Uno de los tres Grandes, y digo Grandes con el pecho henchido, de quienes pude saber y conocer, como dirigentes de la Liga Socialista, que se hizo de la OR, MEUP y Voto Nulo. Como trajinó con nosotros, de la mano de Carmelo y de Jorge, y de otros valiosos Camaradas; pero fue el imán de ellos tres el que atrapó nuestras juventudes, en mi caso cuando superaba la veintena de años. Cómo nos llenaban con su presencia, con su contenido, con su solidez ideológica; cosas que tú acompañabas espontáneamente con un humor sin ensayos. Sí quererlos fue fácil, atesorarlos lo fue mucho más. Y miren su despedida, con orden, como haciendo gala de disciplina consciente: primero, El Maestro Jorge, el que ejemplarmente afrontó los riesgos que presintió; el segundo, el Viejo Carmelo que se regocijaba de Jorge, y ahora tú el tercero, bienquerido por ellos y por todos nosotros, tú, el de la sonrisa permanente y el del Afiche, con las barbas y las esposas que recorrió todo el país y se esculpió en nuestras memorias de revolucionarios por siempre. Ya que te fuistes David, tómalos a ellos de las manos y busquen a Chávez y a otros de su gesta, y párensenos de frente para que observemos la calidad de la fibra humana que se ha venido logrando en este continum de lucha, para ir configurando el hombre nuevo de las sociedades por venir en época de Socialismo.
¡David, que orgullo contarte entre los que perseveran y triunfan!