Cada vez nos sorprende la revisión de nuestra historia en el afán de buscar protagonistas insurgentes de eventos que han sido asentados como definitivos y que la historiografía tradicional ha montado como hechos categóricos incuestionables y suficientemente documentados, más allá de eso, diría Pino Iturrieta “es buscarle cinco patas al gato.”
La república radical que venía gestándose con fuerzas desde 1797 no podía tener potencia si dentro de su seno no se movían las grandes masas oprimidas de negros indios, blancos de orilla y pardos que constituían más del 41% de la población cuando los blancos apenas alcanzaban el 25 % del conglomerado humano en la Capitanía General de Venezuela.
En pocos discursos públicos hemos visto estos referentes sin embargo el historiador argentino Alejandro Gómez profesor de Historia Económica de la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala ha señalado algunas coordenadas que despejan las claves para entender otra mirada de lo ocurrido en julio de 1811. Al respecto señala: “Lo que nunca se escucha en tales ocasiones en boca de los oradores que pronuncian los discursos solemnes, es que al inicio de aquella histórica sesión se hizo una propuesta que condicionaba la realización del debate sobre la independencia, a que se dilucidara previamente un asunto que muchos diputados consideraban como de vital importancia para el devenir de la república cuya creación se disponían discutir: el estatus político que tendrían los muchos individuos Libres de Color que habitaban el territorio.”
Es de tal importancia la revisión de estos materiales que el mismo debate surgió a lo largo de la guerra, de los congresos realizados durante el proceso de independencia, permaneció más allá de 1830, fue crucial en la Guerra Federal, incluso hoy nos ocupa reivindicar el protagonismo del pueblo negro e indio en tanto los procesos de emancipación están en pleno desarrollo, y sino que lo diga el pueblo negro colombiano.
Baste algunos datos que son apenas indicios de interés para mostrar cómo durante el proceso de la constituyente de 1811 hubo tal ebullición popular que la simbología musical expresada en las canciones patrióticas casi todas fueron creación de pardos libres que se sumaron a la gesta heroica y que todavía hoy cantamos sus canciones como el “Gloria al bravo pueblo”.
Pocas señales historiográficas hay sobre la presencia masiva de prisioneros negros y marinos francoantillanos de origen africano desde finales del Siglo XVIII en La Guaira y Caracas que luego de 10 años fueron parte de las masas pobres de la Capitanía General. Muchos de esos prisioneros fueron liberados e incorporados a la insurrección popular de 1810 y luego a parte del proceso de 1811 y finalmente incorporados a la guerra.
Y es que dentro de los promotores de la constituyente hubo quienes entendieron desde un principio el rol protagónico de los pardos y de los negros en la gesta de independencia, no solo por los principios políticos altruistas que enarbolaban sino por la correlación de fuerzas sociales que significaban y por qué tenían que acumular poderío para llevar adelante el proyecto independentistas.
Sin embargo las dudas de sectores o líderes negros o pardos incluso de canarios proindependentistas siempre estuvieron presentes en tanto las vacilaciones sobre la confianza a los hombres blancos que lideraban el proceso. Ello se vino a concretar en los reglamentos electorales que los excluían en tanto sólo aquellas personas que poseyeran al menos dos mil pesos en bienes podían optar al derecho político de elegir.
Las fuerzas internas que pugnaban entre los independentistas fueron parte de las contradicciones de clase con las que tuvo que lidiar Miranda y luego El Libertador a lo largo de la lucha de independencia. Para los días finales de 1811, se manifestaron divergencias cuya síntesis explica una carta del oficial británico Gregor Macgregor: “…los Mulatos (…) están en la proporción de catorce a un blanco, no conocen su propia fuerza, pero la luz les está llegando rápidamente cada día, y al coger cuerpo, su fuerza aumentará; la discusión ocurrida en la Sociedad Patriótica ha contribuido muy considerablemente a darles confianza en sí mismos, y una idea de derechos y privilegios igual a los blancos. (…) El apoyo que Miranda les ha dado, inmediatamente los ha hecho formidables, y los Mantuanos y los Españoles (llamados Godos), enfrentándose al creciente poder [de aquéllos], están comenzando a unirse (…) probablemente formarán pronto un solo partido…”
Todavía hay bastante historia que narrar.
FUENTE venezuelared@gmail.com