"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Venezuela elige nuevo CNE e impone un importante hito político

El parlamento venezolano ha renovado totalmente la estructura rectoral del máximo ente electoral del país, el Consejo Nacional Electoral (CNE).

La noticia irrumpió luego de meses de conversaciones entre el chavismo y factores opositores de la llamada “sociedad civil”, así como organizaciones políticas con representación en el parlamento, luego de las pasadas elecciones parlamentarias del año 2020.

También se han señalado procesos de negociación tras bastidores con algunos partidos antichavistas que se abstuvieron en las elecciones parlamentarias y que, aun lidiando con las presiones abstencionistas del ala opositora afiliada a Juan Guaidó, estarían dispuestos a medirse en las elecciones regionales y municipales previstas para este año.

Un nuevo hito político

El anuncio reviste en un importante hito en la política venezolana. Desde hace 17 años, las bancadas parlamentarias no habían formulado la estructura rectoral en pleno. Durante todo este período la renovación en el CNE había concurrido sólo sobre algunos cargos, mientras otros se ratificaron.

El pasado año, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) instrumentó una avanzada institucional, luego de que la Asamblea Nacional (AN) en desacato, a cargo de Juan Guaidó como presidente, consolidó su «omisión» legislativa al trabar todas las posibilidades de que el chavismo y la oposición alcanzaran un acuerdo para la renovación de autoridades electorales.

Aquellos eventos estaban explicados por el boicot que aplicó la oposición a las elecciones parlamentarias, pretendiendo así sostenerse espuriamente en los cargos de diputados incluso luego de vencerse el período parlamentario para el cual fueron electos en 2015.

El TSJ procedió en 2020 a nombrar a las autoridades comiciales, con base a una fórmula propuesta por el chavismo y los opositores que conformaron la Mesa de Diálogo Nacional, una instancia promovida para generar acuerdos mínimos entre el chavismo y sectores menos radicales en la oposición, que tenían además posturas desalineadas a la agenda liderada por Juan Guaidó y su séquito.

En la nueva formación del CNE, el Gobierno está representado por Pedro Calzadilla, Tania D’Amelio y Alexis Corredor.

Por la oposición están Enrique Márquez, sobre quien es indispensable reseñar que es un político curtido y exvicepresidente de la Asamblea Nacional que en 2015 conquistó la MUD, fue separado de su partido Un Nuevo Tiempo por apostar a las salidas electorales y negociadas en 2018.

También asume Roberto Picón, ingeniero y asesor técnico de la antigua Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

El grupo de cinco rectores principales estaría representado por actores representantes de las organizaciones políticas y son a la vez considerados como operadores «moderados», de «perfil técnico» y «académico».

Es indispensable reseñar que la renovación de autoridades electorales pone punto de cierre a un complejo y arduo proceso de reinstitucionalización en Venezuela, que se inició en el año 2017 con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.

En aquel momento concurrían importantes amenazas que promovieron la sedimentación de las instituciones venezolanas, esto por claras embestidas que propició la AN vigente contra todos los demás poderes del Estado nacional y al margen de la Constitución, tanto en el ámbito de lo político como por el desarrollo de la violencia e intentos de golpes de Estado.

El proceso de afianzamiento institucional que tuvo lugar en Venezuela en los últimos cuatro años se desarrolló mediante convocatorias a elecciones a todos los cargos ejecutivos nacionales y desembocó en la AN electa en 2020, reinsertando al parlamento a la regularidad política.

Reacciones en la oposición, divididas, como la oposición misma

Para el antichavismo, el anuncio no estuvo exento de polémica y de las expresiones propias de división que le caracterizan. Sin embargo, hay distinciones entre las opiniones de políticos profesionales e integrantes de la “sociedad civil” y la opinión pública.

No es el mejor CNE, pero es uno preferible, dice Luis Lander, director del Observatorio Electoral Venezolano, quien espera ver la distribución de los cargos y su actuación antes de rechazarlo de plano.

«La señal que están enviando no es para dar hurras, pero obviamente es positiva y manifiesta una cierta disposición a establecer diálogos», señala el analista.

«Esto, sin duda, se inscribe en una corriente de concesiones y de señales que está dando un gobierno que en el terreno internacional está cada vez más aislado. Ahora habría que ver cómo la sociedad responde a esto. Y hay que ser muy cuidadosos y cautos, porque hay siempre una dinámica extremadamente polarizada entre la élite política».

