Asegurar el desenlace victorioso del proceso político-electoral, en la mega elección del 21 de noviembre, demanda de las fuerzas bolivarianas y chavistas que avancemos nuestras mejores estrategias e iniciativas para consolidar la política revolucionaria y democrática con “las bases me la juego” y de la unidad del chavismo.
El 21 de nombre significa un cruce de espadas crucial. Los bolivarianos, chavistas, ecosocialistas, las trabajadoras y trabajadores y feministas debemos sellar con base de una amplia mayoría la victoria de gobernadoras (es), alcaldesas (es), legisladoras (es), y concejalas (es), para servir al pueblo y avanzar en la construcción de la Patria bolivariana.
Ese horizonte político ya emergió con fuerza contundente el 27 de junio. Nuevas caras chavistas, la imagen feminista del pueblo venezolano y del PSUV, y la participación decisoria de las y los militantes de las UBCH, evidenciaron como bate el cobre la soberanía popular y el propio núcleo del chavismo: el campo de fuerzas, visible, invisible e invencible que vamos construyendo con la conducción política del presidente Nicolás Maduro. He ahí la eficacia de una realidad construida por:
La defensa integral de la nación y la gestión revolucionaria del Estado
La política de diálogo y por la paz
La reestructuración de cada una de las fuerzas chavistas que “viene desde abajo”.
El proceso de construcción de las Ciudades Comunales y los Consejos Productivos de las Trabajadoras y de los Trabajadores
El ensemillamiento de la producción de la producción campesina y las prácticas agroecológicas.
Los procesos de formación político-ideológicos.
Y las victorias de la unidad civil-militar-policial, tales como el recién aniquilamiento de los cuatro drones usados con la finalidad de asesinar al Presidente Maduro y la neutralización de las bandas paramilitares del narco-Estado colombiano y de grupos mercenarios integrados a la oposición dirigida por Leopoldo, que operaban en el barrio de la Cota 905 del Distrito Capital.
El látigo de la contrarrevolución, con su bloqueo criminal y acciones terroristas no ha impedido ni impedirá que el pueblo venezolano se consolide como la vanguardia de la Patria Bolivariana y de la transición ecosocialista; al imperio y sus achichinques lo vamos venciendo y lo venceremos definitivamente a punta de reafirmar el compromiso irrenunciable con las ideas de Bolívar y Chávez.
Las dificultades de todo tipo y escala han sido enfrentadas y derrotadas por la resistencia estoica y heroica del pueblo, por el sereno pero aguerrido combate que libra la Patria, en una situación mundo que se caracteriza por:
- Un proceso de resistencia mundial de pueblos y naciones contra el hegemonismo de los Estados Unidos y el bloque imperialista, que tiene como sus escenarios principales Latinoamérica y el Oriente Próximo.
- El Tránsito Geopolítico que indeteniblemente desplaza a los Estados Unidos como el centro dominante del sistema mundial o de las relaciones interestatales; avanza un proceso de integración de naciones soberanas con poder geopolítico, económico y militar que va definiendo una era nueva que es determinad por la autodeterminación de los pueblos y las relaciones simétricas entre los Estados nación.
- La crisis estructural del capitalismo. Las fuerzas populares, los gobiernos revolucionarios y democráticos y las alternativas ecosocialistas deciden su capacidad y potencialidad, su autonomía de vuelo, en correspondencia con la comprensión del agotamiento económico del capitalismo y del resquebrajamiento innegable de las ideas fuerzas del capital o de su dominio político.
- La crisis del capitalismo, hasta ahora imparable, se expresa en los prolongados periodos de crecimiento ralentizado de la economía mundo capitalista y en los efímeros periodos de recuperación económica, ambos ciclos están determinados por la recurrente caída de la tasa de ganancia o del beneficio de los capitales invertidos durante las últimas décadas. Topados con tal atolladero, los amos del capital han logrado impedir el desenlace de una Gran Depresión mediante el saqueo de las finanzas públicas y los bienes comunes, el crecimiento de la deuda global, el incremento acelerado de la desigualdad social o de la brecha entre ricos y pobres, y masificando el trabajo precario, esto es, la sobre explotación de las trabajadoras y los trabajadores, del trabajo de las jóvenes y los jóvenes, y de las niñas y los niños.
En tal límite cero, los proyectos económicos del G/7, del G/20 y del Foro Económico Mundial para relanzar el capitalismo han carecido y carecen del empuje para hacer efectivo tal objetivo. Una y otra vez se evidencian sin la capacidad de resolver tan crítica y terminal situación del capitalismo:
Los programas de “Flexibilización cuantitativa” y ahora del uso masivo e intensivo del gasto fiscal en tiempos de pandemia no pasan de posicionar una mera situación de sobrevivencia económica-financiera y de postración de la economía real. Los actuales programas de “salvación económica”, de la Administración Biden y del Consejo de la Unión Europea, si bien son expresión del alcance del control del Estado por las finanzas globales y las corporaciones transnacionales, a la vez evidencian la imposibilidad de determinar otra “época de oro” del capitalismo. Y ese es el cortocircuito del capital que no puede pasar desapercibido por las fuerzas democráticas, anti neoliberales y anticapitalistas.
Más que un marco o un contexto hemos presentado la situación mundial en la que acontece el desempeño de la revolución bolivariana y es efectivo el momento político de la mega elección del 21 de noviembre. Desde esa perspectiva de procesos de luchas de clases de orden y escala diferentes, presentaremos las siguientes consideraciones sobre Latinoamérica.
Asistimos al posicionamiento de una masa crítica popular y anti neoliberal cuyas expresiones más relevantes son:
La emergencia de un movimiento popular fuerte, con significativas victorias en Bolivia, Chile, Perú y sostenidos avances de las protestas de los pueblos de Colombia y Brasil.
La conformación de un bloque de poder regional integrado por los gobiernos revolucionarios de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, así como por los gobiernos progresistas de México y Argentina.
Y la deslegitimación de la OEA, de los gobiernos de Colombia y Brasil, y el quiebre del Grupo de Lima.
Esto es, avanza y consolida una correlación de fuerzas que visualiza una transformación democrática y revolucionaria de la región latinoamericana. En ese sentido:
Sin aspavientos de ninguna naturaleza, el triunfo de las fuerzas chavistas y revolucionarias en las elecciones del 21 de noviembre significa la coronación de una serie de victorias por las fuerzas populares latinoamericanas y de nuestra revolución bolivariana que ciertamente proyecta un punto de quiebre de la dominación imperialista.
El látigo de la contrarrevolución sabe, hasta cierta medida como las evidencias empíricas o los resultados políticos-ideológicos de sus políticas económicas e intervencionistas van demostrando que en Latinoamérica, y sobre todo en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, la pelea es batiendo el cobre y pateando el barro. Entonces, el imperio y la Unión Europea están apelando al arsenal de la guerra difusa y no lineal, a la ejecución de estrategias diseñadas altas dosis de terrorismo y de violencia pura, para desestabilizar política y económicamente a Venezuela, Nicaragua y Cuba, (planes que incluye el objetivo de asesinar a los presidentes Nicolás Maduro y Daniel Ortega); contener media una escalada represiva y criminal las protestas populares en Chile, Colombia y Brasil; y desconocer a Pablo Castillo como presidente electo por el pueblo peruano , mediante el solapamiento de un golpe de Estado; y el asesinato Jovenel Moïse que deja en el aire la posibilidad real instrumentalizar el magnicidio como pieza clave del terrorismo imperial.
En esa cresta de la política antidemocrática, de alta conflictividad política y terrorista, es menester defender, irrestrictamente, los gobiernos revolucionarios, democráticos y progresistas. Sin tapujos, se impone luchar por la conservación de los poderes que aseguran la soberanía de las naciones y la vigencia del Estado social de derecho, sin renunciar a la construcción del poder del pueblo, y a la dinámica política que determina los avances del tránsito ecosocialista. Entonces, los chavistas:
El 8 de agosto, consolidaremos la consulta democrática desde las bases para unir al pueblo en un haz de fuerzas transformadoras, victoriosas e indestructibles.
El 8 de agosto definimos las gobernadoras (es), las alcaldesas (es), legisladoras (es) y concejalas (es) para servir el pueblo y así consolidar la construcción de la Patria bolivariana.
Que tal salto político es absolutamente necesario, urgente y posible, podemos visualizarlos y leerlos en los siguientes hechos:
- 033 asambleas de UBCH como centros de organización y realización del proceso de postulación.
El nítido rostro feminista del PSUV.
183 806 postulaciones, 103.043 mujeres y 80.763 hombres, correlación entre el 60% y 40% que resulta del “80% de mujeres que son jefas de las Unidades de Batalla Bolívar-Chávez (UBCH
El 85% de las postulaciones a legisladoras (es) por Estado y concejalas (es) son “nombres nuevos”, el extraordinario hecho de “nombres que están apareciendo ahora”
El 70% de los (as) Alcaldes (as) y aproximadamente el 20% de los gobernadores (as) chavistas en funciones, no alcanzaron el porcentaje requerido para participar en las primarias del 8 de agosto,
Concluidas las primarias del PSUV, realizada la consulta democrática del 8 de agosto, determinada la voluntad del poder decisorio de las mujeres y hombres que son las voceras y los voceros del propio núcleo duro del chavismo, y cerrado el acuerdo en términos de las candidaturas con el Polo Patriótico, tendremos las candidatas y candidatos de Red Angostura.
Hemos testimoniado con hechos el apoyo “para una campaña electoral ejemplar, de unión y de refundación de nuestras fuerzas populares.”. En esa misma direccionalidad avanzaremos del 09 de agosto en adelante para asegurar el 21 de noviembre la victoria del chavismo, del pueblo venezolano y de toda la Patria contra el látigo de la contrarrevolución.
Viviremos y Venceremos