Hay luchas sociales que los medios de comunicación internacional silencian porque ideológicamente, ellos tratan de preservar una estructura social, cultural, económica y política, donde prevalecen sus intereses. Igualmente, borran del mapa aquellas masacres que se producen contra los pueblos, porque no les interesa que las investiguen, se castiguen o pongan al desnudo las crueldades de ciertos poderes establecidos.
Es así como podemos observar, que frente algunas matanzas o masacres que se han producido en el mundo, las llamadas ONGs financiadas, las mismas organizaciones internacionales, muchas veces cómplice, por el silencio y la falta de acción, callan, voltean la cara para otro lado y contribuyen con esa conducta a sepultarlas.
En 1965, óigase, bien en 1965, que resalto porque para esa fecha ya la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas, había aprobado La Declaración de los Derechos Humanos (1948), se cometía una espantosa masacre contra el pueblo de Indonesia, que se ha mantenido prácticamente oculta y sobre la cual, todo el entarimado de los Derechos Humanos y las organizaciones internacionales, a la sazón, dieron la espalda.
Sí, para ese año, ya la novedosa Declaración de los Derechos Humanos tenía 17 años de haber sido promulgada, estaba pues en plena efervescencia, y a pesar de ellos el Dictador Haji Mohammad Suharto, General Indonesio, que encabezó un Golpe de Estado, arremetió contra el pueblo Indonesio, a mansalva.
Con la excusa, de luchar contra el comunismo, política Macartista que impulsaba Estados Unidos, este dictador asiático y sus fuerzas armadas provocaron una matazón, que observadores internacionales cifran en UN MILLÓN DE PERSONAS.
Los supuestos comunistas eran campesinos, trabajadores, mujeres, jóvenes, niños, intelectuales. Se estigmatizó a la población con la etiqueta de comunistas, para luego actuar despiadadamente y justificar una masacre que todavía se mantiene en silencio.
La cifra del MILLÓN DE MUERTOS, que señalamos, es conservadora, porque analistas internacionales, dicen que solamente el (PKI) el Partido comunista indonesio, el más grande en Asia, después de China contaba con un 3.5000.000, millones de militantes y estos fueron barridos del mapa por la intensa represión impulsada por Suharto.
Documentos desclasificados en 2017 revelan que los Estados Unidos, conocía al detalle de los crímenes que estaba cometiendo la dictadura, pero no solamente hizo caso omiso a los hechos, sino, que apoyaron esta mortandad, al igual que la llamada comunidad europea.
Hoy circula por la redes un documental denominado “Acto de Matar”, en el se pone de manifiesto los espantosos crímenes cometidos contra la población indonesia , que se mantuvo en silencio por más de 50 años y en el documental como una especie de estrellas del celuloide, dos de esos grandes criminales, Anwar Congo y Herman Cuto, cuentan con lujo de detalles su participación en la masacre, por dinero, casi que por placer, y a las órdenes del dictador Suharto.
Es realmente espeluznante observar como estos criminales (muchos de los responsables de la masacre aún viven) revelan los detalles de las torturas, estrangulamientos y fusilamientos de las personas que estaban a su cargo para ser ejecutadas. Con una sonrisa en los labios y dando pasos de baile, relatan fríamente los crímenes cometidos.
Frente a estos hechos repugnantes y criminales no hay organización internacional que actúe, la complicidad es asombrosa, quizás están esperando que el tiempo, como gran borrador, termine por desaparecer vestigios de la masacre. Pero las nuevas generaciones de indonesia y del mundo, estoy seguro, que a futuro, así como los historiadores honestos, mantendrán la llama de este recuerdo, que acusara la conciencia de su ejecutores y cómplices.