El analista electoral y ex asesor de la MUD en el marco de negociaciones del chavismo con la oposición en República Dominicana en 2018, Eugenio Martínez, manifestó desde su cuenta Twitter que «la pérdida de la condiciones electorales en Venezuela ha sido un proceso sistemático en el que cada elección se hace más compleja que la anterior. Recuperar las condiciones perdidas también será un proceso sistemático que puede comenzar con el nuevo CNE».

«Es un CNE mejor de lo previsto, faltan ahora los acuerdos políticos que hagan viable recuperar las garantías perdidas», agregó Martínez en otro tweet, mientras felicitaba a la ONG Foro Cívico Venezuela, la cual postuló cuatro miembros, ahora parte de la directiva electoral en condiciones de principales y suplentes.

Esto fue a su vez referido como una “iniciativa histórica”, por Phil Gunson, consultor para Venezuela y América Latina del tanque pensante Crisis Group.

En el ámbito de los actores políticos, las reacciones fueron claramente diferentes.

El otrora principal líder opositor venezolano Henrique Capriles, el más sobresaliente hasta el año 2013, manifestó este martes 4 de mayo que la nueva conformación del CNE es «un primer paso indispensable» para abrir caminos de cara a «la reconstrucción política de Venezuela».

Sobre los opositores en la estructura electoral, Capriles alegó:

«Estos dos nuevos rectores principales, quienes siempre han demostrado un compromiso con la democracia, son parte de la mayoría de venezolanos que queremos recuperar nuestro derecho a elegir de manera libre y transparente el futuro de nuestras vidas y del país», señaló el opositor en un comunicado compartido en su cuenta de Twitter.

La posición de Capriles guarda congruencia con sus posiciones anteriores que han alegado la existencia de un capital político cautivo en la oposición, de seguidores «abandonados», ceñidos a la inamovilidad, el abstencionismo y la negación de las «salidas electorales» que han caracterizado al ala opositora que sigue a Guaidó.

De ahí que debe considerarse la posible aspiración del dirigente de liderar nuevamente a la oposición venezolana frente a las particularidades del momento actual y las elecciones en ciernes.

Por su parte, Juan Guaidó fustigó al nuevo CNE en un comunicado, atizando con la persistencia del bloqueo al país: «Las consecuencias de querer imponer un árbitro electoral serán las mismas que en 2018 y 2020: arrastrar a Venezuela a un desastre mayor».

Declaró afianzarse desde la «plataforma unitaria» de la AN fuera del periodo de la cual dice formar parte para ir «por un camino claro: elecciones libres, justas y verificables».

En un comunicado, condicionó las posibilidades de un acuerdo político reiterando que sólo acompañarían un esfuerzo fundado en el «respaldo internacional» en materias «humanitarias» y de creación de «condiciones electorales».

En otras palabras, Guaidó se afianza a sus únicas posibilidades políticas, que yacen en el sostenimiento de la «máxima presión» sobre el chavismo y la «legitimidad» con la que dice contar, gracias a las gestiones estadounidenses en el ámbito internacional. De manera tácita, hace suponer que el nombramiento de las autoridades electorales de Venezuela deben converger en la intervención de factores externos al país y no acorde a lo previsto en la Constitución venezolana.

Sin embargo, es preciso señalar que el comunicado publicado por Guaidó es narrativamente ambiguo, difuso, donde las reiteraciones a su «disposición» a un acuerdo político guardan características de no establecer posiciones definitivas.

María Corina Machado se pronunció en un parco pero irónico tweet donde preguntó: «¿Cómo se llama la obra?», para referir que ello consistía en una farsa. Un gesto claramente congruente, entendiendo su historial de llamamientos a una intervención militar en el país y por sus intentos de capitalizar los seguidores más duros de la oposición.

Las reacciones fueron múltiples, con partidos y dirigentes cercanos a Guaidó en rechazo a la nueva directiva comicial. Sin embargo, dirigentes como Julio Borges y Leopoldo López, los operadores más sobresalientes del gobierno fake de Guaidó en el exilio, solo se ufanaron de difundir en sus redes el comunicado publicado por Guaidó, sin redactar pronunciamientos propios y más bien comentando en sus redes sobre otros temas (como las elecciones madrileñas), mientras que las redes de Henry Ramos Allup guardaban total silencio a la hora de esta redacción.

