"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

ONU: Washington y sus Objetivos Hegemónicos

Por Pablo Jofre Leal

Estados Unidos, a través de su presidente, el empresario republicano Donald Trump definió, el pasado mes de febrero, anunciar el retiro de su país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, dando una muestra efectista de su desprecio crónico a los derechos humanos y avalando el que otras entidades los violen, como es el caso del régimen israelí, dándoles incluso su protección en todos los planos.

Amanda Klasing, directora nacional de Relaciones con el Gobierno y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional, con sede en Estados Unidos señala que “El anuncio que Washington se retira del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cuando ni siquiera es miembro, no es más que el último movimiento del presidente Trump de demostrar al mundo su total y flagrante desprecio por los derechos humanos y la cooperación internacional, incluso aunque debilite los intereses de Estados Unidos” (1)

Un Estados Unidos que, igualmente, desconoce los acuerdos, avances y compromisos asumidos por administraciones anteriores, en materia del cambio climático, por ejemplo. En políticas sanitarias globales, donde no resulta extraño que el blondo y multimillonario mandatario estadounidense, quien ha sido un ferviente crítico de la labor llevada a cabo por la Organización Mundial de la salud (OMS) en su lucha contra la pandemia del COVID 19 haya retirado su país de este organismo multinacional, dependiente precisamente de la ONU.

El congelamiento de la ayuda a la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para Palestina (UNRWA por sus siglas en inglés) ha sido también parte de esa política de desprecio por los derechos humanos. En este caso contra el pueblo palestino y con ello un apoyo sostenido a la política genocida israelí. Washington demoniza el papel que cumple la ONU cuando se trata de hechos donde Estados Unidos o se comporta como un violador o apoya a violadores de los derechos humanos.

La Administración Trump prescinde de la ONU, no tiene interés ni tan siquiera de entrevistarse con el secretario general de este organismo, el portugués Antonio Guterres. No ha sido parte de la labor de Trump de buscar una salida (favorable a su régimen) en los conflictos de Ucrania y el genocidio llevado a cabo por su socio y cómplice del régimen nacionalsionista en Gaza. No sólo ha marginado a la ONU, al Consejo de Seguridad, sino que ha reducido significativamente su aporte monetario, que conduce al organismo a una irrelevancia evidente e indigna.

En Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York, está la sede de la ONU. Estados Unidos aporta el 25% del presupuesto de este organismo (3.600 millones de dólares el año 2024) de una organización que cuenta con 40 mil funcionarios repartidos en los 193 países miembros de la ONU. Además, contribuye con gran parte de los efectivos y sostén financiero para las denominadas “operaciones de mantenimiento de la paz” que, en realidad, sirven para mantener el statu quo de la pax estadounidense.

Las críticas de la Casa Blanca y de los sectores más extremistas de la sociedad estadounidense contra la ONU y con ello el incitar esa visión de desprecio a este organismo internacional sino cumple los dictados, objetivos y planteamientos de los grupos de poder de Washington, es propio del carácter totalitaria que posee Estados Unidos. Un régimen que aspira a reformar, de una manera esencial al principal organismo multinacional, pero, no para democratizarla, sino para que siga sirviendo, en modo exclusivo, a sus afanes hegemónicos. Y, para ello, la herramienta de presión de negar el aporte de la contribución financiera a la cuales se compromete cada país es un elemento de chantaje, coacción y de extremo peligro para la realización de las labores establecidas por la ONU.

El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, en la cumbre de los BRICS celebrada en la ciudad rusa de Kazán en octubre del 2024, dio luces absolutamente más propositivas que las ideas de hecatombe de Trump. En aquella ocasión el mandatario ruso destacó que “no existe alternativa a Naciones Unidas como organización internacional universal (…) pero… arrastra muchos problemas… el mundo está evolucionando y todas las estructuras que se crearon hace décadas deben modificarse de acuerdo con el mundo cambiante”. La idea de fondo es dar mayor relevancia al concepto y práctica de mundo multilateral en lugar de esa unipolaridad concretada a partir del año 1991 con la caída de la ex URSS y del campo socialista.

