"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Geopolítica y conciencia mundial

Vivimos como pueblo y nación venezolana una situación compleja y exigente, que requiere reflexión y comprensión en el mundo del siglo XXI multipolar, con una crisis estructural Del capitalismo, que se manifiesta  con las apariencias y fenómenos diversos en el devenir social.

La doctrina del neoliberalismo, sus mandamientos o recetarios: de libre mercado, de centralización y captura  del Estado por los amos del capital, privatizaciones de la cosa pública, flexibilización laboral, desnacionalización de la moneda y bancos centrales, eliminación de los subsidios sociales,  son una política económica, que desde la crisis del 2008 no funcionaron; y una década después los voceros del capital anuncia  un estancamiento y recesión de la economía mundial.

Los impactos del COVID-19 determinan un pronunciado bajón del PIB mundial y  costos billonarios que afectarán, sin duda, a la población: en términos de  aumento de  la pobreza y la muerte, que ya son de una magnitud sorprendente en los principales centros del capitalismo mundial.

Con el fascismo, la OTAN, el G-20, el BM, el FMI el presidente Trump y sus presidentes aliados y serviles están entrampados en una situación de descrédito mundial masivo, de asombro, de incredulidad y hasta de arrechera.  Se desplomó el supuesto estado de bienestar y prosperidad de EEUU y Europa. El desastre es demasiado evidente: ausencia de  seguridad social, despidos que aumentan el  desempleo y las muertes de tanta gente, desamparada por el sálvese quien pueda de los ricachones.

La humanidad, que tiene más de 300 mil años de existencia, que ha vivido y sobrevivido a terremotos naturales, conmociones sociales, guerras mundiales y locales, enfermedades y hambrunas, promovidos por los imperios antiguos y modernos: sobrevivirá, pero el mundo no puede existir o seguir existiendo con la lógica yankee de Trump y la supremacía racista y explotadora de la elite capitalista mundial.

Desde la pequeña Cuba de Martí y Fidel, una vez más, está en la realidad y en el horizonte, los batallones de las batas blancas de médicos y enfermeras,  Quijotes con sus adargas al brazo combatiendo el Coronavirus y diciendo al mundo junto, con el gigante chino, la Federación Rusa, Irán y la Venezuela heroica, digna, asediada, martirizada, y el Presidente Maduro amenazado de muerte, con su cabeza puesta a precio por el sátrapa de Trump, pero con su dignidad, su valentía y la Revolución Bolivariana diciéndonos, que sí es posible un nuevo orden mundial.

Debemos trabajar duro, durísimo, desde la tierra de Bolívar, por contribuir a distribuir conciencia cívica y humanitaria en el mundo contra COVID-19 y la esclavitud salarial mercantil. El capitalismo es vivir muriendo, y el socialismo es vivir viviendo como una esperanza posible y en función de una felicidad estable y relativa, en esta transición de la humanidad.

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