En un reciente artículo el analista en geopolítica especializado en Asia y Medio Oriente Pepe Escobar, titulado «Follow the money: how Russia will bypass western economic warfare» (en español «Sigue el dinero: cómo Rusia esquivará la guerra económica occidental»), figuran unas esclarecedoras declaraciones del economista estadounidense Michael Hudson donde se analiza el impacto y proyección de las medidas coercitivas aplicadas contra Rusia.
El planteamiento de Hudson es muy simple, pero temerario. A su juicio, los sistemas análogos al SWIFT desarrollados por Rusia y China, que recibirán un impulso inesperado a partir de las «sanciones» a Rusia, ayudarán a reconfigurar el sistema financiero euroasiático.
Como es sabido, Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea (UE) y Canadá han aplicado un estruendoso paquete de medidas financieras contra Rusia en el marco de su operación militar en Ucrania.
La desconexión «parcial» de Rusia del SWIFT (siglas de Society for World Interbank Financial Telecommunication) generará serias limitaciones en muchas operaciones financieras desde y hacia Rusia.
Sin embargo, la Federación Rusa creó el SPFS (Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros), su propio SWIFT, actualmente en etapa incipiente, justamente a causa de las «sanciones» en su contra de 2014. Mientras que China ya ha creado y desarrollado el CIPS (siglas de Sistema Internacional de Pagos de China), también análogo a SWIFT y diseñado para esquivar presiones financieras.
Ambos instrumentos serían claves para Rusia en su difícil obligación de esquivar las medidas en su contra. No obstante, con el nuevo impulso que podrían tener ahora, se unen a eventos acumulados propios de la configuración de un sistema financiero y de mercado, no dependientes del dólar estadounidense.
La nueva ruta de la seda: la nueva ruta del dinero
Las acciones financieras sumamente agresivas de Occidente contra Rusia no son inconexas al auge de la economía euroasiática que hoy está haciendo un contrapeso real al eje atlantista.
Si lo entendemos mediante referentes geocomerciales, la relación de China con el bloque euroasiático ha sido la de un nuevo hito muy vigoroso de comercio, infraestructuras y financiamiento mediante el proyecto Iniciativa de la Franja y la Ruta, el vínculo en desarrollo más profundo entre Oriente y Occidente.
Acorde a la lectura de eventos y sus posibilidades, podríamos comenzar a delinear ahora una nueva ruta sólida del dinero, mediante giros de capital en dólares y rublos desde Rusia hacia China, mediante la utilización de los mecanismos de ambos países, que solo fortalece el marco de posibilidades que hoy se desarrollan en las infraestructuras comerciales en Eurasia.
Hudson no tiene dudas de que el sistema ruso-chino se implementará. «El Sur Global buscará unirse», afirma, trasladándose al nuevo sistema.
La afirmación de Hudson no es la única en esa dirección. Existe una preocupación compartida por los gigantes financieros estadounidenses JP Morgan y Citigroup, de acuerdo a una publicación de Bloomberg:
«Sacar a Rusia del sistema global SWIFT que maneja 42 millones de mensajes al día y sirve como salvavidas para algunas de las instituciones financieras más grandes del mundo, podría resultar contraproducente, elevando la inflación, empujando a Rusia más cerca de China y protegiendo las transacciones financieras del escrutinio por el oeste. También podría alentar el desarrollo de una alternativa SWIFT que eventualmente podría dañar la supremacía del dólar estadounidense».
Una publicación de 2021 a cargo de Susanne Barton para Bloomberg, refiere que la impresión desbocada de dólares por parte de la Reserva Federal estadounidense durante los últimos dos años para financiar artificialmente su presupuesto y lidiar la pandemia, no solo generó devaluación e inflación, también hizo que el dólar perdiera terreno como moneda de reserva.
«Si bien más del 60% de las reservas de divisas del mundo están denominadas en dólares, como lo han estado durante más de dos décadas, las tenencias de dólares cayeron al nivel más bajo desde 1996», refiere Barton.
