Admiradores y detractores podrían especular cuál fue el secreto de la tenaz resistencia de Fidel Castro como líder, en condiciones fuera de lo normal. Con sus propias palabras, el Comandante describió varias veces las convicciones que lo impulsaban como revolucionario.
Poco antes de cumplir los 27 años, les dijo a sus compañeros de armas: “Podrán vencer dentro de unas horas, o ser vencidos, pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras este movimiento triunfará. Si vencen mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante.” Era la madrugada del 26 de julio de 1953 y Fidel les hablaba así a los asaltantes que iban camino al cuartel Moncada.
Décadas después, cuando los resultados de las últimas partidas de la Guerra Fría entre Washington y Moscú daban señales de un autogol soviético, el Comandante advierte que para él no habría margen para la derrota, incluso ante el peor escenario posible: “Si mañana o cualquier día nos despertáramos con la noticia de que se ha creado una gran contienda civil en la URSS, o, incluso, que nos despertáramos con la noticia de que la URSS se desintegró, cosa que esperamos que no ocurra jamás, ¡aun en esas circunstancias Cuba y la Revolución Cubana seguirían luchando y seguirían resistiendo!” Era un 26 de julio de 1989, Fidel estaba a unas semanas de cumplir 63 años y el colapso total del campo socialista aún podía parecer para algunos una teoría de la conspiración, y no una conspiración en marcha.
Llega el último día de julio de 2006. Poco antes de cumplir 80 años, Fidel enferma y delega sus responsabilidades en Raúl Castro, su segundo al mando desde los primeros días de la Revolución. Exactamente doce meses después, en una reflexión escrita que titula “La Llama Eterna”, expresa: “Ahora me acosan con preguntas sobre el momento en que volveré a ocupar lo que algunos llaman el poder (…) El propio Raúl se ha encargado de responder que cada decisión importante a medida que me iba recuperando era consultada conmigo. ¿Qué haré? Luchar sin descanso como lo hice toda la vida.”
La idea de continuar y no rendirse ante las adversidades, es una constante presente en los mensajes publicados con su firma por la prensa cubana en la década posterior a su convalecencia. Así lo reiteró en las palabras finales de su discurso durante la clausura del VII Congreso del Partido Comunista: “Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible.” Era el 19 de abril de 2016. Justamente cincuenta y cinco años atrás, el propio Fidel estaba en Playa Girón, frente con frente al enemigo, encabezando en persona las últimas horas de la respuesta militar cubana a una invasión patrocinada por Estados Unidos, con la misma convicción incansable que lo caracterizó durante toda su vida…con la mirada puesta en la victoria.