"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

6 de diciembre de nuestra victoria

El 6 de diciembre del 2020 las fuerzas chavistas y de la paz pondrán fin al periodo ignominioso de la Asamblea Nacional capturada por la política antidemocrática y el odio de una oposición subordinada a los Estados Unidos,  y  escudada por los administradores de la Casa Blanca.

Durante cuatro años de combate, día a día y palmo a palmo,  las venezolanas y los venezolanos hemos construido un bloque popular, patriótico y socialista que en una situación de extrema dificultades garantiza  la soberanía,  la defensa y  la paz de la nación.

La capacidad y la solvencia del chavismo  para   remontar, desde diciembre del 2015, una crítica situación política y  nulificar  el peligro real de una guerra civil y de una intervención militar, es puesta a una prueba dura y decisiva.   En una coyuntura política que es determinada por una oleada   de gobiernos neoliberales en nuestro continente y por una frontal y sin tregua el pueblo venezolano resistió y resiste virtuosamente.

Una vez más se demuestra   y será demostrado  con más fuerza y rigor que no hay batalla final contra los pueblos  y que siempre colapsa toda hegemonía imperial y oligárquico-burguesa.

En esa tensión crucial entre la resistencia inconmensurable del pueblo venezolano y  las fuerzas neo fascistas y de derecha extrema que logran el control de la Asamblea Nacional en diciembre del 2015, las fuerzas chavistas avanzaron con sus mejores estrategias, y sin cantar victorias definitivas,  ciertamente la situación política interna adversa y el escenario  geopolítico  desfavorable se han ido diluyendo:

  1. La oposición interna está fragmentada en su conjunto y en términos de cada uno de sus sectores políticos;  y particularmente, la oposición  experimenta, como un todo,   una pérdida creciente de rumbo político y un aislamiento profundo con relación de la sociedad venezolana y en el plano internacional.
  2. En el Continente asistimos a una nueva oleada  popular, antineoliberal y democrática que   torna ineficaces los soportes continentales de la agresión contra nuestra patria: la OEA, el Grupo de Lima y la administración impresentable de los administradores impresentables de la Casa Blanca. Las significativas victorias populares de Bolivia y Chile demuestran como los pueblos latinoamericanos hacen evidente la  fragilidad  del tinglado imperialista y del imperio que ahora no puede moverse a sus anchas por Nuestra América. Es más que obvio  el proceso de deslegitimación de las políticas neoliberales y de los gobiernos corruptos.
  3. El tránsito hacia nuevo orden mundial cuya evidente expresión es la conformación de  bloques geopolíticos, de diversa naturaleza y escala que   aceleran el fin de la hegemonía de EEUU.
  4. Y la larga e imparable onda de recesión de la economía mundo capitalista ha sido reduplicada, exponencialmente,  por los impactos del COVID 19. El coronavirus implica la puesta en duda absoluta de la cadena logística del capitalismo; el posicionamiento de modos   diversos de centralidad del Estado; y el papel crucial del trabajo, de los trabajadores, ante el impacto letal del coronavirus a la clase capitalista no le quedo de otra que apelar al recurso de los “trabajadores esenciales”: admitiendo así la impostura de negar que la clase obrera es el sujeto primordial del proceso social del trabajo y por consiguiente la imposibilidad de escamotear la contradicción entre  capital y

La  impecable y heroica resistencia de las venezolanas y de los venezolanos ha sido la base, el fundamento, de las estrategias desarrolladas por el gobierno revolucionario presidido por Nicolás Maduro.

Las probadas virtudes del pueblo  venezolano han superado  los daños de los crimines   infligidos por los agresores de la Patria.  A pesar y contra del bloqueo económico, los atracos financieros y de las conspiraciones de todo tipo y a toda hora que impactan peligrosamente las posibilidades reales de construir el tejido socio-económico y cultural de la Venezuela bolivariana y socialista, los traidores de la Patria vienen siendo acorralados.

Es tarea nuestra  derrotarlos para siempre.   Es  primordial y  sin culipandeos:

  1. Recuperar la Asamblea Nacional para la Patria bolivariana y el tránsito socialista.
  2. Consolidar el sistema de democracia participativa, protagónica y decisoria: la democracia del poder del pueblo, el sistema de relaciones socio-productivas  y políticas que es expresión genuina de los bienes comunes y del principio solo el pueblo salva el pueblo.
  3. Avanzar con una Agenda Legislativa dotada de  la capacidad y potencialidad para superar  la crítica situación económica y  de meter en cintura a la política antibloqueo. Es ineludible e impostergable que la revolución bolivariana avance con victorias políticas en el terreno de lo económico.
  4. Instituir la Asamblea Nacional como el centro del encuentro patriótico por la paz y las relaciones democráticas.
  5. Erradicar la ignominia de la corrupción.

En la actual situación, saturada de dificultades  y de alto riesgo, es menester  construir las condiciones y crear  las posibilidades que determinen  la dimensión interna del Estado y de la sociedad venezolana que hace posible  la soberanía inexpugnable de la Patria.   A contrapelo de saltos al vacío, la lección de Chávez es la alternativa, el acontecimiento revolucionario que nos redime, definitivamente, como pueblo.

A toda revolución se le corresponde el “látigo de la contrarevolución”. Y debemos pasar, necesariamente, por ese cruce de espadas y así determinar la constitución  del pueblo venezolano como un sujeto histórico y la construcción del socialismo del siglo XXI.

El 6 de diciembre del 2020 es crucial, en ese brete  los apuros y aprietos son de quienes  no perciben la dimensión emancipadora del Preámbulo de nuestra Constitución:

“El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad…”

He ahí el  límite cero de la Patria. Nuestra elección, que ratificaremos el próximo domingo 6 de diciembre, es  la América Meridional de Simón Bolívar conjugada  con la Patria socialista de Hugo Chávez: el alma y arma de la  revolución bolivariana.

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Fernando Soto Rojas, David Nieves, Francisco Cedeño, Jesús Martínez, Alexis Corredor, Rodulfo Pérez, Gaspar Camacho, Julio Toro, Ingrid Cortez, Nelly Carrillo, Castor Díaz, Fernando Soto Bustamente, Roger Jiménez, Walkiria Zurita, Gisela Manzano y  Vianney Silvera.

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