En esta idea, la cuestión que causa mayor escozor es la composición del Consejo de Seguridad, sus miembros permanentes y el derecho de estos a vetar resoluciones, aspecto en el que la visión de Rusia y China difiere cardinalmente de la que defienden Estados Unidos, Reino Unido y Francia. A este respecto, Putin señaló que, para un mejor funcionamiento de la ONU “hay que ampliar la representación en el Consejo de Seguridad y otros órganos clave a los países de Asia, África y América Latina” (2)

Desde el punto de vista de mi análisis, no tengo dudas que la ONU requiere cambios, más allá de lo cosmético. Por supuesto que hay que reformar a este organismo internacional, dotado de una ingente burocracia, que en muchas ocasiones sólo frena la necesidad de impulsar la justicia, forzada, precisamente, por los poderes, fundamentalmente occidentales, que son los que proveen de la mayor cantidad de recursos financieros para la marcha de esta enorme y burocrática entidad internacional.

Una ONU surgida tras el fin de la segunda guerra mundial, que requiere efectivamente democratización, modificar su anquilosada estructura si es que se dice seguir contando con ella. Pero, un cambio exigido, necesario, vital y multilateral. No para seguir al servicio de los intereses de la casta política, militar y financiera de Estados Unidos, sino para que efectivamente se cumplan los propósitos, entre ellos el número dos de la Carta de las Naciones Unidas que establece “Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal”

Y, principios, como el número 1 de la mencionada carta que señala la obligación de tener en cuenta que la ONUJ está basada, en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros. Propósitos y principios bases, exigibles, obligatorios por los cuales fue creada esta organización (3) Se requiere, si acaso no se refunda o definitivamente se termina con este organismo, que se dé paso a una nueva gobernanza internacional. Una que sea verdaderamente inclusiva de la sociedad internacional, con igualdad de derechos y deberes, sin desbalance del poder.

Estados Unidos trabaja por socavar la ONU y sus principales órganos: establecidos en virtud de la Carta de las naciones Unidas, cuando se fundó esta institución el año 1945: su Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría de la ONU (4).

Pero, también la labor de zapa de Washington va encaminada a menoscabar el papel que cumplen instituciones como la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La Organización Internacional del Trabajo (OIT) Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) El Alto Comisionado de Ayuda para los refugiados (ACNUR) La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios. La Oficina del Alto Comisionado de las naciones unidas para los derechos Humanos (ACNUDH) Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la mencionada Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estados Unidos desprecia todo aquello que signifique un freno a su s objetivos hegemónicos, más aún cuando estos van a la baja. Aspira a un cambio de la ONU en forma esencial, no para mejorarla, sino para mantener y promover lo ue ha sido su línea rectora en materia internacional: mantener y promover un dominio global sin tomar en cuenta los intereses de sus aliados y socios y más aún despreciar a aquellos que no son parte de su rebaño. Estados Unidos intenta disputar la tesis en esta “necesidad de cambio” de incrementar, por ejemplo, el número de miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.

El Consejo de Seguridad está formado por 15 miembros, cinco permanentes y 10 no permanentes. Miembros fijos que son aquellos con derecho a veto en las resoluciones que se emane de este organismo internacional: Rusia, China, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Existen, igualmente, 10 miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, elegidos por la Asamblea General por períodos de dos años.

La propuesta de Estados Unidos es incluir a regiones que no están representadas: África, América Latina y El Caribe y los denominados estados insulares (gran parte de ellos dominados por Washington y que suelen votar a favor de las posturas de las administraciones estadounidenses. podría incluir a regiones que han estado representadas como África, América Latina y El Caribe, y los pequeños Estados Insulares.

Washington en las administraciones de los ex presidentes Barack Obama y Joe Biden planteó ese incremento, pero sin concesión de derecho a veto. Una inclusión, por ejemplo, en materia de su Consejo de Seguridad que integre a Japón y Alemania, socios incondicionales de Washington, lo que mueve al lógico rechazo de Rusia y China. Los requisitos definidos por Washington son que esos miembros tengan un nivel de desarrollo económico potente, que contribuyan con dinero y efectivos a las operaciones denominadas de paz y además que su aporte al financiamiento de la ONU sea considerablemente substancial.

