"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Día de La Bandera

Como cada 3 de agosto el pueblo venezolano celebra el día en que nuestro primer símbolo nacional: la bandera conformada por tres franjas horizontales con los colores amarillo, azul y rojo, ondeó por primera vez sobre tierra patria. Bandera que fue concebida y diseñada por el General Francisco de Miranda como distintivo de la patria libre que ya se erguía contra el yugo español.

Como forjadores hoy de la patria renacida que se enfrenta con valentía al nuevo imperio, no sólo nos toca enarbolar esta bandera como símbolo de resistencia y de lucha, sino que también nos toca reivindicar y difundir su genuino significado; muchas veces ocultado por las clases dominantes que intentan anular su fuerza revolucionaria, atribuyéndole significados banales al origen de sus colores; con lo cual denigran también de su creador, el General Miranda.

No fue Miranda un revolucionario improvisado, ni un diletante de las cortes europeas. Él mismo se hizo un soldado al servicio de una patria que en el momento no existía, pero a cuya causa se entregó intensamente desde por lo menos 1783 y hasta el final de sus días. Este compromiso que él mismo se autoimpuso, aunado a su incesante cultivo del pensamiento, que lo hizo uno de los hombres más instruidos de su época, bastan para rechazar como ofensivas las explicaciones sobre el origen de esos colores de la bandera; tanto las que afirman que Miranda los toma para representar el color de cabello, de los ojos y de los labios de una mujer, como las que, aunque intentan ser más patriotas, resultan absurdas al asegurar que representan la riqueza, el mar que nos rodea y la sangre patriota derramada durante la independencia; obviando el hecho que esa bandera es creada por Miranda muchos años antes de que se produzca el primer enfrentamiento armado entre criollos y realistas.

Por lo antes dicho y siendo Miranda un verdadero hombre ilustrado, debemos suponer que la escogencia de esos colores debían responder a una inspiración muy seria y significativa. La primera y única descripción de esta bandera no se encuentra en su Archivo, sino en un Diario que en 1809 publica James Biggs, uno de los soldados del Ejército Colombiano que lo acompaña en su Expedición sobre las costas de Venezuela: “Esta enseña está formada por los tres colores primarios que predominan en el arco iris. Hicimos una fiesta en esta ocasión: se disparó un cañón e hicimos brindis por los auspicios de un pendón que se espera nos lleve al triunfo de la libertad y de la humanidad en un país largamente oprimido”.

Si a ello sumamos el hecho de que Miranda conoció muy bien tanto la Teoría de los Colores de Isaac Newton, como luego la de su contemporáneo Johann Wolfgang von Goethe, quienes pudieron comprobar con el uso de un prisma que de estos tres colores primarios se podían derivar todos los demás colores, la conclusión se impone por sí sola. Aunque Miranda no dice expresamente nada al respecto, sí está claro que siempre pensó en estos tres colores y no en otros, como lo vemos en algunas de las cartas que envía a funcionarios ingleses calculando los metros de tela amarilla, azul y roja que necesitará para hacer las banderas de Colombia. Por ello no nos cabe duda de que efectivamente Miranda pensó en los colores primarios del arco iris para enseña de su Colombia, porque todos ellos están contenidos en el blanco, su fusión produce el negro y de su combinación surgen todos los demás colores; de la misma manera que Miranda imaginaba a la América del Sur libre y unida, es decir a Colombia, como constituida por la integración de todas sus partes territoriales  y de todas sus diversidades culturales en una sola unidad política y cultural en torno a un proyecto histórico común.

Es, pues, esta bandera, formada por los tres colores primarios del arco iris: amarillo, azul y rojo, la que Miranda diseña para que sea emblema de la América unida y libre del dominio colonial español, y la que izará por primera vez en tierra firme (en el Fortín San Pedro) como signo de libertad, cuando desembarque con la Expedición Libertadora en La Vela de Coro el 3 de agosto de 1806.

 

Carmen Bohórquez

Caracas, 2022

 

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