Así era, así se fue
Mi querido hermano David camarada del alma que hoy se nos transforma y vuela alto, allá lejos en el infinito.
Se despide cubierto de honores y glorias de un pueblo a quien encarnó en su cuerpo y en su alma. Y ahí vuelan junto a él mis recuerdos y los mil amores que sentí por este hermano de la vida, de la lucha dura.
Un verdadero revolucionario.
Guerrero y honesto, leal a los principios como pocos. Lleno de talento y de valores humanos. Lleno de bondad y amor.
Hace dos días hablamos y cómo siempre, allí en el teléfono quedó grabada su sonrisa, su humor y su temple, burlando sus dolores.
Cumplió hasta el final de la vida con su condición de verdadero revolucionario.
Me embarga un dolor profundo como nunca en mi pecho.
Un abrazo fuerte a mi querida camarada Sara, y a toda su familia.
Un abrazo a los viejos camaradas de la ls/or.
Hasta siempre, mi queridísimo camarada David. Sigue tu vuelo hermano. La lucha sigue.