Tras el inicio de la operación especial de desnazificación y desmilitarización de Ucrania, la postura de Washington ha sido instalar una narrativa que plantee, por ejemplo, la salida de Rusia del Consejo de Seguridad permanente, como “castigo” a su papel en esta guerra. Una conducta hipócrita la de Washington que es responsable de gran parte de los procesos de desestabilización, agresiones, invasiones y exterminio de millones de seres humanos en todos los continentes. Si la ONU vive hoy una existencia vidriosa es principalmente responsabilidad de Estados Unidos y su política en materia de relaciones exteriores.

He sostenido que (5) sostuve que, las administraciones de gobiernos estadounidenses han demonizado el papel que cumple la ONU, en el marco de los propósitos y principios establecidos en su carta fundacional (6) y que, en específico, en su artículo 1 en el párrafo tres de los propósitos señala un texto, que hoy parece, simplemente, de ciencia ficción

Me refiero a la idea de armonía internacional que se presumía la ONU debía tener tras el fin de la Segunda Guerra Mundial “Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión”

Y hablo de ficción pues, sobre todo el país que se ha presentado hace 80 años como el paladín de la democracia, el defensor de los derechos humanos ha tenido, puramente, un actuar falsario. Plagado de belicismo y afanes hegemónicos. No existe cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas, cuando se trata de hechos donde Estados Unidos se comporta como el violador del derecho internacional o apoya a entidades genocidas como es el caso del régimen nacionalsionista israelí.

Desde la primera administración de Donald Trump – 2017 a 2021 – polémico, cuestionado, un tipo lenguaraz, descocado, soberbio, agresivo y con conductas claramente delictivas. Un golpista. Recordemos que fue acusado y condenado por abuso sexual y difamación contra la escritora E. Jean Carroll (7) Un personaje que desestabiliza las nociones y prácticas de justicia, en su país y en el resto del planeta. Esto, bajo ambiciones políticas hegemónicas, económicas y militares. En ese objetivo, desprestigiar a la ONU, desacreditar a sus instituciones y a sus funcionarios más relevantes es parte de la labor de zapa de este político transaccional.

Hoy, tras un poco más de tres meses de su nuevo mandato presidencial, Trump ha puesto el pie en el acelerador y los objetivos de dominio mundial se han maximizado. Desde el día uno de su segundo mandato puso en marcha decretos ejecutivos que, según los organismos defensores de los derechos humanos, como es el caso Human Rights Watch (8) amenazan un amplio espectro de esos derechos, sobre todo en las poblaciones más vulnerables, expuestas a abusos graves en esta materia. Tanto en Estados Unidos como el resto del planeta.

Un mandatario con un relato victimista, al sostener que han sido abusados por un mundo que se aprovecha de ellos en múltiples áreas. Europeos, latinoamericanos, chinos, rusos, que deben pagar esa conducta de dominio. Es el típico caso del juez detrás del ladrón. Del lobo cuidando a las ovejas. El que se mueva hoy o emita cierta crítica o pretenda responder a la virulencia de Washington, es un victimario del estilo de vida estadounidense y eso no se aceptará, ni quedará sin castigo, afirma Trump. Será considerado una declaración de guerra, inaceptable, en las palabras del blondo mandatario y su claque de incondicionales.

Por ello no es casual que exprese “En lo que concierne a Estados Unidos, la Corte Penal Internacional no tiene jurisdicción, legitimidad ni autoridad” y por tanto incumple todo lo que ella determine “Vamos a cambiar el nombre de Golfo de México por el Golfo de América” insultando la historia y las relaciones con su vecino mexicano.

Envia funcionarios de la Casa Blanca a Panamá para amenazar al gobierno de ese país, so pena de ocupar nuevamente la zona del canal con tropas y en su funcionamiento para impedir, según Trump “la influencia y dominio del canal por parte de China” Una falta a la verdad absoluta, pero… ¿qué importa si las cancillerías latinoamericanas, con muy escasas excepciones, están aterradas y nada dicen? Menos aún la ONU o la Organización de Estados Americanos, considerada el ministerio de las colonias estadounidense.

