"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Auditorías: garantía de transparencia del sistema electoral venezolano

Desde el año 2004 hasta 2014, el sistema electoral venezolano ha sido auditado 247 veces.

Es apenas uno de los datos que arrojaron las investigaciones que se recogen en el libro El Modelo Electoral Venezolano. Sólo en las presidenciales de 2012, presidenciales de 2013 y municipales de ese mismo año se auditó 5 veces el sistema para la selección de electores y electoras que prestarán el servicio electoral, 3 veces el Registro Electoral, 12 veces el software de las máquinas de votación, 8 veces el sistema de identificación del elector, 38 veces la producción de las máquinas de votación y 6 veces el sistema de totalización.

En todas y cada una de estas auditorías participaron las organizaciones con fines políticos que habían concurrido a las elecciones. Entre 2004 y 2014 participaron 1.793 técnicos y representantes de 365 organizaciones con fines políticos que presenciaron las 247 auditorías que se le hicieron al sistema electoral venezolano. Esto sin contar las auditorías de cierre o verificación ciudadana, mediante la cual los miembros de mesa abren las cajas de resguardo del 54% de las mesas electorales[i], seleccionadas aleatoriamente, y verifican que el número de comprobantes de votación[ii] corresponda con la cantidad de votos contabilizados y transmitidos por la máquina de votación.

De 2015 a 2018, año de las últimas elecciones celebradas, se practicaron 68 auditorías más, nuevamente sin incluir la verificación ciudadana que se realiza al finalizar cada jornada electoral.

En total son 315 auditorías las que se le han practicado al sistema electoral venezolano desde 2004. En ninguna de ellas los representantes de los partidos políticos, especialmente los de oposición, han encontrado evidencias de mal funcionamiento, error, vulnerabilidad, discrecionalidad o cualquier otra característica que pudiera permitir deducir la comisión de fraude o la manipulación del sistema. Todas y cada una de las actas han sido firmadas por los técnicos y representantes de los partidos políticos, avalando el correcto funcionamiento de cada uno de los equipos, programas y componentes del sistema electoral venezolano.[iii]

De hecho, según la investigación llevada a cabo por el equipo coordinado por la profesora Curcio, de la revisión de todas las auditorías realizadas al sistema electoral venezolano, sólo se halló errores en la verificación ciudadana fase II en las elecciones presidenciales de 2013: «se constató la existencia de un margen de error de 0,02%». Eso significa que hubo discrepancias en 7 de las 35.018 mesas electorales que hubo en las elecciones presidenciales de ese año. No solamente es un porcentaje que no tiene ningún impacto estadístico significativo sobre los resultados electorales, sino que «estaba previamente respaldado en las actas de observación elaboradas y firmadas por los miembros y testigos de la mesa de votación correspondiente y testigos acreditados de las organizaciones políticas presentes, es decir, se trataba de errores que ya habían sido detectados y recogidos en las actas por parte de los miembros de mesas durante el proceso de votación». Errores que correspondían a electores que, por diversas razones, se habían negado a depositar su comprobante de votación en la caja de resguardo.

Sólo en las auditorías realizadas durante el proceso electoral del 20 de mayo de 2018 participaron 17 organizaciones con fines políticos y/o grupos de electores, una organización de acompañamiento internacional y tres organizaciones de observación electoral nacional. Se hicieron en total 18 auditorías, incluyendo las de Verificación Ciudadana Fase I y Fase II. No se constataron errores o fallas en los equipos, programas o fases del sistema electoral.

Una de las garantías de transparencia de las auditorías practicadas al sistema electoral venezolano y, consecuentemente, una de las fortalezas del sistema automatizado de votación es el blindaje de los programas mediante «la generación de firmas electrónicas y códigos de seguridad compartidos por las organizaciones con fines políticos y los técnicos del CNE». Modificar o alterar cualquier elemento del sistema o el código de cualquier programa sólo es posible con la concurrencia y el acuerdo de todos los partidos —todos: tanto los que apoyan al gobierno como los de oposición— y todos los técnicos que poseen las firmas electrónicas.[iv]

Además de este mecanismo de seguridad, las auditorías también funcionan como mecanismo de supervisión y certificación. En el primer caso, al permitir que todos los interesados —partidos políticos, candidatos, electores— verifiquen cómo funciona el sistema, las auditorías hacen «transparentes los mecanismos, programas, procesos e infraestructura implícitos en el proceso electoral». Como mecanismo de certificación, las auditorías incrementan «los niveles de confianza y tranquilidad, para proseguir con la fase siguiente».

Nuestro sistema electoral es el mejor del mundo no porque lo haya dicho Jimmy Carter. Lo es porque el Poder Electoral ha implementado un conjunto de herramientas —las auditorías— que permiten a las venezolanas y venezolanos supervisar directamente, certificar y blindar todos los mecanismos, programas, procesos e infraestructura que se usan en cada proceso electoral. Si hemos de creer a alguien que diga que el sistema electoral venezolano es el mejor es a los representantes y técnicos de los partidos políticos, incluyendo a los de los partidos de oposición, quienes con su firma han avalado todas y cada una de las auditorías en las que han participado.

 

Notas

[i] Se conoce esta auditoría como «Verificación Ciudadana Fase I». Posteriormente el Consejo Nacional Electoral lleva a cabo la «Verificación Ciudadana Fase II», mediante la cual se completa la verificación de las cajas de resguardo del 100% de las mesas electorales una vez que todo el material electoral ha retornado a Caracas.

[ii] Es importante señalar que en Venezuela el voto es electrónico. Una vez que el elector presiona el botón de «votar» la máquina almacena el voto en su memoria y luego, siguiendo los protocolos señalados, se realiza la transmisión al Centro Nacional de Totalización. El ticket que emite la máquina es el comprobante de votación, con el cual el elector verifica su selección para luego depositarlo en la caja de resguardo. El comprobante de votación de ningún modo puede ni debe ser considerado como (ni confundido con) el voto propiamente dicho. No tiene sentido, por lo tanto, solicitar el recuento «voto a voto», como algunos han pedido en el pasado (en 2014, por ejemplo). Parece una nimiedad, pero esto tiene consecuencias jurídicas importantes: la adjudicación y proclamación que realiza el CNE se hace con base en los datos del Centro Nacional de Totalización, no con base en el recuento de los comprobantes de votación. Por supuesto, contra tal adjudicación y proclamación cabe interponer los recursos que la ley pone a disposición de los interesados si no estuviesen de acuerdo con las mismas.

[iii] En la página web del CNE se pueden consultar las actas de estas auditorías. Se accede a ellas al pulsar en «Normativa electoral» y luego en «Documentos por evento electoral». Si quiere ir directamente, puede pulsar aquí.

Se debe resaltar, además, que el CNE ha implementado la transmisión en vivo de las auditorías vía streaming por su canal digital.

[iv] En el año 2015 el CNE publicó el libro Auditorías del Sistema Automatizado de Votación Venezolano, en el que se describe el funcionamiento de cada una de las auditorías que se le hacen al sistema.

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