Previo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023, mejor conocida como la COP28, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó días antes el reporte «La industria del petróleo y el gas en transiciones netas cero», considerando que llegó «el momento de la verdad» para el sector de hidrocarburos al fijar una caída de 75% del uso del petróleo y gas para 2050, solo si los gobiernos llegan a cero emisiones netas. Con esta premisa y otros datos del reporte, esta agencia infiere que se debería dejar de invertir en el sector de energía fósil.
Como respuesta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) publicó una nota en la que fatiza su postura y agrega argumentos concretos por parte del secretario general, Haitham Al Ghais: «El escenario emisiones netas cero propuesto por la AIE es una herramienta destinada a limitar las acciones y opciones soberanas de los países en desarrollo productores de petróleo y gas, mediante la presión sobre sus compañías petroleras nacionales».
Por ello, la organización propone que sí debe haber reducción de emisiones, pero para lograr eso se debe ofrecer seguridad energética, el acceso al recurso y la asequibilidad energética para todos. El secretario enfatiza que las inversiones en todas las energías requieren de grandes esfuerzos y que cada país tiene sus propios caminos de transición energética.
Se recuerda que, en abril de este año, ambas instancias también se enfrentaron cuando el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, comentó que la OPEP debería «ser muy cuidadosa» en impulsar los precios del petróleo ya que, según él, podría dañar la economía mundial y acelerar la transición de los combustibles fósiles. Birol ha sido crítico frecuente de los anuncios de ajuste de producción de la OPEP+.
En medio de este choque, la OPEP+ postergó las reuniones del 25 y 26 de noviembre para pautarla el 30 de noviembre, sin dar razón sobre el cambio. Por supuesto, algunos medios de comunicación dijeron que la reprogramación de los encuentros se debió a que los países discuten para consensuar sobre los niveles de producción y las posibles reducciones, con una disputa vinculada a los países africanos.
Luego de efectuarse la Reunión Ministerial de la organización, el gobernador de la OPEP de Angola, Estevao Pedro, comentó que producirían por encima de la cuota determinada para el recorte, al mantener la asignación del año 2017. La postura se debe a que son el segundo productor de petróleo en África y actualmente están bombeando por encima de 1,10 millón de b/d.
Asimismo, en la reunión varios países acordaron recortes voluntarios en la producción para 2024, sujeta a ciertas modificaciones que según las condiciones del mercado totalizan 2,2 millones de b/d, a saber:
Arabia Saudita: 1 millón de b/d
Irak: 223 mil b/d
Emiratos Árabes Unidos: 163 mil b/d
Kuwait: 135 mil b/d
Kazajstán: 82 mil b/d
Argelia: 51 mil b/d
Omán: 42 mil b/d
Con base en estas decisiones, son ostensibles los esfuerzos de los países pertenecientes al mecanismo OPEP+ para estabilizar el mercado petrolero e incentivar la continuidad en las inversiones en un sector que es vital para el desarrollo de las naciones.
Incluso el secretario Al Ghais ha explicado en repetidas ocasiones que cada país tiene sus propios caminos para consolidar su transición energética, precisamente para que se permita el crecimiento económico y reducir las emisiones, pero sin frustrar las necesarias inversiones para el sector de los hidrocarburos.
De esta manera, el secretario general de la OPEP ha desarrollado una agenda importante para blindar la organización ante los nuevos desafíos que se presentan en la órbita de los conflictos geopolíticos actuales. Solo por nombrar algunas visitas a países claves en el circuito energético, Al Ghais sostuvo reuniones con autoridades en Malasia, India, Emiratos Árabes Unidos y Brasil, donde se le otorgó el rango más alto de la «Orden de Río», en reconocimiento a sus logros distintivos y esfuerzos excepcionales realizados para promover el diálogo y la cooperación entre los países —y los no pertenecientes— de la OPEP.
Esto trajo como resultado la adhesión de Brasil a la Carta de Cooperación de la OPEP+ desde enero de 2024. El Estado amazónico es un actor importante en la industria y el mercado petrolero mundial debido a su vasta producción de petróleo, que actualmente ronda los 3,2 millones de b/d. Además, es un proveedor prioritario para China.
La suma brasileña a la OPEP+ es un gran paso para la alianza ya que se contará con un productor de petróleo latinoamericano que impulsará su influencia tanto en el mercado como en las políticas coordinadas sobre oferta, inventarios y precios.
Así lo reportó la OPEP en noviembre pasado, al señalar que los principales impulsores del crecimiento de la producción para 2024 serán Estados Unidos, Canadá, Guyana, Brasil, Noruega y Kazajstán.
Hay que agregar en el entramado petrolero la nueva cuota al mercado que agrega ExxonMobil con el recurso que explota en aguas aun por delimitar entre Venezuela y Guyana —acción que viola el Derecho Internacional Público—. Este asunto podría aumentar las complejidades del mercado el próximo año.
Igualmente, Venezuela se proyecta como uno de los países que agregará a mediano plazo los entrañables barriles de crudo que no se enviaban por las sanciones a Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Estos acontecimientos están provocando una reorganización de los flujos comerciales en la arena de los hidrocarburos.
Las acciones de la OPEP en los últimos años han estado impulsadas por el objetivo establecido en su Estatuto, que se centra en estabilizar el mercado petrolero bajo decisiones en consenso. Al enfocarse en la cooperación y la estabilización, la OPEP busca garantizar un mercado petrolero equilibrado y estable en beneficio de todos los países participantes y de la economía global.
1 Dic 2023