Washington ha solicitado al Pentágono que elabore “planes militares factibles de llevarse a cabo para tener acceso sin restricciones al Canal de Panamá” (9). Esto es con la excusa de la presencia China. Por ello se firmó un memorándum de claro corte colonial, que facilita la intromisión de Washington en Panamá. Rubricado en la capital panameña con la presencia del jefe de estado de este país centroamericano José Raúl Mulino. En esta clara violación de las leyes internacionales, amedrentando a un país soberano, violando sus derechos (10)

Ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, presidente José Raúl Mulino, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth.

El que la agencia de la ONU denominada del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) no tenga ningún poder de frenar la expulsión de la población palestina de Gaza y Cisjordania. La escasa estatura moral de Trump al declarar que la expulsión y genocidio de la población palestina en Gaza, la destrucción de su territorio y la ocupación por parte del régimen nacionalsionista israelí permite pensar que esa tierra palestina puede ser “…la Riviera de Oriente Medio… Esto podría ser maravilloso”. Muestra evidente de la carencia de control internacional a los afanes criminales de Washington y los suyos.

Es significativo igualmente que, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que es una agencia de la ONU nada diga, ni haga en torno a este negacionismo histórico de cambiar nombre a un Golfo denominado de México, porque al presidente de Estados unido se le ocurre denominarlo Golfo de América. Otras agencias de la ONU como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Internacional de Migraciones (OIM) no tienen papel alguno que cumplir en la política de hambre como arma de guerra contra Palestina o el desplazamiento de su población, como también acontece en El Líbano y Siria.

Nada de lo mencionado ha tenido una presencia visible, de importancia, de condena explícita y llamado a los países para oponerse a Estados Unidos y su socio sionista por parte del secretario general de la ONU. Muestra del carácter de zombi, muerto en vida del portugués Antonio Guterres. Un funcionario a cargo de un organismo de endeble existencia y que recibe golpe tras golpe de su principal financista.

Un Trump que señala como verdad cierta que “Estados Unidos proporciona santuario y protección a delincuentes peligrosos, muchos de ellos procedentes de prisiones e instituciones psiquiátricas, que han entrado ilegalmente en nuestro país desde todo el mundo” y si esa idea, absolutamente de ficción no se discute y la justicia estadounidense nada hace, pasa lo que está aconteciendo con la deportación de miles y miles de personas. Incluso contratando las cárceles ofrecidas por Nayib Bukele, presidente de El Salvador, por 6 millones de dólares mensuales. Y en ello el Consejo de Derechos Humanos de la ONU tampoco tiene opinión y si la tuviera, da lo mismo para Washington, porque no reconocen a ese organismo del cual se retiraron en febrero de este año 2025.

La ONU es hoy una institución desfalleciente, inactiva, débil, que da palos de ciego en procesos que dan muestra, no sólo de inoperancia e impotencia frente a acciones y procesos violatorios de todo lo que se supone la ONU debería actuar y aunar esfuerzos para impedirlo. Léase: el genocidio contra Palestina y la crisis humanitaria desatada. Los ataques contra El Líbano, Siria y Yemen. Todos ellos llevados a cabo por la entidad israelí con apoyo y hasta participación de sus socios occidentales: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania.

Sumemos las políticas neocoloniales en África, ya sea en la ocupación y colonización del Sáhara occidental a manos de Marruecos y sus apoyos occidentales, sin llevar a cabo un referéndum que tendría que haberse concretado el año 1975, posteriormente el año 1991 y sin embargo durante 50 años simplemente ha sido la muestra evidente que la ONU y sus misiones como es el caso de la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental) es un fiasco. No olvidemos el tema ucraniano donde las conversaciones para lograr un cese al fuego en ese país no contemplan en absoluto a un secretario general de la ONU, ignorado completamente por Trump.

