El alcance de las agresiones contra Venezuela no cesa, al silencio mediático se le suma el secuestro de un avión por la Justicia de Argentina y las vergonzosas sentencias de los tribunales ingleses que, por encima del Derecho, se han convertido en sendas manifestaciones de la arbitrariedad, el abuso y las pretensiones de humillar a la patria venezolana.
“Es hora de que nos respeten como venezolanos”, dice una señora en las calles de Caracas mientras marcha por una de las avenidas de la ciudad junto con miles de trabajadores y trabajadoras, jóvenes, mujeres y hombres del pueblo. El motivo de su movilización es la exigencia a los gobiernos del mundo que devuelvan los bienes de Venezuela que han secuestrado en sus repetidas agresiones contra este país. Particularmente los manifestantes levantan banderas por la devolución del oro secuestrado en el banco de Inglaterra y por la aeronave venezolana secuestrada en Argentina desde hace dos meses.
Otra señora dice “salimos a defender nuestra autodeterminación”, refiriéndose de inmediato a que “respeten el gobierno del presidente Nicolás Maduro”. Sin duda, el asunto de fondo de los agresores de Venezuela es su posición colonialista, que trata de dictarle a nuestra patria cómo y con quién debemos gobernarnos. Otra señora dice, mientras escribo, “Venezuela no se rinde”, mensaje claro que reafirma la plena disposición de los venezolanos a gobernarnos como queramos, sin aceptar los chantajes extranjeros. La autodeterminación de la patria venezolana es el tema que se cuela en el fondo del reclamo popular por la defensa de nuestros bienes en el extranjero.
Sobre el secuestro del avión en Argentina resalta la subordinación del sistema de justicia argentino a los designios de un tribunal de justicia de La Florida en EEUU. Las autoridades aeronáuticas, civiles y policiales de Argentina no tienen ningún argumento para retener la aeronave venezolana. Sin embargo, un tribunal que obedece no a la Justicia argentina sino a la Justicia de EEUU retiene a 19 tripulantes y la aeronave para satisfacer los deseos agresivos del imperio del norte contra Venezuela. No hay argumentos, causas, ni ninguna otra razón para el secuestro de esta propiedad de los venezolanos, más que las múltiples formas de las que se hace la prepotencia yanqui para perseguir a Venezuela, ahora desde un tribunal de La Florida, un estado que se ha destacado por tener entre su población a múltiples factores agresivos a Cuba y Venezuela.
“Nosotros no le quitamos nada a nadie”, dice un trabajador en la Tv, él también marcha con miles de venezolanos por la exigencia que narro. En efecto, nuestro país a la América solo le ha brindado cooperación y amistad, en ningún caso agresiones o saqueos.
Sobre el oro en Inglaterra, un tribunal que lleva el caso desempolvó una doctrina de “coherencia” de la corona británica en la que se establece que ningún tribunal puede contradecir a “su majestad” en sus sentencias. Tamaña disposición se contradice con las pruebas publicadas por el Gobierno venezolano en las que la propia reina Isabel le manda cartas al presidente Nicolás Maduro Moros para que reciba las gestiones de varios diplomáticos de su corona. Lo que en realidad se impone, en la institucionalidad inglesa, es la práctica de la piratería como política de Estado que busca de mil maneras justificar el saqueo de las naciones. La demanda, legítima, de Venezuela es la devolución de esas reservas de oro que fueron confiadas para el resguardo de Inglaterra, no para que en medio del oportunismo colonialista montaran un teatro bufo del robo.
La causa venezolana es acompañada desde el extranjero por miles de ciudadanos y movimientos sociales que levantan su voz contra el colonialismo y el saqueo de los recursos de los venezolanos, esas voces de la solidaridad son el rostro de la causa de dignidad. La devolución de los bienes de Venezuela no es una petición, es una exigencia digna que no espera mañana.
Fuente: La Razón, Bolivia