El frente internacional

A sólo horas del anuncio en Venezuela, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro se pronunció de manera enérgica y tajante, en términos y con tonalidades que ni siquiera el propio Guaidó usó en su pronunciamiento. Calificó a la AN como «ilegítima» y cuestionó que la «dictadura» de Venezuela impusiera al CNE.

Almagro afirmó apegarse a resolución anterior del Consejo Permanente de la OEA para desconocer los actos del parlamento venezolano electo en 2020 y, por ende, el nombramiento del CNE. El comunicado del Secretario concurrió de manera expedita, sin someter a nuevas consultas o debates en el Consejo Permanente, el desarrollo de la elección de las autoridades electorales en Venezuela y desconociendo la situación de los actores políticos opositores y las organizaciones de la Sociedad Civil que participaron en los nombramientos.

El frente institucional internacional que reviste la OEA, ahora personificada en la discrecionalidad del Secretario General como actor único y de facto, ilustra el marco de posibilidades adversas que lidiará el nombramiento del nuevo CNE venezolano.

El portavoz principal del Servicio Europeo de Acción Exterior de la Unión Europea (UE), Peter Stano, declaró que «la designación del Consejo Nacional Electoral (CNE) es un primer paso y parte de un proceso que seguiremos evaluando» y aseguró que «la UE seguirá apoyando el diálogo y los esfuerzos en curso para superar el actual estancamiento por medios pacíficos y democráticos dirigidos por Venezuela».

De esta manera, la UE marca distancia clara de la postura de la OEA y de los factores antichavistas venezolanos en franco rechazo al nuevo ente comicial. Por defecto fractura el «consenso» de desconocimiento a la AN vigente y de sus actos. Seguidamente, pone al relieve la inviabilidad de la perpetuidad en el desarrollo de la agenda de negación de hechos en la política venezolana, mientras estos transcurren imponiendo sus realidades.

Para la UE hay una clara posibilidad de que factores políticos en Venezuela puedan destrabar sus posturas y medirse en elecciones, situación en la cual un desconocimiento del nuevo CNE en tiempo presente sería un obstáculo a tiempo futuro.

En esa dimensión puede apreciarse la cautela de la UE y, de igual manera, al declarar que seguirán «evaluando» las próximas condiciones para el desarrollo de la confianza entre los factores políticos venezolanos.

Lo último se refuerza con las declaraciones emanadas desde el Departamento de Estado el jueves 6 de mayo, con las que se lee la misma intención de la UE de seguir el conflicto venezolano de manera cautelosa mientras se desarrolla un nuevo episodio de la vida política en Caracas, y que contrasta con la posición de la OEA; Estados Unidos estaría fungiendo una vez más el papel de policía bueno, policía malo, aunque claramente existen sectores en Washington que muestran su apoyo a una salida política de la crisis experimentada en el seno del Estado venezolano y su sociedad.

El congresista estadounidense y presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Gregory Meeks, dijo que esta era una oportunidad para revisar las políticas de Estados Unidos contra Venezuela, en referencia a las medidas coercitivas unilaterales, proposición que también apoya el senador Chris Murray. Ello es clave a la hora de abordar la agenda venezolana en Washington, pues ha sido una de las exigencias hechas por el gobierno de Nicolás Maduro ante la resurgencia de canales de diálogo entre Estados Unidos y el Estado venezolano.

Es probable que se desarrollen cambios de tonalidad, pero todavía dentro del desconocimiento de los actos de la AN venezolana, incluyendo el nombramiento de rectores.

Los desafíos que aguardan a los sectores políticos venezolanos interesados en que la regularidad electoral se desarrolle en Venezuela durante este año implican ganar en el espacio de lo político y lo institucional, fuera de Venezuela, los reconocimientos esenciales o básicos a las nuevas autoridades electorales y sus actos a seguir.

Todo esto se enmarca en una cruzada aún mayor para Venezuela, que reviste en debilitar las condiciones de bloqueo integral al país, que implican el desconocimiento de las instituciones venezolanas y sus actos.

 

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