Compañera Maryclen Stelling, no es que la “violencia omnipresente”[1], en este momento en Venezuela, surgió de manera espontánea o por un discurso “sin distingo de posición o afiliación política”. Tampoco es cuestión de “menospreciar la violencia que caracteriza las relaciones internacionales expresada en el cerco económico y geopolítico”.
Mosca con esto compañera!. No desdibujemos al enemigo, o peor aún, no le cambiemos el rostro para lavárselo. En todo caso, si ya es una decisión hacerlo, no pretendamos que con un “lenguaje ingenuo” pasaremos agachados ante el pueblo, aparentando, con nuestra formación, que lo hacemos sin ninguna intención.
La violencia, Profesora Stelling, tiene Padre, la élite económica y financiera de la Reserva Federal de Gobierno de los EEUU. Ésta ha venido inoculándola de diversas formas en nuestro país, a través de la denominada Proxy War o guerra por encargo. El caldo de cultivo, la situación geopolítica mundial, el sistema capitalista y el Estado Burgués que todavía tiene plena vigencia en Venezuela.
Su finalidad, sustituir sus activos, venidos a menos, por los nuestros que son de fácil realización en mercados internacionales, en pocas palabras, reemplazar sus papeles sin respaldo alguno (bonos de deuda norteamericana y dólares) por nuestro petróleo y oro. Colateralmente, acabar con el Chavismo, Bolivarianismo del siglo XXI, como movimiento del Pueblo que lucha por mantener su soberanía y establecer el socialismo.
Nos bloquean, Profesora Stelling, con su estructura económica y financieramente hegemónica, desde sus centros de poder, Washington, Israel y Wall Street. Para que el Pueblo venezolano no reciba alimentos y medicinas.
Atacan nuestra moneda, el Bolívar, desde su cañón financiero “Dólar Today”[2], generando con ello índices hiperinflacionarios estratosféricos que pulverizan los sueldos de los trabajadores y las trabajadoras, tal y como hicieron en Chile, con Allende.
Difunden por redes sociales y trasnacionales de la comunicación, la más brutal campaña de mentiras llamada “Fake News”, que trae consigo intimidación y odio por razones ideológicas o políticas. Directo a la psiquis de los venezolanos y las venezolanas. Combustible eficiente para “Guarimbas”, esas en donde la “oposición” quemó gente viva por “parecer chavista”.
Con un cóctel de demandas, por concepto de bonos de la deuda pública y cese de concesiones de explotación de nuestras riquezas, en una primera avanzada, triangulan con Trump, Oposición venezolana y sistema judicial internacional, para arrebatarnos con decisiones amañadas los activos que tenemos en territorio extranjero, propiedad de la República, PDVSA y ahora del Banco Central de Venezuela.
Apoyándose en el desafortunado retroceso de los gobiernos progresistas en nuestra América y en la historia de violencia de nuestro hermano país Colombia, financian la incursión y la actividad de ejércitos mercenarios y paramilitares en nuestro territorio desde el Grupo de Lima.
Éstos paramilitares y mercenarios, han venido asesinando a nuestros campesinos por encargo, de modo tal, que se genere un estado de conmoción, miedo y desplazamiento de esa población. Con ello, el abandono de nuestro campo y cese total de la producción de alimentos.
De igual forma han adelantado el asesinato selectivo de dirigentes políticos de izquierda. Su objetivo, desmovilizar al chavismo, por la vía del amedrentamiento y la desaparición de cuadros.
Es así como la Proxy War o guerra por encargo, consigue acabar con el enemigo, al reducirlo en su moral, generando desánimo y confusión en la población. Desesperanza. Caos. Escenario perfecto para derrocar al Gobierno legítimamente electo por el Pueblo y finalmente, tomar el poder político en Venezuela para ponerlo al servicio de los intereses del Capital ampliado y especulativo de los EEUU.
No es un discurso político, en sí mismo, solito y aislado, Profesora Stelling, el que ha desencadenado todo este berenjenal en el que estamos. Es una estrategia trasnacional, de vieja data, que ve en Venezuela, no solamente el país que le proveerá de recursos para evitar su debacle, sino la patria que hoy da ejemplo de dignidad y resistencia a los demás pueblos del mundo.
Nuestra dirigencia, es cierto, tiene una gran responsabilidad ante la agresión imperial. Marcar la pauta a la población. A lo externo, defendiendo nuestra soberanía. Y a lo interno, dando el debate y rectificando lo que deba rectificar. Con la brújula de la ética revolucionaria. Enarbolando las banderas del socialismo y recordando lo que decía Jorge Rodríguez (padre) “La salida ante esta situación, compañeros, es dedicarse a pelear”[3].