Agresión Arancelaria

La idea de Trump y sus incondicionales es, perturbar al conjunto del planeta e imponer incluso, una narrativa victimista para justificar, por ejemplo, la toma de decisiones comerciales que remecen al mundo y a gran parte de la economía mundial como ha acontecido con la erradamente denominada guerra de Aranceles. Si acaso pudiésemos hablar de conflagración, esta se trata de una impuesta, con un enemigo principal: la República Popular China, y blancos adyacentes como Rusia, Irán y un gran porcentaje de los países que integran la ONU. Sujetos a las decisiones imperiales, unilaterales y violatorias de todo lo que hasta ahora se conocía como relaciones económicas internacionales.

Y cuando hablo de una ONU ausente me refiero también a todas aquellas organizaciones que, en el marco de establecer políticas globales de desarrollo, apoyo, facilitar la relación entre los países, también han fracasado en sus objetivos. Tal es el caso de la llamada Organización Mundial de Comercio (OMC) conformada por 166 Miembros, que representan el 98% del comercio mundial y cuya misión es administrar el sistema mundial de normas comerciales y ayuda a los países en desarrollo a mejorar su capacidad para comerciar.

Una OMC que sustituyó en 1995 a el denominado Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, del inglés General Agreement on Tariffs and Trade) que, desde 1948 hasta 1994, estableció las reglas aplicables a una gran parte del comercio mundial- donde también tuvo su papel la llamada Ronda Uruguay (11) pero, a pesar de su apariencia de solidez, el GATT fue durante esos 47 años un acuerdo y una organización de carácter provisional.

Se necesitaba otro organismo y así nació la OMC, que se constituyó en un foro al que acuden sus miembros para negociar acuerdos sobre comercio y resolver los problemas comerciales que tienen unos con otros. El objetivo general de la OMC es ayudar a sus miembros a utilizar el comercio como medio para elevar los niveles de vida, crear empleo y mejorar la vida de las personas.

Hoy, tras la política de absoluto desprecio por organismos internacionales, las leyes y el derecho internacional y el deseo de mantener un poder hegemónico inaceptable Estados Unidos está dando la extremaunción a la ONU y a sus instituciones, a organismos como la OMC, instituciones dedicadas a tender los temas de derechos humanos. Este es un ataque sostenido, brutal que efectivamente está generando un desbalance del poder.

Los efectos de esta violación constante de todo lo que huela a relaciones internacionales con iguales derechos y obligaciones, ha sido catalizada con la medida de aumentar las tasas arancelarias establecidas por Washington y contrarrestadas por China y con poca respuesta soberana del resto del planeta, tendrá efectos devastadores. Una política oscilante, que día a día tiene nuevos elementos de presión, mostrando incluso a un Trump con medidas discutidas que afectan a multimillonarios que lo acompañan.

Trump suele usar todo elemento de impacto comunicacional para sostener que sus medidas provienen de convicciones profundas y que están poco menos que escritas en un destino manifiesto, dictaminada por la divina providencia. Un discurso hegemónico, expansionista, revelador de un profundo racismo, de un plan de control mundial que le “devuelva a Estados Unidos su supuesto papel rector”. Un Trump que se ha solazado en mostrar que su decisión de establecer alzas arancelarias es una medida justa, para años de abusos del mundo contra el pobre Estados Unidos.

No es factible seguir arrinconando a China pues este país es lo suficientemente poderoso para llevar a cabo políticas de represalia contra Estados Unidos. Pero, qué duda cabe que, los efectos se sentirán en menor inversión pública, aumento sustancial de los créditos, menos beneficios sociales con política de “austeridad” de aquellos países sujetos a las alzas arancelarias. Incertidumbre sobre los niveles de crecimiento. Presiones, por parte de Washington a los países para no comerciar con China. Adicionemos un impacto severo en las economías emergentes.

Nadie sale triunfador de una pugna como la que se está llevando a cabo y en lo político se visualizan cambios monumentales, comenzando por el hecho que ya las bases del orden internacional están sacudidas. La desconfianza en Estados Unidos está consolidada y puede tener un punto positivo si eso conlleva la conformación de bloques de países, regiones que, efectivamente, hagan valer el concepto de soberanía y la lleven a la práctica.