«HSBC Holdings Plc considera que el yuan influye cada vez más en los cambios semanales de precios en la libra y las monedas vinculadas a las materias primas, mientras que los estrategas de Societe Generale SA ven que afecta el sentimiento de riesgo», agrega.
La moneda es ahora la quinta moneda más utilizada para pagos globales, representando alrededor del 2% de las transacciones, según datos de la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, que maneja mensajes de pago transfronterizos para más de 11 mil instituciones financieras en 200 países. En 2010, el yuan tenía el lugar 35 en las operaciones registradas en SWIFT. Nótese la diferencia.
La tendencia de China en el uso de su moneda es ascendente y viene dejando registros prudentes pero solidos. De acuerdo a sus autoridades, el país promoverá de forma «constante y prudente» la internacionalización del yuan y seguirá desarrollando los mercados de yuanes en el extranjero.
El año pasado el país asiático informó que las liquidaciones de operaciones transfronterizas en la moneda local ascendieron a 28,39 billones de yuanes (US$4,39 billones) en 2020, un 44,3% más que el año anterior, dijo el Banco Popular de China en su informe sobre internacionalización del yuan en 2021.
Las operaciones en yuanes representaron un 46,2% del total de las liquidaciones transfronterizas, alcanzando un récord, dijo el banco Central chino. Esta tendencia solo podría incrementarse de acuerdo al volumen de operaciones que puedan hacer con y desde Rusia, empleando el yuan como moneda.
El uso del yuan y el rublo en operaciones entre estos países viene ascendiendo. En 2021, el porcentaje de uso de las respectivas monedas nacionales en las transacciones comerciales entre Moscú y Pekín alcanzó el 25% en 2020, anunció durante una conferencia de prensa el embajador de Rusia en China, Andréi Denísov.
«La participación de las monedas nacionales en nuestras relaciones con China está aumentando constantemente. Según la evaluación de nuestros socios chinos, para los primeros ocho o nueve meses de 2020 la proporción alcanzó aproximadamente una cuarta parte de esas transacciones: entre el 24% y el 25%. Esto es un gran progreso», declaró el diplomático, agregando que en los años 2013-2014 esta cifra fue de alrededor del 2-3%.
De hecho, la tendencia de yuanes es considerado uno de los elementos claves para la supervivencia de Rusia en este nuevo ciclo de desfiguración de su economía. El país ya acumulaba yuanes en un 13% de sus reservas, pues venía preparándose para estos escenarios desde 2014.
En otro orden de ideas, tampoco es poca cosa el rol de las criptomonedas en la configuración de la economía mundial. El mercado de criptomonedas alcanzó su punto más álgido en el año 2021, con una capitalización de mercado de aproximadamente 2,4 billones de dólares estadounidenses. La capitalización de mercado se calcula multiplicando el número total de monedas en circulación por el precio de la unidad.
El uso de las criptomonedas como medio de ahorro y de pago está fuertemente vinculado al cambio de estas en monedas locales. Aunque tienen un uso entre particulares, este es ahora más frecuente entre empresas, pues las operaciones están sujetas a comisiones mínimas para la realización de los intercambios.
Esto ha hecho de las criptos un factor competitivo alterno no solo al dólar, sino también al sistema financiero internacional y sus rutas convencionales.
La sumatoria de las nuevas bifurcaciones y caminos financieros, a la larga, vienen fabricando una nueva ruta del dinero que podría recibir un impulso desde las «sanciones» contra Rusia.
Un factor para Occidente al largo plazo está en el resultado del conflicto armado en Ucrania, su prolongación y el alargue de medidas contra Rusia. Recordemos que la Federación todavía sigue lidiando por medidas en su contra desde 2014 por la recuperación de la península de Crimea, de ahí que los lapsos de las nuevas medidas en su contra son indecibles, pero sin duda de largo aliento.
En la medida en que Occidente prolongue la asfixia sobre Rusia, más países y empresas se verán obligados a recurrir a los instrumentos intermediarios de Eurasia, favoreciendo todo un tejido económico de nuevo tipo, sin el uso de SWIFT y, en muchos casos, sin el uso del dólar.
Básicamente, lo que cambiaría es el nuevo centro de gravedad de las finanzas y la economía mundial.