Camuflado en el polo corporativo transnacional y las multilaterales, el neo imperio (ius novus) acumula un poder económico, político y militar superior al de los Estados Nación. Sólo la GAFATM (google, Amazon, Apple, Tuiter, Facebook y Microsoft) y las farmacéuticas reúnen más PIB que una treintena de países. Esa élite plutocrática, instaura un gobierno global totalitario draconiano. Sin legitimidad devasta democracias y repúblicas, concentra riquezas y genera la periferia de pobres desterrados, destinados a sobrevivir lo «mínima vital».
Hoy, escondido detrás de la ONU, Corte Internacional de Justicia, Exxonmobil, y de posiciones irreconciliables entre Guyana-UK y Venezuela respecto al Esequibo, trama y ejecuta el plan para concretar un despojo histórico.
El Coloniaje Británico justifica su supuesta propiedad apelando al Uti Possidetis del common law anglosajón, nosotros a la norma jurídica político-territorial de Bolívar. La primera reconoce que quien posee de hecho la conserva «uti possidetis, ita possideatis», ocupándola hasta demostrar la propiedad. El Libertador prescinde de la posesión u ocupación del territorio, toma en cuenta sólo el título jurídico legal y le imprime un carácter irrevocable y definitivo.
El Laudo Arbitral de 1899 estableció la Línea Schomburgk como frontera entre la Guyana Inglesa y Venezuela, apropiándose de nuestro territorio. Brasil protestó el exceso del Laudo alegando que el Tribunal juzgó “ultrapetita” sobre cosas no reclamadas por Venezuela ni por Gran Bretaña.
El Acuerdo de Ginebra de 1966, encasilló la reclamación y convirtió el procedimiento, “en un tornillo sin fin”, al que por más vueltas dadas, no lograremos sacar del mismo punto en que empezamos. Sin ir al fondo del asunto, no trata el despojo del territorio, sólo recoge la declaración unilateral de Venezuela: el Laudo es nulo e írrito, mientras Guyana-UK responde: demuéstrennos que el Laudo es nulo e írrito” (Lara Peña).
Un cerrojo hermético ha mantenido a los venezolanos fuera de esta discusión vital. Reclamamos ante la opinión pública que todos los interesados y estudiosos debemos disponer de la documentación en cuanto al territorio de la Patria se refiere. Difícil defender un instrumento multilateral confuso, contradictorio, impreciso, inconsistente, incompleto, por consiguiente de difícil aplicación.
Guyana-UK utilizó como estrategia lo previsto en el acuerdo: arreglo práctico de la controversia, siguiendo el procedimiento del Artículo 33 de la Carta de la ONU. Mientras tanto mantiene “soberanía” concreta sobre territorio venezolano, con todas sus consecuencias políticas, jurídicas, económicas y militares, a tal punto de dar concesiones a personas jurídicas y a terceros gobiernos y establecer pactos bilaterales, ultrajando nuestros intereses.
Tomaron ventaja, al realizar toda clase de actos de posesión y usufructo ilícitos, ilegítimos. Esa posesión deviene de un acto de fuerza contra Venezuela cometido por Inglaterra. Nos negamos a reconocer la aberración de la colonización y a la Doctrina de la “dominación política para adquirir territorios”, como forma de derecho a propiedad por prescripción, base del ilegítimo Laudo de 1899.
Vandalismo e hipocresía británicos, aplicados en 1902, cuando incorporaron el Estado Boer en Sudáfrica y en la Sociedad de Naciones pedían sanciones contra el fascismo y la anexión a Italia de Tripolitania y Abisinia, alegando que la “dominación política carecía de eficacia jurídica internacional”, en 1932 con la condena de la “Doctrina Stimson” cuando EEUU pretendía frenar la expansión japonesa en China y en 1947, obviando la condena del Tribunal Militar Internacional de Núremberg, referida al caso de Checoeslovaquia.
Guyana-UK hizo suya la posición colonialista heredada del imperio que los subyugó: sostener la inexistente validez jurídica de actos por los cuales Venezuela fue despojada de parte de su territorio. Unilateralmente, fuera de cualquier arreglo, en connivencia con el Secretario General de la ONU, decidió dirimir el diferendo limítrofe bajo la competencia de la CIJ, dejando sin efecto nuestros derechos históricos sobre el Esequibo, imponiéndonos un juicio, desigual y sin garantías del debido proceso, en el que las partes acuden supuestamente en igualdad de derechos, con riesgos de perder nuestro derecho, debido a una defensa técnica que creemos es inadecuada, fracaso de significado estruendoso y devastador para la Nación y generaciones futuras.
Al protestar sin fuerza ni habilidades como en otros casos, aceptamos tácitamente la estrategia de corporaciones mineras y petroleras, detrás de la política exterior de Guyana-UK, retrotrayéndonos al desastroso Laudo Arbitral de 1899 y sus nocivos efectos.
Soberanía significa independencia. Un estado soberano no reconoce ningún poder superior sobre su propio gobierno, sean compromisos legales internacionales que comprometan o socaven la Constitución y la integridad territorial (Rabkin).
El despojo planificado de Guyana-UK a través del juicio amañado en la CIJ, demuestra la necesidad de un giro radical hacia el realismo político en las relaciones internacionales. Si principios de negociación y cooperación, entran en conflicto con el aumento del poder e interés nacional, deben primar los últimos e imponerse la realidad geopolítica.
No aplicarlo pondría en riesgo valores especiales: la geografía, los recursos naturales, la capacidad industrial, el apresto militar, la población, pues se requiere una gran población para el control efectivo del territorio, operar la industria, la agricultura y poseer un ejército; el carácter nacional, la moral nacional, la calidad de la diplomacia y la calidad del gobierno. (Morgenthau).
Apelamos a nuestra noción de “auto-conservación” del Estado soberano, no renunciamos al Conatus Spinozista: derecho de perseverar en nuestra propia existencia como nación.
Evitemos caer en la trampa de los discursos pseudo humanistas manipuladores de las multilaterales y Guyana-UK que muestran nuestro país como hostil, agresivo y egoísta porque reclamamos nuestro territorio. Al procurar que renunciemos a lo nuestro en favor de otro decimos: no somos culpables de la usurpación y despojo que nos hiciera la “Pérfida Albión”, no pueden convertir a un país en rehén y sacrificarlo por un acto de colonización. Es inaceptable imponernos un deber de hospitalidad incondicional con Guyana-UK, negar lo que somos como Estado Nación y lo que nos pertenece jurídica, material y éticamente.
No hay casa común que valga, como pretenden hacernos creer desde la ONU, menos para saquearnos. No pueden imponer con violencia y explotación la comunidad, la justicia, la equidad, mucho menos el derecho. Tenemos la obligación inalienable e imprescriptible de defendernos en el terreno que sea y como sea. No se equivoquen: El Sol de Venezuela nace en el Esequibo.