"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Condiciones y garantías electorales en Venezuela

Aunque hay sectores empeñados en intentar salidas violentas y autoritarias, con la convicción de que así pueden hacer «caída y mesa limpia», la solución a la grave situación que vive Venezuela será pacífica, dialogada y democrática. Y en la medida en que el diálogo entre gobierno y oposición avanza, los temas electorales cobran mayor relevancia. Por ahora más como mera especulación sobre los temas que se tratan en Barbados o como producto de estrategias destinadas a torpedear el diálogo. Desde la oposición se plantean como exigencias un conjunto de condiciones y garantías para que en Venezuela se celebren unas elecciones «verdaderamente democráticas, libres, transparentes y justas».

Muchas de estas exigencias —la gran mayoría— ya las cumple el Poder Electoral.[i] Algunas pudieran considerarse razonables y merecen un examen riguroso, serio, o implican una concepción distinta a lo que está estipulado en las leyes. Otras parecen más bien caprichos de muchacho malcriado o sencillamente son propuestas descabelladas (como volver al voto manual). En algunos casos lo que se exige es que el Poder Electoral deje de cumplir con las responsabilidades que le atribuyen nuestra constitución y las leyes que rigen la materia electoral.

Parte de las exigencias que se hacen desde la oposición incluyen, por supuesto, la elección o nombramiento de nuevas autoridades electorales, el registro o inscripción de los venezolanos y venezolanas que han emigrado, el voto de estas mismas personas, el restablecimiento o rehabilitación política de partidos y dirigentes, y la presencia de misiones de observación electoral nacional e internacional «calificada».

Desde este espacio que nos ha abierto la Red Angostura nos proponemos ofrecer un análisis de cada una de estas exigencias, de modo que se pueda contribuir al necesario debate sobre las condiciones y garantías electorales en Venezuela. La propuesta es ofrecer cada semana una mirada sobre estos temas y evaluar la razonabilidad y viabilidad de estas propuestas (o exigencias), revisar la actuación del Poder Electoral y verificar hasta qué punto el sistema de garantías electorales permite la realización de elecciones «verdaderamente democráticas, libres, transparentes y justas».

Comencemos recordando que la mayoría de las condiciones electorales y garantías para el ejercicio del derecho al sufragio se encuentran contenidas principalmente en la Ley Orgánica de Procesos Electorales, aprobada por la Asamblea Nacional en 2009.[ii] La mención del año de aprobación no es casual: en el año 2005 la oposición decidió boicotear las elecciones parlamentarias y retirar todas las candidaturas, con la intención de «deslegitimar» al gobierno y provocar la caída de Hugo Chávez. Nada de eso sucedió y el chavismo ganó todos los cargos que se elegían.

Esa Asamblea Nacional —del período 2005-2010—fue la que aprobó la actual ley que rige los procesos electorales en Venezuela.

Se comentó mucho en determinados espacios académicos que era una ley hecha a medida del chavismo o que contenía estipulaciones contrarias a la democracia, especialmente lo referente al sistema electoral paralelo. Lo primero fue desmentido por la fuerza de los hechos en las elecciones parlamentarias de 2015: las leyes electorales producen una configuración de los cuerpos legislativos en función de la concurrencia electoral y el sentido del voto de los electores. No hay nada predeterminado.

Con respecto a lo segundo, se alegaba que Venezuela era un país que se había hecho una tradición con referencia a la representación proporcional y que la «personalización del sufragio» atentaba contra esa tradición. Más aún, se llegó a señalar que el sistema mayoritario propio de la «personalización del sufragio» convertía al sistema electoral venezolano en antidemocrático porque distorsionaba la «verdadera voluntad del cuerpo electoral». Es como creer que en EEUU o Inglaterra, países donde funciona exclusivamente el sistema mayoritario, no son democráticos.

Sobre estos temas probablemente volvamos más adelante.

Lo que queremos resaltar con el recuerdo del retiro de la oposición de las elecciones de 2005 y la aprobación de la LOPRE en 2009 es la importancia de la participación. Si bien no era un traje hecho a la medida del PSUV o del chavismo, muchas de las condiciones que contiene esta ley seguramente tendrían una configuración distinta —no mejor ni peor, sólo distinta— si la oposición hubiese participado en esas elecciones y hubiese contribuido a su discusión y aprobación. Otras experiencias de nuestro pasado reciente nos dicen que no han aprendido esta lección.

 

Notas

[i] Ya deberíamos dejar de decir que el sistema electoral venezolano es el mejor del mundo sólo porque lo dijo Jimmy Carter. Eso fue en 2006. Desde entonces hemos avanzado mucho en materia electoral. Más recientemente, la profesora Pasqualina Curcio coordinó un equipo de investigación multidisplinario que hizo un exhaustivo análisis del sistema electoral y publicó en 2015 un libro titulado El Modelo Electoral Venezolano, cuya versión digital se puede descargar aquí.

[ii] Otras de las condiciones están contenidas en la misma Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica del Poder Electoral y el Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales. Otras son establecidas en normativas específicas para cada proceso electoral, por ejemplo las referidas a las fechas de inicio y finalización de la campaña electoral o el espacio/tiempo de las candidaturas en los medios de comunicación.

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