Por Benjamín Gutiérrez
Se cumplen 20 años de la visita del presidente Hugo Chávez Frías a España en noviembre de 2004. Hoy sería imposible una visita así, no solo por la falta de reconocimiento del gobierno español a los resultados electorales de Venezuela, sino también por el antichavismo social y mediático existente en España. El presidente Chávez venía revalidado tras el fracaso del golpe de estado de 2002 y unos meses después de ganar un referéndum revocatorio. La presidencia de Zapatero abría la oportunidad de normalizar relaciones tras la de Aznar. Se unían, pues, intereses políticos y económicos mutuos, pero también una gran curiosidad social y mediática.
Chávez visitó el memorial de las víctimas del 11M, instituciones, agentes sociales, prensa y, cómo no, tendría un encuentro con la izquierda, que aún en parte desconfiaba de un militar. Hay que estar en Venezuela para entender el papel social e integrador del ejército venezolano con el pueblo. Escuchar a Chávez era escuchar a un político pedagógico que combinaba la actualidad con la historia y el futuro, a Bolívar con Jesucristo, que escuchaba y hablaba al pueblo. La Venezuela clasista y racista al servicio de las multinacionales y de EE. UU. pasó a ser la Venezuela donde la sanidad, la educación y la vivienda llegaron a la mayoría social.
El chavismo continúa con el presidente Nicolás Maduro, pero en España, la labor constante de los medios ha generado una mayoría social antichavista. El «¿Por qué no te callas?» de Juan Carlos en 2007, marcó un antes y un después. Venezuela es parte del día a día español; es el comodín que lo tapa todo. Se ridiculiza a su gobierno y se ensalza a su oposición. Se deforma la realidad venezolana sin análisis, con propaganda, y se ha conseguido una idea negativa del chavismo por encima de la realidad. Venezuela, esa “dictadura” donde se vota, donde partidos opositores gobiernan municipios y estados, donde la vida sigue y no se mueren de hambre por las calles, elección tras elección. A Venezuela le pedimos las actas de la elección de su jefe de estado desde una España donde el jefe de estado es hereditario.
La sociedad española desconoce las políticas de vivienda, educación y sanidad del Gobierno de Venezuela. Políticas que cualquier español de a pie, que sufra alquileres, hipoteca, tarifas y el desmantelamiento de los servicios públicos, desearía para sí. 20 años después de la llegada de Hugo Chávez a Madrid, nos queda la historia, pero también la necesidad presente, de dar la batalla por Venezuela, en una guerra mediática desigual,
Fuente: DIARIO RED
24/11/24