de las denominadas guerras no convencionales, cuya definición se puede leer en el Manual TC 1801 del Ejército norteamericano[1], el imperialismo ha empleado diversas armas para socavar el apoyo popular al gobierno bolivariano. Convocatorias a paros generales, sabotaje de la industria petrolera, golpe de Estado, promoción de actos de violencia forman parte de la lista que conforma el plan de derrocamiento de la revolución bolivariana. Aunque siempre estuvo detrás el imperialismo, éste, en los inicios, nunca mostró su rostro, solo financiaba y giraba instrucciones.

El imperialismo inició una arremetida sin precedentes en abril de 2013 luego de que Nicolás Maduro triunfó en las elecciones presidenciales convocadas de manera sobrevenida por el fallecimiento del Presidente Hugo Chávez.

Iniciaron los ataques económicos con el desabastecimiento repentino, programado y selectivo de bienes esenciales para la salud y la vida. El mecanismo que han empleado y siguen usando es la alteración de los canales de distribución desviando los productos a los mercados informales. Los bienes son producidos e importados por las grandes empresas, muchas de ellas transnacionales, de hecho, éstos pueden adquirirse en estos mercados ilegales, no obstante, al no colocarlos de manera regular, suficiente y oportuna en los anaqueles generan escasez, largas filas y con ellas malestar y angustia en la población[2].

Continuó el ataque con el bloqueo financiero internacional. En un primer momento encubierto, hasta que en agosto de 2017, Donald Trump decretó medidas coercitivas unilaterales en contra de la principal industria del país, la que genera el 98% de los ingresos de divisas por concepto de exportación, Petróleos de Venezuela, oficializando de esta manera, el bloqueo que venían implementando.

Su arma más poderosa en la guerra convencional ha sido el ataque a la moneda través de la manipulación política del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar. Comenzaron a posicionar, y lo siguen haciendo, supuestas cotizaciones de la moneda en portales web que han servido de marcador de los precios de todos los bienes y servicios de la economía, derivando en una escalada inflacionaria, hoy con episodios hiperinflacionarios.

Al manipular el precio del bolívar encarecen los bienes importados y con ellos los costos de todos los procesos productivos y de los precios finales, ocasionando a su vez el deterioro del poder adquisitivo, la contracción de la economía, la escasez del papel moneda, la insuficiencia del presupuesto público de gasto e inversión sociales. En otras palabras la desestabilización económica, social y política[3].

Desde enero de 2013 hasta la fecha la manipulación política del tipo de cambio asciende a 3.567.318.657% (en enero 2013 era 8,68 BsF/US$, hoy los portales marcan 310.000.000 BsF/US$). No ha ocurrido absolutamente nada en esas proporciones en la economía venezolana que permita explicar tal supuesta depreciación. Es un indicador que permite medir el nivel de agresión contra el pueblo venezolano.

Con el apoyo de los medios de comunicación, el imperialismo posiciona la matriz de opinión en la que responsabiliza a la revolución bolivariana de la situación por éste inducida.

Sin mencionar las causas ni el origen de los problemas económicos, sin referirse al bloqueo, a las medidas coercitivas unilaterales, mucho menos al ataque a la moneda, EEUU y los países que se plegaron al discurso injerencista en el Consejo de Seguridad, resaltaron que en Venezuela se vive una crisis humanitaria.

La situación sin dudas es compleja, y sus causas están asociadas a las agresiones imperiales. Sin embargo, en lo absoluto el país se encuentra en una situación de crisis humanitaria. No puede realizarse tal afirmación cuando se han construido 2.500.000 viviendas durante los últimos 6 años, las cuales han sido asignadas por el gobierno a la población venezolana como parte de las políticas sociales. En Venezuela se desarrollan las actividades laborales y estudiantiles con normalidad, más de 4 millones de niños asisten a sus escuelas. Ninguna empresa ha sido destruida de manera que se imposibilite el proceso de producción. Un millón de niños y jóvenes ensayan diariamente en el sistema de orquestas. Solo por mencionar algunos ejemplos que dan muestra de la verdadera Venezuela.

