"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Toromo

(Escrito desde Caracas hace un año. Hoy, una nueva tragedia amenaza a los yukpas).

Al llegar al caño La Cuesta nos encontrábamos en el piedemonte de la Sierra de Perijá. Machiques y la sabana habían quedado atrás. La carretera transitaba entre potreros,  laras, caracolíes, jobos,   guásimos, portones y puentes que superaban caños tributarios de la margen izquierda del Río Negro, Kunana o Atapsi, como le dicen los yukpas  montaña arriba. De allá bajan las aguas lentamente porque las piedras impiden que se precipiten.

La subida es lenta. Los árboles del bosque macrotérmico comienzan a aparecer y se visualizan cercanamente las primeras montañas que guardan flores de montaña que forman un concierto de colores con rocas en laderas erosionadas.

Inmensas piedras, un mecate y una muchachera indígena nos anunciaba que habíamos llegado al balneario de Kunana. El sonido de los raudales y el verdor del follaje provocaban de inmediato  la búsqueda de un «puerto» donde «recalar».

Sin embargo, los artesanos yukpas, la suave subida y la fresca temperatura nos convidaban a seguir subiendo y descubriendo la Sierra, donde ya nos encontrábamos.  Por fin, llegábamos a Toromo, desde donde venía el río. Venía también de los lados de Kunana, Chirimi, Novito y Manastara, arrastrando agua y rocas disueltas, regando matas de café, yuca y maíz, dando vida a comunidades perijaneras  originarias.

Bosque tupido con colgantes nidos de urracas, mariposas por doquiera y sonidos de pericos acompañan el rugido de un río que parecía destinado a llevar sus aguas tranquilamente hasta el Santa Ana y desde éste al Lago.

De pronto hoy, la turbulencia llegó a Toromo arrastrando humildes viviendas inundando todo de barro y causando desolación y dolor a la población yukpa. El río que los vio nacer, que lavó tantas veces sus «guayucos», que sirvió de insumo para la «chicha», y convirtió a sus niños en «guasarapas», no hizo caso a troncos y piedras, llevándose todo por delante .

Desde lejos, desde el más grande nicho de guacamayas, nogales y bledos,, interrumpo mis sueños para elevar mi solidaridad con mis paisanos y paisanas de Toromo.

¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!

También te puede interesar

Deja tus comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *