…las bolsas están en alza hasta niveles récord, impulsadas por la expectativa de dinero todavía más barato o a coste casi cero de la Reserva Federal. Pero detrás de este auge, la realidad es que las ganancias de muchas empresas estadounidenses están cayendo, y más de un cuarto de ellas están en pérdidas – de hecho, son ‘empresas’ zombi. Es la misma historia en Europa y Japón. Si la crisis de beneficios se materializa y se mantiene durante todo el año, habrá una fuerte caída en la inversión y, finalmente, del empleo y el gasto, a pesar del auge del mercado de valores: es decir, una nueva recesión.
¿Una recesión de beneficios? Esta semana, se publican los primeros informes de beneficios de las empresas estadounidenses para el segundo trimestre de 2019. Y parece que habrá la primera caída de ingresos totales desde la mini-recesión de 2016. Para las empresas del índice S & P 500 se espera una caída promedio de ganancias del 2,8 por ciento en el segundo trimestre, según la consultora Fact Set, tras una caída de 0,3 por ciento en los primeros tres meses del año. Mucho se ha hablado de los grandes beneficios que las empresas de alta tecnología, las llamadas FAANGS. Pero esto oculta la situación de la mayoría de las empresas estadounidenses. Las que tienen un valor de mercado de 300 a 2 mil millones de dólares parece que van a experimentar una caída del 12% en las ganancias en comparación con hace un año después de una caída del 17% en el primer trimestre de 2019. Las pequeñas y medianas compañías estadounidenses están sufriendo una fuerte caída de ganancias. E incluso para las grandes empresas los beneficios no son tan buenos como parece. Esto se debe a que las ganancias por acción han sido impulsadas por las grandes empresas, que compran sus propias acciones (mismos ingresos pero con menos acciones disponibles). Se espera que la recompra de acciones netas contribuya 2,1 puntos porcentuales al crecimiento de los beneficios por acción en el segundo trimestre, según los analistas de Credit Suisse. Las empresas de EE.UU. invirtieron más de 1 billón de dólares en la compra de sus propias acciones el año pasado, una cifra récord, impulsada por las medidas fiscales de Trump. Lo que subyace en esta disminución de los beneficios son los costes salariales más altos, en la medida en que un mayor empleo obliga a las empresas a conceder aumentos salariales para mantener a sus trabajadores cualificados – otra cosa es lo que ocurre con los trabajadores menos cualificados fuera del sector tecnológico. También aumenta el coste de otros insumos no laborales (energía, materias primas, etc.). Así que los márgenes de beneficios (ganancias por unidad producida) están cayendo. Los analistas esperan que las empresas no financieras informen de unos márgenes netos de 10,8 por ciento en el segundo trimestre, por debajo del 11,5 por ciento del trimestre del año anterior, según cifras citadas por los analistas de Bank of America: “Hemos puesto de relieve los riesgos a los márgenes de beneficio por el aumento de los costes de insumos para las empresas que no tienen poder para fijar precios, así como para aquellas empresas y sectores intensivos en mano de obra por el aumento de los salarios, y esperamos que los márgenes netos anuales se contraigan un 11,2 por ciento en 2019, fuera de financieros ,desde el 11,7 por ciento en 2018 “.La fortaleza del dólar estadounidense también implica que las compañías de exportación de Estados Unidos están encontrando más difícil sostener el crecimiento de sus ventas. Se pronostica que las empresas del índice S & P 500 declaren un aumento del 3,7 por ciento en sus ingresos, lo que sería el crecimiento más bajo desde el tercer trimestre de 2016.
Se cree que las empresas de materiales, el sector más expuesto a la competencia con China y las secuelas de la guerra comercial en curso entre Washington y Beijing, son las más perjudicadas en el segundo trimestre. Se espera que DuPont y Freeport-McMoRan sean los mayores contribuyentes a la caída de los ingresos del sector, según FactSet. Las expectativas para el sector son una caída del 16 por ciento anual en sus ingresos y una caída del 14,9 por ciento en sus beneficios, incluso el sector tecnológico experimentará una caída del 11,9 por ciento en sus ingresos y una caída de 1,1 por ciento en sus beneficios. Esto es importante, porque es este sector el que ha impulsado el crecimiento de las ganancias de las empresas estadounidenses tras la Gran Recesión. Si las FAANGS muestran una disminución de sus beneficios, entonces capital estadounidense tiene problemas.Como James Montier, el economista poskeynesiano de GMO, la gran gestora de fondos de activos, señala, el crecimiento de los ingresos reales en el sector empresarial ha estado por debajo de la tasa de crecimiento del PIB real, incluso después del importante impulso proporcionado por la ingeniería financiera de recompra de acciones. De acuerdo con Montier, cuando se miran los entresijos del mercado, un asombroso 25-30 por ciento de las empresas tienen realmente pérdidas.
En opinión de Montier, “los EE.UU. están experimentando el surgimiento de una ‘economía dual’-, donde el crecimiento de la productividad es razonable en algunos sectores, y está totalmente ausentes en otros. Incluso en los sectores con un buen crecimiento de la productividad, los salarios reales se están quedando atrás (hay un frenazo de los salarios). Todo el crecimiento del empleo proviene de los sectores de baja productividad. Además, las ganancias insignificantes de ingresos existentes van todas al 10% superior. Este no es el escenario de una economía en auge“.Hay una segregación de la economía de Estados Unidos en sectores con un crecimiento de la productividad razonable y los que no lo tienen en absoluto. El mayor impulsor de la productividad es el sector manufacturero, son la información y el comercio también con resultados respetables. En el lado menos productiva está el transporte, el alojamiento, la educación y la sanidad. Es más, en el grupo más rezagado, el crecimiento de la productividad cero ha ido de la mano de un crecimiento de salarios reales cero .No es que esta falta de rentabilidad histórica haya impedido que los inversores acumulen aún más oportunidades de pérdidas. Según Montier, alrededor del 83 por ciento de las nuevas salidas a bolsa (nuevas emisiones de acciones) de este año han llegado al mercado con resultados negativos. Y subraya: “¡Este es un porcentaje superior incluso al apogeo de la burbuja tecnológica!”. Así que las bolsas están en alza hasta niveles récord, impulsadas por la expectativa de dinero todavía más barato o a coste casi cero de la Reserva Federal. Pero detrás de este auge, la realidad es que las ganancias de muchas empresas estadounidenses están cayendo, y más de un cuarto de ellas están en pérdidas – de hecho, son ‘empresas’ zombi. Es la misma historia en Europa y Japón. Si la crisis de beneficios se materializa y se mantiene durante todo el año, habrá una fuerte caída en la inversión y, finalmente, del empleo y el gasto, a pesar del auge del mercado de valores: es decir, una nueva recesión