Es un hecho indiscutible e indiscutido la profunda crisis que vive el sistema del capital, el capitalismo realmente existente. Solo la burguesía y los economistas, políticos e intelectuales a su servicio, en general apologistas del sistema, hacen esfuerzos por «matizar» el hecho de que se trata de una profunda, global y estructural crisis sistémica, que afecta a todo el planeta, a todas las dimensiones de la vida y ha puesto en cuestión al sistema de relaciones económicas, políticas, sociales, culturales, geopolíticas, militares e institucionales, surgidas como resultado de la Segunda Guerra Mundial. Para ellos la «crisis» de 2008-2009 fue una crisis «financiera» apenas, y no la manifestación en esos años de la crisis global y estructural del capitalismo, que algunos llaman de «largo ciclo», ubicando su origen en los años 70 del siglo pasado y para la cual se aplicaron las recetas neoliberales en todo el mundo con efectos desastrosos para la economía mundial, para la producción de bienes y servicios, para la clase obrera y los pueblos y para la naturaleza.
La pandemia del COVID-19 no ha hecho sino acelerar y profundizar esta crisis estructural y global del capital. Los propios organismos de Naciones Unidas como la CEPAL, la OMC, la OIT y otros, que no son de izquierda y cuyos análisis -con matices- suelen ser conservadores, así lo demuestran. Veamos algunos datos:
La CEPAL indica en este año una caída del PIB mundial en torno al 2%, en EEUU la caída del PIB es de casi 4%, China un crecimiento menor al 2%, en la eurozona la caída de casi 6% y Japón más del 4%. Según la OMC -citada en el informe de la CEPAL- el comercio mundial caerá este año entre el 13% y el 22%. La acumulación de la deuda superó el ingreso mundial y ha alcanzado niveles récord, según la CEPAL «En el cuarto trimestre de 2019, el acervo de deuda global superó los 255 billones de dólares, más del 322% del PIB mundial». Se estima que en nuestra región la caída será del 5,2% del PIB y la tasa de desempleo estará en torno al 11,5%, un aumento de 3,4% con relación al 2019, es decir, tendríamos 37,7 millones de desempleados, 11,6 millones más que en el 2019. Finalmente, este mismo organismo estima que la tasa de pobreza en la región pasará del 30,3% al 34,7%, es decir, 28,7 millones de personas más en situación de pobreza y la pobreza extrema pasará el 11,0% al 13,5%, un incremento de 16 millones de personas.
Son solo algunos datos que evidencian la profundidad de la crisis del capitalismo, ya agotado históricamente y sin posibilidades de recuperación alguna que no sea táctica, sobre todo derivada de la violencia y la guerra que promueven las potencias imperialistas encabezadas por EEUU y sus aliados. También evidencian esos datos la pertinencia histórica de la Revolución Bolivariana y del Socialismo como alternativa histórica al capitalismo. En Venezuela, agredida, acosada, bloqueada por el imperialismo, privilegiamos al ser humano y su bienestar, esa es la esencia de nuestro socialismo. El capitalismo está en crisis, pero no se va a hundir solo, precisa de una fuerza material para destruirlo y edificar el socialismo, esa fuerza son los pueblos y la Revolución Bolivariana está hoy en la vanguardia de esa batalla como hace 200 años con Bolívar. ¡Seguimos venciendo!