"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

EE.UU. Las causas de la crisis: las finanzas y la tasa de ganancia

 Es  bien  sabido  que  acumulación  del dinero  de  todo tipo  se  incrementa en todas las  crisis.  Desde  la  década  de  1970,  este  capital-dinero  atesorado  se  ha  ido  acumulando  en forma  de  activos  financieros.  A  diferencia  de  las anteriores formas de atesoramiento de dinero, estos compiten con los activos productivos en el mercado de capital. La  mitología  financiera  trata  este  atesoramiento  como  productivo, hasta  el  punto  de  llamarle ‘inversión’; para Marx, sin embargo, son simplemente formas de dinero, materializadas en flujos capitalizados de  reclamaciones parasitarias de  la  producción de ingresos,  es  decir, capital ficticio.  Sin  embargo,  dado  que  tales  instrumentos  compiten  en  el  mercado  de  capital,  con la inversión   productiva   genuina,   y   dado   que   constituyen   la   forma   en   que   los   capitalistas materializan  sus  activos, deben  incluirse  en  el stock  de  capital.  Cuando  se  realiza  esta corrección,  todos  los  hechos cobran sentido  y  sorprendentemente  confirman por  completo el análisis  original  de  Marx.

En los últimos meses hemos visto un creciente debate entre los marxistas en torno a la tasa de ganancia de EE UU y su relación con la presente crisis. Resulta paradójico, ya que en su mayor parte los marxistas rechazan el propio relato de Marx sobre la relación entre la acumulación y la tasa  de rentabilidad; de  hecho, recientemente, Michael Heinrich ha argumentado  que Marx no tenía ninguna  teoría  de  la crisis y  que  no  hay ninguna  base para  suponer que la  acumulación capitalista conduzca a una caída de la tasa de ganancia. Sin embargo ,existe un amplio acuerdo con Duménil y Lévy que después del descenso prolongado de posguerra, la tasa de beneficio en EEUU comenzó  a  aumentar en la  década  de  1980, recuperándose  al final  delos  años  1990  y marcando el comienzo de una nueva fase de expansión enea. Andrew Kliman,  en Una  crisis de  la  producción  capitalista/1, ha  provocado una controversia considerable con la  afirmación contraria, basada en  un  razonamiento coherente  y con  una amplia  evidencia empírica,  según  la  cual la  tasa  de  ganancia en EEUU ha  continuado su tendencia a la baja. Si la tasa de ganancia no ocasiona ninguna consecuencia, ¿por qué están importante demostrar que va  en  aumento? En La  tasa  de  ganancia ante  la presencia de   los  mercados  financieros/2sugiero  que estas  discusiones forman parte  de  un debate soterrado. El  verdadero  problema  es cómo  explicar la  crisis  en  la economía  de  los  EEUU. En  concreto, ¿es la extensión de  un problema más profundo, que ya se  expresó en la  profunda  crisis  de1974,  o  una crisis del neoliberalismo «totalmente nueva sin raíces en aquel momento?

Tasa de beneficio antes y después de incluir activos financieros en el stock de capital. (EEUU y Reino Unido)

Los marxistas  contemporáneos  viran  hacia esta última versión,  destacando  la  gran fortaleza  de capital  de  los  EEUU y  su  excesiva rentabilidad.  Desde  ese  punto de  vista,  el  capitalismo  de EEUU no  sólo ha  estado en buena  forma  hasta  ahora,  sino  que todavía marcha bastante  bien. Cada  mes  que  pasa,  esta  idea encaja  peor  con  los hechos.  La  crisis  está  en  su  séptimo  año. Todos  los  demás  indicadores relevantes-el  crecimiento  del  PIB,  el  desempleo  a  largo  plazo, inversión,  utilización  de  la  capacidad instalada ,el  tipo  de  cambio a  largo  plazo  del  dólar,  o  la balanza de pagos-sugieren que la economía de EEUU está en su peor situación desde 1929 y, por  otra  parte,  se  han  orientado  hacía  aquí de  esta  manera durante  por lo menos los  últimos  cuarenta años, al ser cada sucesiva «recuperación» cada vez más febril y corta en duración que la anterior.  La  inesperada  atención  que  la  tasa  de  ganancia  ha  recibido  ahora  aparece  bajo  una luz  diferente.  El  único  indicador  de  la  «buena salud»  en  la  economía  de  EEUU es  la  tasa  de ganancia -excepto,  por  supuesto,  según  los  cálculos  de  Kliman.  Esto  explica  el  interés  que  ha despertado este indicador. Mi  trabajo  arroja  más  dudas  sobre  la  afirmación  de  que  va  en  aumento.  Hago  una  simple corrección de los cálculos actuales de la tasa de ganancia ajustando el stock de capital [la base de inversión] al incluir los activos financieros negociables en el mercado. Me parece que la tasa de ganancia cae en EEUU uniformemente desde su máximo de 1944 a una tasa de 1,4% por año con un coeficiente de determinación del 96%. Esto  también  resuelve  un  rompecabezas,  observado  por  algunos analistas,  sobre  la  tasa de ganancia del Reino  Unido.  Ésta, a  pesar  de  los  pésimos  resultados  de  la  economía  del  Reino Unido  en  todos  los  demás  aspectos, ha  aumentado a  partir  de  1973 de  acuerdo a cualquier cálculo anterior. El índice corregido se ha reducido por lo menos a partir de 1980 (cuando estos datos se disponen por primera vez) y, probablemente, desde el comienzo del auge de posguerra. Las  diferencias  surgen  porque en  ambos  países,  a  partir  de  1974,   el  capital comenzó a acumular  activos  financieros que  no  figuran  en  las  medidas  tradicionales  del  cálculo  dela rentabilidad  que  sólo  incluyen  activos  fijos productivos. Esto  no  es  un  signo  de  salud: una economía que deja de adquirir bienes de producción se aboca a un lento suicidio, un hecho que ahora cobra presencia por la naturaleza intratable de la crisis actual. Muchos  escritores  pasan por  alto este  punto,  centrándose  en  el numerador en  la  tasa  de ganancia. Según  artículos  recientes/3 sostienen que  la tasa de beneficios  es  cada  vez  mayor, desafiando  la  tradicional  teoría de  la  caída  de  la  rentabilidad para las  crisis  anteriores. Sin embargo,  incluso si fuese cierto,  esto  no  resolvería  el  problema  central:  el  incentivo a invertir. Este no se  determina por  la masa  de  ganancia, sino  por  el rendimiento  del  capital: por la proporción de los beneficios sobre el stock de capital. Los escritores de la escuela TSSI (Interpretación del Sistema Único Temporal ), como Andrew Kliman/ o yo mismo, junto con los escritores no TSSI como Moseley y Shaikh, subrayamos la centralidad  del denominador de la  tasa  de  ganancia, el  stock  de capital .Esta era una de  las principales  preocupaciones de  Marx: en  la sección 2 de La  ley  General de  la  acumulación capitalista/6 avanzaba la afirmación  central  de  que el  aumento proporcional del capital constante/7, en relación con el variable (el trabajo), con el progreso de la acumulación. Si nada cambia, debe conducir a una tasa de ganancia declinante. Si  se  aplica el  análisis  de  Marx con  rigor,  se  hace  evidente que la  evolución de la tasa de rentabilidad no puede  compensar este  incremento de  forma  permanente. A diferencia  de  la rentabilidad,  limitada por  el  tamaño  dela  fuerza  de  trabajo, el  stock capital crece sin  límite. Puede alcanzar una evolución tan importante que no hay reducción de salarios, no importa cuán grande  sea, que pueda compensar este efecto en lat asa  de  ganancia. Así, incluso la  tasa  de beneficios  en EEUU calculada en  términos tradicionales habría caído  al 15%  en 1980. Ni siquiera un recorte salarial  del 50% –aplicado sin  precedentes durante el  fascismo- pudo reponerla hasta el 20%. La restauración estable dela tasa de ganancia sólo puede darse a través de un cambio brusco en la  acumulación. Si  bien incluso una  desaceleración provoca una  reducción  en un  componente indispensable del PIB: la inversión. Y, de hecho, entre 2008y 2012, la inversión es el principal componente del PIB de EEUU que ha disminuido, lo que representa por completo la caída del PIB en sí. Esta es una de las razones de lo que ha sucedido realmente en la historia de EEUU/8, cuando el  Estado  estadounidense  desplazó al  inversor privado por  un  período  prolongado, sentando las bases para el auge de la posguerra. Estos  hecho sy la  situación de  la  economía  de EEUU contradicen los  hallazgos anteriores que afirman  que  la tasa  de  ganancia esté aumentando. ¿Qué ha salido  mal? Los  analistas  del TSSI sostienen en  primer  lugar que con  dichos cálculos ,los activos  fijos han  sido erróneamente valorados,  haciéndolo a  precios  corrientes y no a su coste histórico que registra el desembolso monetario  real  del  capitalista.  Ofrezco  ahora así un  nuevo  motivo  adicional:  el  capital  no  se compone  sólo  de  los  activos  fijos -maquinaria,  edificios,  etc. ,  sino  también de los  activos monetarios. Tanto Marx como Keynes dieron cuenta de que en crisis, el «circuito del capital» normal se ve interrumpido cuando  los  vendedores paralizan  el  retorno del  dinero  a  la  economía  para  hacer nuevas  compras,  y en  su  lugar comienzan  a  acumular.  Es  bien  sabido  que  acumulación  del dinero  de  todo tipo  se  incrementa en todas las  crisis.  Desde  la  década  de  1970,  este  capital-dinero  atesorado  se  ha  ido  acumulando  en forma  de  activos  financieros.  A  diferencia  de  las anteriores formas de atesoramiento de dinero, estos compiten con los activos productivos en el mercado de capital. La  mitología  financiera  trata  este  atesoramiento  como  productivo, hasta  el  punto  de  llamarle ‘inversión’; para Marx, sin embargo, son simplemente formas de dinero, materializadas en flujos capitalizados de  reclamaciones parasitarias de  la  producción de ingresos,  es  decir, capital ficticio.  Sin  embargo,  dado  que  tales  instrumentos  compiten  en  el  mercado  de  capital,  con la inversión   productiva   genuina,   y   dado   que   constituyen   la   forma   en   que   los   capitalistas materializan  sus  activos, deben  incluirse  en  el stock  de  capital.  Cuando  se  realiza  esta corrección,  todos  los  hechos cobran sentido  y  sorprendentemente  confirman por  completo el análisis  original  de  Marx.  El  resultado con  el  que  nos  encontramos  es una  explicación  muy razonable, teóricamente coherente, y empíricamente convincente de la crisis.

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