“¡Qué amable la carta de Usted del 5!. No porque me hable de los sesenta mil pesos…pues estos siempre los esperaba al través al través de todas las dificultades… ¿más sabe Usted lo que más me gusta de su carta? Es el buen humor que reina en ella.
…Al Escribas lo aborrezco ya de muerte…porque me ha tocado a los reinosos por los cuales he tenido, tengo y tendré pasión toda mi vida. No sé si esto lo creen todos. Tampoco sé si Usted lo cree; pero sé que lo creo firmemente.
Hay un buen comercio entre Usted y yo; Usted me manda especies y lo mando esperanzas…Lo presente ya pasó, la futuro es propiedad del hombre; pues éste siempre vive lanzado en la región de las ilusiones, de los apetitos y deseos ficticios. Pensemos un poco lo que Usted me da y yo lo envío. ¿Cree Usted que la paz se puede comprar con sesenta mil pesos? ¿Cree usted que la gloria de la libertad se puede comprar con las minas de Cundinamarca? …Vea Usted si tengo buen humor” .