Es la oportunidad para que Europa, a pesar de aliada servil de Washington es igualmente castigada, convertida en el patio trasero de Washington, sacuda su indignidad. Resultados en materia del orden del derecho internacional, tan violado y sacudido que la ONU ha perdido todo vestigio de influir sobre la marcha de los acontecimientos del mundo.

Estamos en un camino de remover el dominio nefasto de Estados Unidos, es una oportunidad histórica de avanzar hacia una política que supere la unipolaridad y consolide un mundo multilateral, que implica democratizar nuestras relaciones y también las instituciones que se reformen, reestructuren o desaparezcan, para dar paso a aquellas que verdaderamente permitan pensar en un mundo distinto.

No podemos aceptar que Donald Trump, cual bestia desbocada sustituya la diplomacia, los acuerdos y el respeto a los organismos de los cuales se ha dotado esta humanidad. Mutando esa manera de actuar por la verborrea amenazante, las acciones violatorias, las alzas arancelarias unilaterales, blandiendo ese aumento de impuestos como un arma arrojadiza, para conseguir que otros países se plieguen a su voluntad. Esa es un arma estilo boomerang y tendrá enormes costos sociales, económicos, políticos y de futuros vínculos.

Y, en todo lo descrito la ONU es un zombi. Cito en ello las palabras de un colega que, frente al actuar de este agonizante organismo internacional frente a guerras, agresiones, políticas hegemónicas, silencio obsequioso y hasta complicidad afirma “La ONU ha fracasado, no tiene sentido de existir. Un mundo nuevo está naciendo. Una organización nueva le debe acompañar” (12)

Pablo Jofré Leal

Articulo para Hispantv

Permitida su reproducción citando la fuente.

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/la-retirada-de-estados-unidos-del-consejo-de-derechos-humanos-de-la-onu-es-un-desprecio-efectista-de-los-derechos-humanos/
https://www.dw.com/es/brics-piden-reforma-de-la-onu-y-un-mayor-papel-de-a-latina-en-asuntos-mundiales/a-70581934
https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-1

El Consejo de Administración Fiduciaria se estableció el año 1945 y tenía como misión, según el Capítulo XIII de la Carta de las Naciones Unidas, la de supervisar internacional a los 11 Territorios fideicomisados, puestos bajo la administración de 7 Estados Miembros, y asegurar que se les preparaba para la autonomía y la independencia. En 1994, todos los Territorios fideicometidos habían obtenido la autonomía y la independencia, por lo que el Consejo de Administración Fiduciaria suspendió sus operaciones el 1 de noviembre de ese año.

https://www.hispantv.com/noticias/opinion/612496/onu-washington-objetivos-hegemonicos
https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-1
https://elpais.com/internacional/2023-05-09/un-jurado-declara-a-trump-culpable-de-abuso-sexual-pero-no-de-violacion-en-la-demanda-de-la-escritora-e-jean-carroll.html
https://www.hrw.org/es/news/2025/01/22/ordenes-ejecutivas-de-trump-amenazan-un-amplio-espectro-de-derechos-humanos
https://www.youtube.com/watch?v=tXUwNOHQWXM

El gobierno de Panamá hizo públicos los detalles de un memorando que firmó este miércoles con Estados Unidos por el que el ejército estadounidense podrá incrementar la presencia de sus efectivos en el país centroamericano. El memorando de entendimiento fue firmado en Ciudad de Panamá por el ministro de Seguridad Pública, Frank Alexis Abrego, y el secretario de Defensa de

Estados Unidos, Pete Hegseth, y contempla el uso por parte de tropas de Estados Unidos de instalaciones de seguridad panameñas. https://www.bbc.com/mundo/articles/cx26qp0y468o
La OMC sustituyó al GATT como organización internacional, pero el Acuerdo General sigue existiendo como tratado general de la OMC sobre el comercio de mercancías, actualizado como consecuencia de las negociaciones de la Ronda Uruguay. https://www.wto.org/spanish/thewto_s/whatis_s/tif_s/fact5_s.htm
«El 25 de septiembre de 2011 escribí un artículo titulado ’La ONU ha muerto’. Entre otras cosas allí decía que: “Los acontecimientos de los últimos años

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