El posicionar la matriz de opinión de que en Venezuela hay una crisis humanitaria, forma parte de un plan que busca justificar la eventual intervención “humanitaria” para “salvar” a los venezolanos. Allí se centraron los discursos EEUU y los países a éste plegados durante la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU el 26 de enero de 2019. Este plan había sido develado por el jefe del Comando Sur Kurt Tidd ene 2016, en un documento titulado Venezuela Freedom-2 Operation. Se lee allí:

“Especial interés adquiere, en las actuales circunstancias, posicionar la matriz de que Venezuela entra en una etapa de CRISIS HUMANITARIA por falta de alimentos, agua y medicamentos, hay que continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está cerca del colapso y de implosionar (…) demandando de la comunidad internacional una intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas (…) Doctrinariamente hay que responsabilizar al Estado y su política contralora como causal del estancamiento económico, la inflación y la escasez.”[4]

Desconocer el segundo mandato presidencial de Nicolás Maduro también es parte del Plan. El 10 de enero de 2019, en el marco de la juramentación, los factores políticos de oposición, así como los gobiernos de 12 países de la región, autodenominados “Grupo de Lima” y los propios voceros del gobierno de los EEUU, calificaron de ilegítimo y usurpador a Nicolás Maduro.

Comenzaron a posicionar esta matriz de opinión repitiendo esas frases sin sustento ni argumentación para, posteriormente, reconocer como presidente de la República a Juan Guaidó, un diputado de la Asamblea Nacional (actualmente en desacato) quien violando la Constitución y las leyes se autoproclamó como Presidente de la República en una plaza pública de Caracas.

Por muy surrealista que parezca, los representantes de EEUU y de los países que lo apoyan, fijaron su posición en el Consejo de Seguridad de la ONU y desconocieron como Presidente de la República a Nicolás Maduro quien en elecciones libres, secretas y directas celebradas el 20 de mayo de 2018 ganó con el 67,84% de los votos ante 4 contendientes y en presencia de 150 acompañantes internacionales. En la votación participaron 9.389.056 de electores. A pesar de esta realidad, hecho público y notorio, reconocieron como legítimo a Juan Guaidó quien ni siquiera fue candidato en las mencionadas elecciones presidenciales.

Ante las manipulaciones por parte de los EEUU, con el poder de veto de China y Rusia y el apoyo de muchos otros países, Venezuela obtiene una victoria en el Consejo de Seguridad de la ONU.

No obstante, sigue en marcha un golpe de Estado contra Venezuela, que a diferencia de 2002, en esta ocasión, EEUU no se encuentra detrás, sino delante, tal como lo mencionó el Canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, en su intervención en la sesión del Consejo de Seguridad,.

No solo los factores locales de la oposición, sino los propios voceros del gobierno de EEUU, reconocen y lo han hecho público, que requieren del apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para “salir del régimen dictatorial de Maduro”. Al respecto, además de los llamados para que se sumen al golpe de Estado contra el Presidente Maduro, han tratado de motivarlos con una ley de Amnistía.

Las amenazas no han cesado, así como tampoco el llamamiento a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Los planes se mantienen, por lo que es ingenuo pensar que depongan sus armas no convencionales. Por el contrario, habría que esperar, y así lo han anunciado que intensificarán el bloqueo financiero, el embargo comercial, la presión a países del hemisferio, así como la desestabilización económica y política a lo interno del territorio a través de mayor desabastecimiento. Nuevos ataques a la moneda muy probablemente ocurran, así como intentos de crear focos de violencia.

En Venezuela hay un pueblo consciente y muy pacífico, que ha resistido la embestida imperial, una Fuerza Armada Nacional Bolivariana que en unión cívico-militar ha demostrado ser leal a la Constitución, las instituciones y al pueblo venezolano, que defenderá la soberanía, la independencia y la integridad de la Nación.

[1] Estado Mayor del Departamento del Ejército de los EEUU. (2010). La guerra no convencional. Fuerzas especiales. Circular TC 1801,

[2] Curcio Pasqualina (2016). La mano visible del mercado. Guerra económica en Venezuela. Editorial Nosotros Mismos. Caracas. Venezuela.

[3] Curcio, Pasqualina (2018). Hiperinflación. Arma imperial. Editorial Nosotros Mismos. Caracas. Venezuela.

[4] Kurt Tidd. 2016. Venezuela Freedom-2 Operation.

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Un comentario

  1. buenos días,Pascualina gracias; sin desperdicio acabo de entrar por primera vez a este portal anoche oí a Mario mencionarlo excelente material con datos irrebatibles en esta dura batalla de ideas y de Paz que estamos dando ante el mundo,un abrazo desde este rinconcito de patria llamado Barinas,te dice algo?

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