Pudiera ser, dada la desesperación de Donald Trump por un segundo mandato que no está seguro. Sin embargo, nuestra pregunta no es la que se hace el “caníbal” imperial; el tema de Venezuela y los venezolanos es, ¿cómo seguimos abriendo camino al proceso evolucionario?
Esas respuestas están en marcha: frente mundial anti-agresión y castigo a los traidores.
Nuestro asunto puntual ahora es “Estados Unidos sigue a la cacería de la gasolina”. Y allá vamos. Venezuela está acostada frente al Mar Caribe, lo que hizo de ella un país naturalmente “naval”. Y esto, históricamente, ha traído “cola”. Por ahí llegó Cristóbal Colón en 1498. Y por allí, veinte años después, los guaiqueríes y cumanagotos, destruyeron los primeros emplazamientos de los esclavistas españoles, lo que incluyó ciertas estructuras franciscanas y dominicas.
Los españoles llevaban a Cubagua a los hombres a trabajar y a las mujeres ya se sabe.
Por el litoral venezolano llegaron igualmente los piratas y corsarios entre los siglos XVI y XVIII. Los franceses (Jacques Sore, Robert Baal, Jean Grammont); Ios ingleses (John Hawkins, Francis Drake y Walter Raleigh); y los holandeses (Balduino Enrico y Enrique Gerard), apropiándose todos de las llamadas Guyanas y los primeros de Haití; los segundos de Jamaica y Trinidad y los terceros de Aruba, Bonaire y Curazao. Y en Venezuela, incursionaban contra Margarita, La Tortuga, La Guaira, Maracaibo, Borburata, Gibraltar y Santo Tomé de Guayana.
Y por allí vino, en 1806, el Precursor de la independencia americana Francisco de Miranda, tema que prefiero ampliar en próxima entrega. Ahora sólo digo que este prócer que tocaba flauta y que cumplió 56 años en altamar, en esta ocasión debió hacer testamento dos veces, la primera por Sarah Andrews y su hijo Leandro y la segunda sumando al recién nacido Francisco.
El banquero-general Manuel Antonio Matos, comandante de la fracasada “Revolución Libertadora” contra Cipriano Castro (1901), con su barco Ban Righ desde la Martinica francesa, desembarcó parque y municiones en la playa e invadió por Güiria. Y por allí mismo vino en 1902, el bloqueo de las potencias europeas cobrando deudas, operación de Inglaterra y Alemania, acompañadas por Italia, lo que facilitó a Estados Unidos (Herbert Bowen) involucrarse y “legitimar” la Doctrina Monroe aunque, la verdad sea dicha, los acreedores terminaron firmando por 35 millones de dólares cuando el exagerado monto inicial era de 165 millones.
Cipriano Castro había lanzado la recia proclama de “la planta insolente del extranjero”.
Y en 1929, contra la tiranía de Juan Vicente Gómez, aparte del levantamiento del general José Rafael Gabaldón en su Hacienda Santo Cristo (Lara-Trujillo-Portuguesa), estallaron dos importantes acciones libertarias: la de Gustavo Machado con la toma militar de Curazao y el desembarco del “Falke” en las costas orientales, capitaneado por Román Delgado Chalbaud.
El Imperio sigue buscándonos por la vía energética. Sabe que como alimentos y medicinas, esto tiene gran impacto en la población. En Mérida, tan cerca de Colombia, estos problemas suman otras dificultades. Como sea, van a seguir en el plan de asfixia. La solidaridad internacional con Venezuela es evidente. Claro está, la gasolina, como la electricidad y el agua, tiene que fluir normalmente, lo que incluye los insumos propios.
El gobierno bolivariano, sabemos, sigue trabajando la materia con los aliados internacionales. Recordemos a Chávez y al valiente Presidente Maduro: la inteligencia política y geopolítica aconseja paciencia estratégica, diplomacia de paz y nervios de acero. Independientemente de sobresaltos inevitables, hemos venido venciendo con la unión pueblo-fuerza armada-policía.
Que vivan Chávez y Maduro
Nosotros venceremos.