Aida Merlano dijo que la encarcelaron y luego la secuestraron para evitar que “contará secretos” que Álvaro Uribe el ex fiscal Néstor Martínez e Iván Duque saben que ella sabe. Después de su denuncia en la sede del Palacio de Justicia en Caracas, Iván Duque soltó la sopa:
“Yo no quiero matar a nadie, lo que quiero es que se haga justicia”
Esto es, que no es verdad que él ofreció una recompensa $200 millones” por la ex congresista.
La protegida de las casas Char y Gerlein, en 56 minutos de declaración deja en el ambiente que tiene pruebas de cosas que no dice porque eso de la corrupción de la clase política y económica colombiana, la compra de votos, lo de Odebrecht es un expediente desclasificado.
Y huele que es un asunto de drogas, del narcotráfico. Y sí es así, tiene al poder político y colombiano agarrado por las bolas. Su afirmación fue contundente, pero a medias:
“Fui testigo de las altas sumas de dinero que la familia Char entregaba para financiar las campañas políticas. Eso me convirtió en objetivo militar”.
Su relato es reiterativo en decir que ella sabe muy bien “a quién le entregaron cada cifra y el manejo que recibieron para tener los cupos indicativos que designa la Presidencia a través de los ministerios que la llegada de Néstor Humberto Martínez a la Fiscalía es necesaria para encubrir el entramado de corrupción”: en afirmar que tiene pruebas.
Aida Merlano no presentase pruebas, sin embargo deja en el aire las preguntas: ¿Acerca de qué tiene pruebas, y dónde las tienes guardadas?
La pregunta es obvia, dado que no se puede negar la firmeza y seguridad que exhibe en su relato, y sobre todo si tenemos en cuenta los intriguillas y enigmas de su fuga-secuestro y de que ella, respecto de su posterior fuga, es demasiado ambigua y no refiere detalles de esa escapatoria.
Por último, la ex senadora señaló, explícitamente a “los responsables” de lo que le ocurra a ella y a su familia”, y el capo de la droga Álvaro Uribe encabeza la lista. Y textualmente amenazó con decir todo lo sabía, y que hundiría a los que atenten contra ella y sus familiares.
Luce que en eso que no dijo, Aída Merlano tiene, por los momentos, asegurada su vida. Y que los servicios de seguridad colombiano (además de la DEA y la CIA) no han podido localizar el o los lugares, donde están las pruebas resguardadas. Nótese que en su declaración, textualmente dice:
“Le pagaron al capitán Álvarez, a cargo del Buen Pastor, para que me maltratara y para que hicieran permanentes operativos en mi celda para ver si yo guardaba en ella pruebas de la corrupción que se maneja en el país”.
He allí la razón porque Iván Duque arma el fake news de pedirle la extradición a Guaido: para la oligarquía política-económica colombiana, Aida Merlano no es extraditable, a pesar de que,
“Ha hecho afirmaciones que supondrían la presunta comisión de delitos, esto para efectos penales ha de tenerse como un documento y por supuesto que sus declaraciones deben dar inicio a una investigación por parte de la Fiscalía”
Ante esa posibilidad, el fiscal general (e) Fabio Espitia, manifestó que las declaraciones de Merlano “no tienen en principio relevancia para la Fiscalía salvo que ella aporte medios de convicción suficientes para que se pueda considerar que hay una noticia criminal sólida”.
Por su parte, la ministra de Justicia, Margarita Cabello, declara que no es un tema trascendental”.
Mientras tanto, crece la impopularidad del gobierno de Duque y la percepción de su falta de liderazgo; se dinamizan las protestas sociales y la esperanza de un cambio pisa fuerte en Colombia, como nunca antes; y el clima electoral para elegir un nuevo presidente ya arrancó con el uribismo y demás partidos de derechas divididos y el ato riesgo de la dispersión del voto de derechas, a mitad del gobierno de Duque.
En esas circunstancias, ¿Aida Merlano conservará sus pruebas para que no la asesinen? ¿Echará pa’lante para contribuir, por lo menos con el adecentamiento de Colombia? ¿Dirá lo que no dijo y desempolvará sus pruebas?