Pelear, porque la impunidad no le allane el camino al Capital, haciéndoselo más confortable y gustoso. Pelear, porque no se entregue lo que nos pertenece como Pueblo ante el chantaje y la agresión. Cualquier vacilación, en un momento como este, en la tierra de Bolívar, debe juzgarse como traición a la Patria.
Todo esto, compañera Maryclen Stelling, exige claridad por parte de quienes comunicamos y opinamos. Reclama definición. Perder de vista en la coyuntura que enfrentamos, quién es y dónde está el enemigo, es sumarse a él como su mejor aliado.
Las confusiones y vacilaciones en esta lucha son sumamente peligrosas. No es cualquier cosa la que nos jugamos. Se trata de nuestra soberanía y el derecho de todos los pueblos del mundo a ser libres y determinar su propio destino. No puede estar entonces, de ninguna manera, a la vanguardia como uno de los nuestros, quien tenga dudas o las genere.
Notas:
[1] http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-violencia-omnipresente/
[2] Hiperinflación. Arma Imperial. Editorial Nosotros Mismos. Pascualina Curcio Curcio.
[3] El Pensamiento de Jorge Rodríguez. Fondo Editorial Fundarte. Alcaldía de Caracas. Página 126.
2 respuestas
O frío o caliente, pero tibios jamás! En el lenguaje no hay errores, ni mucho menos ingenuidades.
Creo no haber leído una opinión, mucho menos un juicio crítico al artículo de la profesora investigadora Stelling, leí fue una moralina de indignación, sin reflexión, una descalificación del otro, una condena en virtud de un criterio de otro, sustentada en una una moral excluyente, con presunción de única.
No obstante, estoy de acuerdo en un 10% aproximadamente con este artículo, circunscrito única y exclusivamente en lo concerniente a la descripción de la guerra y sus consecuencias, con los más de 40 adjetivos que ahora con suficiente justicia le adhieren.
Sin embargo, paradójicamente en lo que estoy de acuerdo constituye el núcleo central de mi crítica a su artículo.
En efecto, no me parece que en el fenómeno histórico de la violencia presente en todas las sociedades con todas las formas de gobierno e ideologías posibles, exceptuando «Shangri-La» se incurra en un parcelamiento del conocimiento de este fenómeno que todos reconocemos. ¿Quien no ha visto una expresión de violencia doméstica o de género? ¿Será que esos fenómenos son imputables a Kissinger, Dulles, Leo Strauss, Trumph o el tal Zebrinski? ¿Quién no conoce a través de las redes a ese hombre prometeico, hombre/institución, «El Coquí» de «la dizque legalmente reconocida» Zona de Paz de la Cota 905, (hay otras 50 aproximadamente) las de Barlovento dejan como bebés de pañales a los negros de Boves.
Yo creo que debemos esforzarnos en no ignorar a los contextos, – por cierto, cosa que no hizo la profesora Stelling- tampoco hacerle un black-out a un fenómeno tan complejamente humano, social y político como la violencia, mucho menos, ignorar la relación pasado-presente y futuro, veamos un caso:
Esa aberración de Estado de las Zonas de Paz, son el producto de un grupo de académicos venezolanos, fieles creyentes del abolicionismo de las penas, varios de ellos formados en la ONU.
Ese abolicionismo de las penas es una expresión neoliberal del derecho, que «erradamente» (porque no está probado que funcione) le recomendaron al gobierno del Presidente Chávez y se asumió como política de Estado, ya todos conocemos las consecuencias, que son precisamente las que diagnóstica y describe la profesora Stelling- al margen de gustos o preferencias político ideológicas, pero según su criterio eso es, «desdibujar al enemigo o cambiarle el rostro para lavarselo», pero fueron muy contadas las voces entre las que se encuentra la mía, que se opusieron, incluso algunas temieron estar presente ante una de las variadas formas de guerra multidimensional dirigida a debilitar la sociedad desde adentro y que la gente/víctima en su crisis llegara a justificar una «operación de salvamento externo» creo que lo llaman cínicamente Doctrina de la Necesidad de Proteger.
En fin, no comparto y me crea aprehensión democrática que la descripción errada o no, por exceso o defecto, del fenómeno mundial y universal de la violencia escape a un mínimo de racionalidad, mutilando la comprensión y haciendo difícil los diagnósticos.
Personalmente creo que lo peor y lo mejor pueden ocurrir, a veces simultáneamente o mezclados.
En el actual momento histórico de un exacerbado entorno hostil urge reconocer la complejidad humana, social, política e histórica para tener una conciencia plena de las degradaciones éticas que producen histerias colectivas en especial en momentos de crisis y de guerras que producen la emergencia de moralinas y de imputaciones injustas.
Tengo la convicción, que cuidandonos y previendo nuestras cegueras éticas y auto engańos, construiremos la última línea de defensa contra las amenazas y ataques dirigidos contra nuestro país, nuestra Patria y nuestra República.