Para “salir de eso” diría mi abuela, empiezo por la indignidad de Edgardo Lander y su grupo, quienes aprovechando el aislamiento y distorsión comunicacional, sustanciales a la agresión de amplísimo espectro del gobierno de EEUU contra nuestra Patria, tratan una vez más de conseguir en el exterior, entre gente de izquierda, el apoyo a su cruzada contra “nuestro” presidente Nicolás Maduro Moros. Tal como lo explica el profesor Ramón Grosfoguel en el vídeo:
Mezquindad vergonzosa radicalmente contrapuesta a la dignidad presente en el en el Comunicado de Castillete suscrito por el Frente Nacional de Colectivos Revolucionario Sergio Rodríguez con el fin de dar a conocer su apoyo irrestricto al Presidente y de poner a su disposición la vasta y variada experiencia en distintos campos de “cuadros políticos revolucionarios formados y probados en décadas de lucha contra el puntofijismo”.
Con el mayor respeto por el Presidente y los camaradas, a continuación me permito hacer dos sugerencias basadas en falencias presentes en nuestra sociedad. Una en el área comunicacional y otra en la formativa, si es que son separables.
Una de las tarea más inmediatas que podrían asumir quienes suscriben el Comunicado es fortalecer la “guerrilla comunicacional”, utilizando sus contactos, los del Foro de Sao Paulo, los del BRICS-PSUV y los de nuestros diplomáticos más activos, para contrarrestar el impacto negativo de la campaña de desinformación y descredito desplegada contra muestro país. Una perspectiva colectiva de las características particulares del proceso revolucionario bolivariano y su importancia para los Pueblos de América Latina y del resto del mundo, suele ser más fácil de digerir por organizaciones y luchadores de izquierda que la versión oficial.
La otra tarea inaplazable, implícita en el punto 3 de su propuesta: “Revolución de los contenidos curriculares de los programas de formación…” es idear alternativas para superar la visión unidimensional impuesta a los venezolanos por prácticas docentes y laborales colonizadoras y adocenantes, centradas en la dosificación y manipulación ideológica de la información y en la compartimentalización de miradas, conocimientos y labores.
A estas alturas del proceso, resulta ineludible darle un revolcón a la manera de formar a niños, jóvenes y adultos, actores fundamentales del presente y el devenir de nuestra revolución. Es imprescindible encontrar las maneras de estimular su curiosidad y creatividad, de desarrollar su capacidad de asociar fenómenos y eventos aparentemente inconexos y de ubicarlos en contextos multiabarcantes. Es hora de elevar experiencias individuales y colectivas a los niveles de abstracción necesarios para superar la inmediatez y descontextualización en que estamos sumergidos, con el fin de enriquecer o transformar radicalmente nuestra práctica social.