"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Territorio insurrecto

Los pueblos latinoamericanos se levantan contra la negación de la historia que representan  las grandes corporaciones económicas transnacionales que intentan imponer un gobierno global neoliberal,  negador de la independencia y la soberanía de los pueblos, a las naciones de América Latina, está siendo derrotada.

Las conquistas sociales logradas por gobiernos populares, como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia en contra corriente a los designios del imperialismo norteamericano y su  política neoliberal negadora de los derechos de los pueblos, se desarrollan y se defienden en la producción local y en las calles, han contagiado a otros naciones y pueblos como los de Colombia, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay y otros.

En contrapartida las grandes corporaciones económicas y financieras, arremeten con repuestas violentas, las exigencias de grandes contingentes sociales: los golpes de estados a gobiernos democráticamente electos por el voto popular casos Brasil, Honduras, Paraguay y ahora Bolivia, así como los intentos desesperados por derrocar al Presidente Nicolás Maduro, es la repuesta por la inequívoca pérdida de control social que han venido experimentando; en otros casos la manipulación y compra de conciencia caso Ecuador, o el uso de fuerzas militares y policiales casos Chile, Honduras, Paraguay, Colombia y Ecuador, lo cierto los pueblos no se detienen y avanzan progresivamente y exigen mayores reivindicaciones políticas, económicas, sociales y culturales, no paran.

Se demuestra que los pueblos desde sus propias iniciativas productivas, pueden tener y tienen crecimiento económico, sin necesidad de pasar por las exigencias y financiamiento del FMI y el BM, Venezuela lo experimentó desde el 2004 al 2013 y la agresión no se hizo esperar para intentar detenerla, Bolivia en 14 años consecutivos de gobierno de Evo Morales, mantuvo un crecimiento constante por sobre el 3% interanual, implementaron el golpe de estado para detenerlo; tanto Venezuela como Bolivia disminuyeron la desigualdad social en sus pueblos. En contrapartida Chile presentado como el milagro económico, icono del neoliberalismo en esta parte del mundo, se desenmascara y queda al desnudo la mentira, al presentar los índices más elevados de desigualdad social, en que el 1% de la población concentra el 84.7% de las riquezas y el 99% de la población solo tiene el 15.3% de las riquezas de esa nación.

Hay razones para ser optimistas, sin descuidar que el imperialismo y su política neoliberal, está perdiendo la disputa en América Latina, pero no está derrotado, continúa defendiéndose y agrediendo.

Es momento de fortalecer los bloques de poder contra hegemónico (CELAC, UNASUR, PETROCARIBE, ALBA, BRICHS), así  como la construcción de una plataforma de lucha de los movimientos sociales,  que  trascienda las diferencias circunstanciales y sectarias en pos de un proyecto político común de emancipación. De  esta manera la esperanza que renace en América Latina, podrá constituirse en una nueva realidad que derrote el neoliberalismo en esta parte del mundo.

Los pueblos siempre derrotan imperios.

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